Fernando Fernández - Majestad de lo mínimo, La

Здесь есть возможность читать онлайн «Fernando Fernández - Majestad de lo mínimo, La» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Majestad de lo mínimo, La: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Majestad de lo mínimo, La»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En 2014, apareció un libro que fue un éxito de crítica y marcó el inicio de los estudios recientes sobre Ramón López Velarde. Siete años después, para coincidir con el centenario luctuoso del gran poeta zacatecano, el autor de aquel libro, Fernando Fernández, vuelve al tema con doce nuevos ensayos sobre su vida y su obra, entre los que hay de todo; el análisis y la puesta en contexto de algunos retratos que estuvieron fuera de la vista de los conocedores durante cien años; el estudio de una novela publicada hace más de un siglo en la que aparece un personaje inspirado en su persona; un nuevo relato de su relación con la mujer que inspiró sus mejores poemas amorosos; la explicación del origen de una singular leyenda que marcó la imagen que tenemos de sus últimos días, antes de caer enfermo y morir de manera inesperada y prematura; el repaso a algunas de las publicaciones donde aparecieron originalmente los poemas y sus crónicas, y la reseña de las principales novedades sobre el tema, entre ellas la primera edición mexicana de un estudio aparecido en Europa hace seis lustros y que había sido ignorado durante todo ese tiempo. En palabras de su autor, La majestad de lo mínimo es una apuesta en favor de una visión más nítida y completa de López Velarde y un nuevo llamado entusiasta a volver a él.

Majestad de lo mínimo, La — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Majestad de lo mínimo, La», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

3]Guillermo Sheridan dedica a Andrés González Blanco una breve pero estupenda nota en su libro Correspondencia con Eduardo J. Correa y otros escritos juveniles (1905-1913) (FCE, págs. 74-75, en nota). Allí califica de “repetido” al “error de suponer que vino a México en 1908”.

Saturnino Herrán retrata a López Velarde

Pero cómo que se creía que Saturnino Herrán no había hecho nunca un retrato - фото 6

—¡Pero cómo que se creía que Saturnino Herrán no había hecho nunca un retrato de López Velarde! ¿Quién lo creía? ¿De dónde salió esa información? ¿Es que nadie lee lo que está escrito? ¿Es que todo el mundo opina solamente de oídas?

Quien se revuelve de este modo es José Luis Martínez, el gran bibliotecario de la literatura mexicana, el minucioso autor de Hernán Cortés, el editor ejemplar de Ramón López Velarde. Llevo un rato conversando con él. Hasta este momento, el ilustre bibliófilo mexicano había hablado con serenidad, sentado en un sillón color arena quemada, en el rincón de una sala llena de libros sobre la que ha caído la noche. Ahora, en cambio, ha pasado sensiblemente al ataque. Si acepto gustoso un reproche dirigido también a mi persona es porque antes él ha aceptado, con una sencillez que me ha conmovido, los pequeños reparos que puse por escrito hace más de un lustro, en las páginas de mi libro Ni sombra de disturbio, a algunos detalles de su edición de la obra del poeta zacatecano, y que, ya no sé cómo, han ocupado la primera parte de nuestra plática.

—Es posible que tenga usted razón —había empezado diciéndome—. Puedo entender que alguien piense que fueron excesivos algunos comentarios personales donde quizás no venían a cuento. Pero desde luego la tiene cuando me reprocha que no debí incluir mis propuestas de llenado de los huecos, dejados por López Velarde, en la reproducción de “El sueño de los guantes negros”. De nada me valió jugar con el recurso del colaborador anónimo, y José Emilio, seguramente con las mejores intenciones, terminó echándome de cabeza. Tenía que haberlas puesto en el cuerpo de notas del volumen y no en la página misma del poema, que debe quedar como lo dejó el poeta.

Me di cuenta de que era José Luis Martínez en cuanto advertí el mismo gesto hermoso con que recibe a las cámaras a la puerta de su casa de la calle de Rousseau 53, colonia Anzures, en el documental que le hizo Paulina Lavista, y que he visto con placer en un par de ocasiones. No tuve la fortuna de conocerlo en persona, así que los datos de los que se sirve mi memoria para ponérmelo delante, la simpática figura en el quicio de la puerta, el contorno de los ojos almendrados, la sonrisa entrañable, sin duda los tomo prestados de ese lugar.

—Ahora, lo de las erratas ya no es cosa mía, o no del todo. Quizás ahí el Fondo de Cultura Económica, institución que yo tanto quise, no ha hecho bien su trabajo. ¡Mire que añadir nuevas erratas en vez de corregir las que ya existían! Además, es cierto que es necesario volver a ver los poemas en los lugares donde se publicaron originalmente, y eso es algo que usted y sus contemporáneos están obligados a hacer ahora. Mi generación, con el trabajo de muchos, que terminó cristalizando en mis tres ediciones, cumplió holgadamente con López Velarde. Por supuesto que pueden mejorarse, pero eso no me impide pensar que son una estupenda labor (en mi caso, el resultado de media vida de trabajo). Quizás debí darme cuenta de otros detalles, como esa expresión, la de “hacerte mía”, de uno de los primeros poemas, que efectivamente no puede ser del poeta. También eso es verdad: la expresión es indigna de López Velarde.

