La noción “integral” implica una visual direccionada de la totalidad en la completitud de las cosas, y hace referencia a que se evita la omisión de algo. Y en esta, la era del direccionamiento (gestión) del conocimiento ( Knowledge management ), que va más allá del estratégico y táctico, se hace la invitación desde las ciencias y las tecnologías para comprender cómo evitar la “deshumanización” y trabajar con los vínculos que unen las partes con el todo de las cosas, cuyo enfoque también pretende ir más allá del mero estilo de dirigir (gerenciar y liderar), desde afuera, para afuera. Es más, la integralidad es postulado para comprender la vida con mirada generosa (holística) en un mundo entendido como voluntad y representación (Schopenhauer, 2010).
De manera que por “integral” comprendemos la noción de una súper-visión, requerida para la sostenibilidad perdurable de la vida del mundo sensible a partir de la mente-alma-humana en la racionalidad y con espíritu transcendente en las intangibilidades; la verdad, lo bueno y lo estético; los ámbitos culturales de ciencia, valores y arte; y la naturaleza, el ser y la cultura (Wilber, 2001). En las representaciones del concepto “integral”, necesariamente comprendemos lo transdisciplinar . Por tanto, los procesos directivos integrados se circunscriben a las verdades y las dudas que abrigan a las ciencias sociales, humanas y administrativas frente a los cambios, que, entre otras cosas, son aplicables a los espacios personales-íntimos y a las organizacionales-funcionales.
Finalmente, hacemos referencia del sustantivo “vida” en la aproximación de una dirección integral de vida. La vida es “trama” (Capra, 2015), fuerza vital o actividad interna substancial, frágil, por medio de la cual el ser (ente) obra porque la posee y la significa en las transformaciones. Porque la vida no es solo ser; es serse ; notarse-ser-actuando. Y mejor, notarse estar siendo sano, enfermo, vidente, atontado, cansado, triste, acariciado… Además, en todos esos estados, la vida es espontaneidad, complejidad, absolutamente generosa en las sorpresas. Las ciencias corroboran que en ella preexisten fuerzas internas que obran a partir de entes, en la gran cadena en los niveles del ser, manifiestas en la existencia a partir de los reinos mineral, biológico, animal y humano, este último, eslabón de la cadena en acelerada evolución en tan amplio rango de las facultades (Schumacher, 1977).
Proseguimos hacia las esencias…
CAPÍTULO PRIMERO
FUNDAMENTOS DEL SER PARA SABER OBRAR: HACIA UN PANORAMA
Si hay que buscar el sentidode la música, de la filosofía,de una rosa, entonces noestamos entendiendonada.
José Saramago
HACIA UN MARCO CONCEPTUAL
RAÍCES FILOSÓFICAS
Las nociones del Ser para Saber Obrar (SSO) se validan por las disciplinas filosóficas que las sustentan; las entendemos desde la siguiente aproximación y cada cual con las otras dos de la trilogía y alcances:
I. Ontolología . Rama del saber que se ocupa de explicar las esencias del ser que se es –ahí– ente consciente de sí mismo. Ser que se interpreta en su verdad en correlato entre la consciencia espiritual de la consciencia (del alma-psiquis) y la realidad a partir de la mismidad , puesto que el ser –en los “aquí y ya” en la interactividad– es representación de un estado continuo de saberes determinados por serse consciente de sí mismo con la realidad en la que actúa (obra).
II. Epistemología . Disciplina que versa sobre la esencia del conocimiento , experiencia psicomotora que define el saber –gobierno de la idea– en las trayectorias evolutivas de las ciencias, técnicas y tecnologías. El saber es condición de la mente-pensamiento (inteligencia), estadio de la consciencia –por entender y darse cuenta de [ being aware of ]– que entiende lo que entiende sobre uno o varios conocimientos que comprende, retiene y aplica y con salida al aprehender a ser.
