1 ...7 8 9 11 12 13 ...21 Malerba (2004) también distingue los sectores conforme a los actores y redes que lo integran. En relación con los actores, por una parte la heterogeneidad de las empresas caracterizan un sector tecnológico, según sus competencias, conductas, particularidades de la base de conocimiento, experiencia y procesos de aprendizaje, interacciones y trayectorias innovadoras. También son actores constitutivos de un sector las organizaciones no empresariales como las universidades, organizaciones financieras, autoridades locales o agencias gubernamentales. Estas organizaciones tienen roles diferenciados según los sectores tecnológicos considerados. Por ejemplo, el capital de riesgo y el sector universitario han sido claves en la biotecnología; los gobiernos locales, en el sector de máquinas y herramientas; el apoyo militar, en el inicio de los semiconductores y computadoras, y el capital de riesgo, en el software, la biotecnología y la multimedia.
Por su parte, las redes formales o informales, de integración vertical u horizontal, conformadas a partir de relaciones de mercado o de no mercado, también determinan las características de un sector (Malerba, 2004: 24-26).
Finalmente, este enfoque diferencia a los sectores tecnológicos en sus actividades de innovación, según sus instituciones típicas. Desde la perspectiva sectorial, las instituciones son la serie de constructos sociales constituidos de organizaciones y sistemas de reglas diseñadas para proveer recursos intangibles a los agentes, así como algunos de los recursos tangibles básicos requeridos para coordinar sus acciones (Coriat y Weinstein, 2004: 331).
A partir de ese supuesto, Malerba (2004) considera que existen instituciones específicamente sectoriales (como los mercados laborales, las instituciones financieras sectorizadas, los acuerdos y estándares en software, y algunas regulaciones en el campo de la farmacéutica). Estas instituciones pueden emerger de decisiones conjuntas de empresas u otras organizaciones, así como de la interacción inesperada de agentes (Malerba, 2004: 27).
Sin embargo, en muchos casos esas instituciones son resultado de una deliberación política y de opciones nacionales sobre el estilo de desarrollo deseado de la sociedad. Muchas de esas instituciones superan el rango sectorial y tiene carácter nacional como los sistemas de patentes, las formas de los mercados de trabajo, los sistemas de gobernanza corporativa de las empresas, o el tipo de sistemas educacionales (Coriat y Weinstein, 2004: 331-339). En estos casos, resulta difícil establecer la relación causal entre el sector y las instituciones que lo acompañan, y discernir cuál determina al otro. En última instancia, el establecimiento de esa relación depende del análisis cuidadoso de la evolución de cada sistema sectorial específico de interés (Malerba, 2004: 27).
En relación con el problema de investigación que se expone, esto significa que determinados factores que influyen en los procesos de transferencia entre ciencia e industria pueden estar directamente relacionados con la dinámica y evoluciones de cierto sector. Otros en cambio, pueden adquirir una dimensión nacional que afecta a veces diferenciadamente según el sector, y a veces a todo el sistema nacional de innovación por igual.
Si se adopta el enfoque de sistemas sectoriales de innovación, podría suponerse que la vinculación entre sectores innovadores e instituciones y organizaciones, arrojarían patrones completamente distintos según el sector considerado. Por ejemplo, en los modelos más cercanos a los sectores de la biotecnología, la genómica o las tecnologías de la información, sus dinámicas llevarían a determinadas formas distintivas de apropiación de rentas (predominio de las patentes sobre los secretos industriales) y del conocimiento (valorando de forma clave sus dimensiones tácitas); de mecanismos de transferencia, y de formas institucionales de coordinación y apoyo. Lo contrario acontecería, por su parte, en modelos ligados a sectores más maduros, como las industrias de escala intensiva; de máquinas y herramientas, y de productos estandarizados (Coriat y Weinstein, 2004: 341).
Esta investigación propone la coordinación institucional y organizacional como el eje problemático de la investigación, transversal a las redes ciencia-industria para la transferencia a analizar. De esta forma, el análisis busca destacar la efectividad de esos procesos de coordinación, los actores presentes y ausentes en ella, y las consecuencias que esos modelos de mediación tienen sobre las redes analizadas, lo que implica que no habrá una focalización central del análisis en la composición sectorial de la industria en Estados Unidos (con una mayor presencia de patrones de innovación Mark II), en México (donde se supone predomina un patrón Mark I) o Canadá (donde se podría encontrar la presencia de sectores de ambos tipos). Antes, el análisis propuesto buscará ver la interacciones de esos sectores industriales con el Estado, el sector científico y otros actores relevantes, en el marco de un tipo de coordinación institucional dada a nivel nacional.
Esto no supone que el componente tecnológico y las características distintivas de cada sector en sus actividades de innovación sea dejado de lado. Por el contrario, se reconoce que la óptica analítica de regímenes tecnológicos, permite situar aspectos críticos para la comprensión del objeto de estudio, y del problema de investigación planteado en torno a él. Cuando dicha coordinación adquiera un rango distintivo derivado de las características del sector en que se insertan las redes en cuestión, ese proceso será destacado y contextualizado a ese entorno. Esta salvedad conceptual permite clarificar los criterios para la selección de la unidad de análisis, y evitar comparaciones forzosas que omitan esta dimensión sectorial, analíticamente central y directamente relacionada con los procesos de transferencia entre ciencia e industria.
Dados los argumentos precedentes, la comparación entre las redes nacionales analizadas, los marcos institucionales más amplios y los procesos de intermediación que propone esta investigación, se dará desde los procesos institucionales y organizacionales de coordinación. Esto justifica la importancia gravitante que tiene sobre el modelo analítico propuesto la perspectiva de regímenes institucionales que se presenta en el siguiente apartado.
Lo anterior no reduce la importancia de la categoría de régimen tecnológico sobre dicho esquema. El concepto en particular permite distinguir patrones que reflejan las formas en que se abordan las actividades innovadoras en diversos sectores tecnológicos y las conductas tecnológicas que adoptan distintos tipos de empresas. Estas categorías permiten caracterizar conductas generales de los sistemas de innovación (a nivel macro), y las consecuencias que de ellas se derivan sobre los niveles meso y micro de análisis, especialmente en torno a:
1 las capacidades de absorción de las empresas para utilizar conocimiento generado por otras organizaciones como universidades y centros de investigación;
2 los tipos de conocimiento externo que estas empresas requieren;
3 sus capacidades para realizar demandas específicas de conocimiento a ser transferido desde otras organizaciones, y
4 el entorno organizacional que requiere el perfil de especialización sectorial que adoptan, especialmente a nivel de organizaciones intermedias de apoyo a la transferencia ciencia-industria.
Regímenes institucionales
Modelos institucionales de regulación liberales y coordinados
La visión de regímenes institucionales parte del supuesto de que las condiciones de producción de la innovación para el desarrollo de sistemas nacionales se vinculan con instituciones históricas del sistema social. Como marco interpretativo, los modelos nacionales de instituciones (como los sistemas de regulación laboral, protección social o apoyo a la innovación industrial y al desarrollo científico y tecnológico) son vistos como mediaciones entre los órdenes científicos, económicos, políticos y domésticos. Dichos modelos consisten en redes de relaciones entre el mundo de la investigación y el conocimiento, el de la empresa y el mercado, el espacio de la política y la esfera del lazo social (Lesemann, 2007: 70). Para esta visión, las diferencias nacionales institucionales —sobre todo políticas— son la causa primaria de conductas innovadoras diferenciadas (Zachary, 2004) y el factor explicativo central del mayor o menor desarrollo de empresas que recurren de forma intensiva al conocimiento.
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