—Eso depende –respondí y extendí mi mano para saludarla, ella la apretó inquieta y la quitó deprisa. Le regresé la tarjeta con amabilidad y mientras la volvió a guardar nerviosa en ese apestoso bolso mojado, acomodé mi garganta y agregué–: Si dijera que soy él... ¿Con quién tendría el agrado de tratar?
—Mi nombre es Evangelina Vona, señor... quien sea. Y... vengo a pedir trabajo.
—Perdón... ¿Me repetiría lo que acaba de decir?
—Ese misterioso... tal Sr. Sombra le iba a prestar mucha plata a mi hermano –respondió la joven. Intenté hacer memoria, había cerrado tantos contratos de dinero que no pude descifrar de quién estábamos hablando. Can se paró junto a nosotros y la imagen de la pantalla gigante apareció frente a mí. Sí. Claro. Naranja Ricky. Evangelina miró a mi colega y luego a mí, estaba rodeada y nuestras miradas cómplices la alertaron, un rayo afuera no fue de mucha ayuda y eso la espantó exhalando un leve grito. Can me hizo una seña con los ojos y se fue hacia la barra cercana con Nadín que no dejaba de vernos. Volví a mirar a la chica empapada y ella dejó de revolear la mirada para todos lados asustada y me miró abriendo más los ojos–: No quiero plata prestada, quiero trabajar para ayudarlo a pagar su deuda.
—¿Querés trabajar acá? –comencé a tutearla, era demasiado tierna, sonreí disimuladamente para no ofenderla, pero igual lo notó así que no me quedó más remedio que seguirle el juego, ella parecía hablar muy en serio y era una falta de respeto de mi parte burlarme de eso. Puse mi mano sobre mis labios pensativo y recorrí su figura de pies a cabeza detenidamente poniéndola muy incómoda, descansé mis ojos sobre su busto, era pequeño y no se podía apreciar bajo toda esa ropa grande, pero al estar mojada caía indebidamente sobre su piel enseñando un poco su forma, ya dije, no eran senos grandes pero estaban firmes y ya no podía dejar de verlos, otra vez el fuego me carcomía, se había calmado por un momento, pero la revisión que hice de su cuerpo lo volvió a encender. Ella se cruzó de brazos notando mi vulgar mirada y su rostro se transformó. Me vi obligado a explicarme y sin quitar la mano de mi boca, hablé en tono seco y casi ordenando–: Sacate la ropa.
—¿Se volvió loco? –dijo ella confusa sin enojarse demasiado. Realmente me estaba sorprendiendo su actitud, no salió corriendo, no gritó, ni siquiera se ofendió. Estaba viéndome fijo y me aventuraría a decir que me veía como a un loco.
—Señorita... ¿Qué clase de trabajo buscás exactamente hacer en un club de esta categoría? No es un jardín de infantes, a eso me refiero. Necesito ver tu cuerpo desnudo para decirte si estás calificada para trabajar para mí. Y en el caso de que aún me queden dudas, tendríamos que tener sexo. Pero eso lo decidiré yo. –Ella me miró seria y con la boca abierta, seguro reuniendo las palabras para responder, pero en lugar de eso se echó a reír a carcajadas haciendo que todos los empleados, incluido Can, volteen a vernos. Tuve que admitirlo, su reacción me sorprendió, me obligó a bajar la mano de mi boca y a sonreír inconscientemente; ella dejó de reír y se secó una lagrima provocada por la propia risa, me miró sonriente y meneó la cabeza a ambos lados en negación viendo hacia mí. Di un paso hacia ella y casi le pisé los pies, una ráfaga de mi aroma la envolvió y se puso tensa y seria mientras seguía viéndome. Susurré en voz muy baja sobre su rostro–: Así que... sos la hermana de Ricardo Vona.
No veía el futuro como Ariana. Los humanos nunca representaron una amenaza para mí ni para mi propósito en este lugar. Tenía en claro de dónde venía y qué tenía que hacer. Yo venía de la oscuridad y me llevaba a la oscuridad al que correspondía. No estaba ahí para hacer caridad, mi intención no era ayudarla ni al cobarde de Naranja Ricky a que dejara de dar saltos entre el amarillo y el naranja y nunca decidirse a llamarme para cerrar el trato. Nunca le ofrecí dinero a ese chico que iba a saltar del puente, habrá sido la anterior organización, pero tenía una tarjeta.
¿De dónde sacarían la tarjeta esta chica o su hermano? Tenía varias dudas sobre ellos, así que le seguí el juego a la jovencita. Acepté incluirla en mi staff ese miércoles de lluvia. Iba a trabajar conmigo como lo estaban haciendo ya varios humanos bajo las órdenes de Tony. Pero hasta ahora entendí que ella no era una simple chica, ella era alguien que ponía a Ariana nerviosa o había algo en su futuro que lo hacía. No sabía que contratar a Evangelina Vona me llevaría a un camino sin retorno.
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