III. Gnoseología . Estudio sobre el discernimiento o conocimiento de la esencia del saber hacia al objeto destinado en la obra del mundo físico y metafísico. Acción o acciones tácitas de comportamientos del ser que se sabe sensato e interpreta sobre el objeto de su ser para saber poner en acción lo que requiere de acuerdo con el discernimiento.
SER, SABER OBRAR (SSO): TRILOGÍA
Por “trilogía” entenderemos el sistema (abstracto) de nociones cuyos alcances transdisciplinares se mantienen como un todo en las reciprocidades (con base en Bertalenffy, 1968). Esto incluye las posibles relaciones entre cada noción e interpreta las relaciones para comprender la interrelación recíproca que se revela en conjunto como unidad (integrada). Desde cada noción se conforma el todo trilógico, invocando la capacidad de significar cada uno de los conceptos-nociones frente a sí en consonancia con los otros dos. Se dilucidan de acuerdo con los contenidos taxativos sobre la vida sensible e insensible en las implicaciones de “entender que se entiende” (Lonergan, 1957) para retener y luego, aplicar.
Cada noción en sí misma atesora apreciaciones de conocimientos esenciales en pro del entendimiento para la comprensión del sí mismo y el objeto externo con el que se relaciona. En las reciprocidades cada noción-concepto requiere un proceso de razonamiento que se articula en la dependencia mutua –o en las interdependencias–, facilitando “saberes”, conocimientos integradores en las construcciones del conocimiento en las nueve propiedades:
El Ser en sí | Ser < ≈ > Saber | Ser < ≈ > Obrar
El Saber en sí | Saber < ≈ > Ser | Saber < ≈ > Obrar
El Obrar en sí | Obrar < ≈ > Ser | Obrar < ≈ > Saber
< ≈ > = reciprocidad de doble vía.
Por tanto, el ser consciente aprende y se aprehende (a ser) en saberes sobre el mundo interno o externo por los medios (preguntas) y las razones (necesidades) que fueren. Por estar consciente de saberse aprendido/aprehendido , se sabe inteligente (conocedor) sobre determinados conocimientos, saberes que se retienen en la memoria para y por algo desde la atención. Lo que implica que se enfundan concluyentes alcances, objetos del saber. La utilidad (beneficio) pone determinado saber expreso en la acción, en el obrar, consecuencia del conocer del ser que atañe a la dimensión de la imaginación en cuanto esta designa (gestiona/dirige) el conocimiento en las construcciones del conocimiento en los diferentes saberes.
El resultado del obrar a partir del conocimiento es esencia del pensamiento y los sentimientos de la vida interior a partir de la consciencia, el motor de la vida psíquica y biológica. De manera que cada noción de la trilogía tiene una o más correspondencias, reciprocidades con las otras dos, con nueve perspectivas diferentes en las combinaciones. Cada noción del SSO y sus conceptos se presentan en los capítulos correspondientes; se integran con otras trilogías complementarias, como identificamos más adelante, y actúan en calidad de hilos conductores –intrínsecos a los desarrollos formativos del fortalecimiento de las virtudes, el desarrollo de las habilidades transversales con las competencias colaterales y organizacionales y facultades endógenas– en pro del desarrollo integral de la vida.
En esencia: el ser humano es ente consciente; a media ración sabe que se es; como tal, que aprende y se aprehende, construyéndose poco a poco. Al saberse conocimiento, obra fundiendo la consciencia racional, afectiva, volitiva, ética, estética… entre múltiples niveles en el entendimiento (comprensión) del “sí mismo” ( self ) con los respectivos “yos” según los roles que cada uno ejerce y las “voces” que autoescucha por parte de la consciencia en las experiencias. Se sirve de códigos (lenguajes) para comunicarse con el mundo externo en la transferencia de significados de doble vía desde la inmediatez del sí mismo y en las intencionalidades que formula. Cada una de las nociones de las trilogías asciende, se renueva hacia diferentes cotas; de manera que el sustantivo “ser” junto con los verbos “saber” y “obrar” de cada disciplina de la filosofía se interpretan según las interrelaciones que conforman el tejido de la malla curricular.
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