Como se puede analizar, el grupo paramilitar inició su recorrido de la muerte desde la vereda La Aguja —Zona Bananera— y en su recorrido no fue atacado por la guerrilla. En su recorrido detuvo los carros en la vía, entró a las viviendas de los campesinos e interrogó a presuntos colaboradores de la guerrilla, los cuales eran reconocidos por los guías guerrilleros. Muchos campesinos fueron avisados por integrantes de la guerrilla para que abandonaran la zona porque podían ser asesinados por el grupo paramilitar; otros, por sus propios medios abandonaron sus fincas y se desplazaron hasta el municipio de Ciénaga a esperar que el grupo de paramilitares abandonara la zona. Los campesinos que no se desplazaron fueron sacados de sus casas e interrogados para saber si eran guerrilleros. El grupo paramilitar asesinó a las personas que eran señaladas por los guías como presuntos colaboradores de la guerrilla. La mayoría de las muertes fueron causadas con armas blancas (cuchillo y machete) y tiros de gracia para no generar ruido y así no tener que enfrentar a la guerrilla:
Imagen 4. Cortando leña
Fuente: Archivo Oraloteca (2020).
El que llevó a los paramilitares allá fue un guerrillero al que le decían Jesús; él era guerrillero del ELN. Él era conocido por allá porque pasaba mucho en la base que tenía la guerrilla más arribita de Siberia. Cuando llegaron los paramilitares a nosotros nos avisó un vecino que nos fuéramos porque venían subiendo los paramilitares matando gente. Cuando los paramilitares llegaron a la casa de mis papás, la encontraron vacía. Nosotros nos fuimos para los corrales de las mulas y eso está un poquito lejos de la casa. Allá duramos tres días escondidos y salíamos a buscar comida a la casa y regresábamos. Cerca de Siberia la guerrilla tenía la base y ellos vieron pasar a los paramilitares, pero no los enfrentaron porque ese día había unos quince guerrilleros y había como cuatro guerrilleras embarazadas y por eso no los enfrentaron (V. Meriño, comunicación personal, febrero del 2020).
El grupo paramilitar siguió el camino a San Pedro de la Sierra sin que se registraran combates con la guerrilla. A diferencia de lo que hicieron en Siberia, en el corregimiento de San Pedro de la Sierra el grupo paramilitar ejecutó la mayoría de los crímenes en la plaza del pueblo. Por lo tanto, la tortura y los asesinatos colectivos se hicieron para que todas las personas los vieran, los escucharan y lo supieran. El grupo paramilitar dirigido por alias Daniel, 5.7 y Adán Rojas se sintió con el poder absoluto frente a una población indefensa, sin tener un contendor legal o ilegal que les hiciera contrapeso:
Anoche al cierre de la presente edición, se confirmó que seis cadáveres sin identificar fueron bajados desde San Pedro de la Sierra a la morgue del Hospital San Cristóbal de Ciénaga, donde las autoridades procedieron a la identificación de los mismos con la ayuda de algunas personas que se acercaron hasta el sitio. Las informaciones que hemos recibido en este despacho también dan cuenta del ajusticiamiento de 10 hombres en el corregimiento de San Pedro de la Sierra. Estos campesinos inicialmente fueron maniatados y mantenidos durante varias horas en la plaza principal y posteriormente asesinado[s] a tiros y machete, sostuvo la funcionaria (El Tiempo, 1998, pp. 6-7).
La masacre cometida por el grupo paramilitar estuvo asociada al estigma que siempre se le tuvo a los campesinos de estos dos corregimientos de ser auxiliadores de la guerrilla. Desde mediados de la década de 1980, la guerrilla le dio duros golpes a las fuerzas militares en estas dos zonas, donde murieron varios soldados pertenecientes al batallón Córdoba. La Policía Nacional y las Fuerzas Armadas no encontraron el apoyo de los campesinos por temor a represalias de la guerrilla. Otro motivo por el cual se les estigmatizaba como colaboradores de la guerrilla estaba relacionado con el ocultamiento y traslado de los secuestrados hacia el corregimiento de Siberia o San Pedro de la Sierra. Este estigma hacia estas dos poblaciones las puso en la mira de los grupos paramilitares, poniendo en riesgo la vida de los campesinos de estos dos corregimientos. Para el grupo paramilitar todas aquellas personas que no eran de la localidad eran estigmatizadas como guerrilleras y eran asesinadas.
La guerra contra los Rojas
En 1996 fue capturado Adán Rojas Ospina, sindicado de los delitos de concierto para delinquir y porte de armas. El 16 de septiembre de 1999, Rigoberto Rojas Mendoza y su grupo liberan a su padre de la cárcel Rodrigo de Bastida de Santa Marta. En esa misma operación también se fugaron Eliseo Beltrán Cadena, alias el Gordo; Javier Enrique Llaruro, alias Cianuro; alias la Leona, y Eduardo Bengoechea Mola, alias el Flaco. En su fuga, el grupo de los Rojas decide robar un carro. En este acto delictivo participaron José Gregorio Rojas y Álvaro de la Pava Valencia, alias el Cabo de la Pava, miembro activo de la Policía en ese momento:
El día 24 de Septiembre de 1999, se produce el homicidio de Emérito Rueda Ríos, amigo cercano de Hernán Giraldo Serna, a manos de hombres del grupo de los Rojas, en hechos que se dice apuntaban a un secuestro, pero los Rojas han manifestado, que se trató del hurto de una camioneta; lo cierto es que fue interceptada la camioneta donde se desplazaba Emérito Rueda, ganadero de la región, que venía de su finca, en compañía de su medio hermano Andreino Isaza Ríos, presentándose un cruce de disparos muriendo en el lugar Emérito Rueda Ríos, y el Cabo de la Pava, quedando herido Andreino; el cuerpo del suboficial de la Policía, Cabo de la Pava fue enterrado en Girocasaca por el grupo de los Rojas, pero el GAULA de la Policía exigió su entrega, por lo que fue desenterrado el cuerpo, y abandonado en los predios del SENA Agropecuario de Santa Marta donde fue recogido por la Policía y reportado como muerto en actos propios del servicio, expidiéndose la resolución No. 003889 de 27 de Septiembre de 1999 (Fiscalía de Justicia y Paz, 2006, p. 24).
Dentro de la estructura armada que comandaba Hernán Giraldo, Emérito Rueda jugaba un papel importante: por un lado, era amigo de Hernán Giraldo desde la época de la bonanza marimbera; por otro lado, era un narcotraficante que le dejaba grandes ganancias a la estructura armada. El asesinato de Emérito Rueda fue el punto de inflexión para que el grupo de los Rojas, comandado por Adán Rojas y las Autodefensas Campesinas del Magdalena y La Guajira (ACMG), comandadas por Hernán Giraldo, se fueran a una confrontación militar (El Tiempo, 2000). Entre Adán Rojas y Hernán Giraldo siempre existió una amistad, hasta delinquían en el mismo territorio. Para comienzos del año 2000, Hernán Giraldo decide atacar militarmente al grupo de los Rojas. Antes de hacerlo, les informa a los hermanos Carlos y Vicente Castaño y son estos los que dan el aval de atacarlos. Los hermanos Castaño comisionan a alias Tolima y Mono leche para que apoyen militarmente al grupo de Hernán Giraldo durante los enfrentamientos:
la casa donde vivía la esposa de Adán Rojas fue atacada con granadas. Giraldo envió un grupo de 150 hombres para matarlos, durante la guerra se registraron muertes en la región de Jirocasaca en la Sierra Nevada, y en Santa Marta y otras poblaciones aparecían muertos diariamente (Verdad Abierta, 2009, p. 32).
Las primeras víctimas de estos enfrentamientos se dieron en la vereda El Cúrval y en la vereda Girocasaca, donde los Rojas tenían su campamento. Después de varios días de combate, Adán Rojas y Rigoberto Rojas fueron heridos; en esa misma acción murieron alias el Loco, el Caleño y un mecánico que prestaba sus servicios a los Rojas. Las ACMG logran la expulsión de los Rojas del territorio, lo cual obliga a Rigoberto Rojas y Adán Rojas a huir hacia Barranquilla. En el peaje de Tasajera es capturado por la Policía Rigoberto Rojas; Adán Rojas es capturado en un centro médico de la ciudad de Barranquilla mientras se recuperaba de las heridas. Un grupo de hombres que pertenecía a las filas de los Rojas se pasó a las ACMG; entre ellos, alias el Gordo y alias el Flaco Bengoechea, quienes se entregan a Pacho Musso, entregándole las armas que los Rojas tenían en caletas. El grupo de los Rojas se desestabiliza y se repliega: algunos de sus miembros se van al interior del país y otros buscan protección de las AUC.
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