El director honorario perpetuo de la Academia Mexicana de la Lengua, el exdirector del Fondo de Cultura Económica, el Presidente del Comité organizador de las conmemoraciones del centenario del nacimiento de López Velarde, hace una pausa para tomar aliento. Alrededor de nosotros gravita una porción considerable de los 70 mil ejemplares de su biblioteca distribuida por la casa, tal como aparecen en las primeras tomas que hizo la cámara de Paulina Lavista aquella tarde con parte de su noche cuando estuvo aquí, unos nueve años antes de la muerte de José Luis Martínez, entrevistando al maestro.

—Déjeme decirle que su postura, señor Fernández, su rigor e incluso a veces esa belicosidad que hizo usted muy bien moderando en los últimos años, siempre son preferibles a cualquier género de condescendencia. A la larga, los homenajes, cuando carecen de sentido crítico, sólo consiguen apartarnos de las obras y las personas tal como son o han sido. No le pido que abandone nada de eso, aun si es respecto a mi propia obra. No importa que no crezca necesariamente su lista de amigos. Y dígaselo de mi parte a sus colegas, ese grupo de entusiastas velardianos a quienes veo con enorme simpatía, los cuales tienen el deber de volver con seriedad al poeta. No importa si es contradiciéndonos a nosotros, a Octavio, al doctor Phillips, a Gabriel, al propio José Emilio, incluso a los jóvenes Campos o Sheridan, a mí mismo. No todos lo aceptarán sin problemas, como lo hago yo ahora.

Hasta este momento, José Luis Martínez ha hablado con su característico tono tranquilo, la mirada risueña y la dicción algo húmeda, siempre sonriendo. De pronto se incorpora, adopta un gesto de gravedad y pasa al ataque:

—Pero que celebren lo que ignoran o no recuerdan, ¡eso sí me enfada! El asunto es serio porque se acerca el centenario luctuoso y temo que se vayan a decir tonterías a manos llenas. Con la vista puesta en los cien años de la muerte de López Velarde y la publicación de “La suave Patria”, por favor, ruégueles de mi parte a sus amigos que todo lo que opinen o escriban vaya acompañado de un mínimo de esmero y pulcritud. De entrada, es necesario conocer el trabajo de quienes los hemos precedido en el amor y el estudio de nuestro poeta más querido.

Traga saliva y continúa, subiendo de tono:

—¡Porque mire usted que decir que se pensaba que Saturnino Herrán nunca había hecho un retrato de López Velarde! Lo peor es que a veces los especialistas ni siquiera se enteran de lo que está escrito, por ejemplo en mi edición del Fondo. No le estoy hablando de un libro difícil de conseguir, como el de Martha Canfield cuya edición mexicana usted ha prologado, sino de uno que está al alcance de todos. Asómese, asómese a la página de mi libro en donde se aborda el asunto y verá por qué todo este regocijo no puede parecerme sino una fiesta frívola, una celebración de sordos y ciegos. Usted mismo escribió un parrafito al respecto, con la misma ignorancia de…

Lástima que el sueño no se prolongó al menos un rato más.Ya que el principal editor y uno de los máximos conocedores de López Velarde me honraba dialogando conmigo, y lo hacía sin ceremonias, poco menos que de colega a colega, me hubiera gustado preguntarle si ahora que gozaba de una perspectiva más amplia y de unas condiciones más ventajosas había conseguido aclarar alguno de los misterios que aún envuelven la vida y la obra del zacatecano.

Nada más despertarme, después de apuntar cuanto oí de su boca y he recreado más arriba, me lancé sobre su edición, la segunda, desde luego, y no porque esté más limpia que la primera ya que algún corrector añadió en efecto errores y erratas, sino porque, a la vista de los setenta años de la muerte de López Velarde, que se conmemoraron en 1991, José Luis Martínez la amplió con todo género de informaciones e incluyó hasta cien nuevos textos del poeta.1

No tardo en dar con lo que quiso decirme mientras soñaba con él. Así, en la página 80, leo las siguientes palabras: “En [la revista] Vida Moderna, del 29 de marzo de 1916, aparece una ‘Máscara’ de López Velarde, dibujo al carbón de Saturnino Herrán”. Un poco más abajo, José Luis Martínez advierte que no se ha encontrado ese retrato, refiriéndose, claro, a que se ignora el paradero del original del que se reprodujo la imagen incluida en aquella revista. Así que se sabía que Herrán había hecho un retrato de su amigo; otra cosa es que no hubiera aparecido el dibujo que salió a la luz en 2018, lo que estaba anunciado a la vista de todos, en el lugar más notorio posible, por el más importante editor de López Velarde. Otra cosa es también, por supuesto, el que ninguno de nosotros hubiera tenido en cuenta la página en donde está esa información. José Luis Martínez, reflexiono en lo que hago las primeras pesquisas para localizar la revista, tiene toda la razón en mostrarse enfadado.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Majestad de lo mínimo, La»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Majestad de lo mínimo, La» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Marcela Fernández Amado - Autismos y aislamientos
Marcela Fernández Amado
Manuel José Fernández Márquez - El silencio es la música del alma
Manuel José Fernández Márquez
Maria Jesús González Fernández - Invierno
Maria Jesús González Fernández
Emilio Fernández Cordón - Insomnios de la memoria
Emilio Fernández Cordón
Rafael Olañeta Fernández-Grande - El nuevo Impuesto de Plusvalía municipal
Rafael Olañeta Fernández-Grande
Fernández de Palleja - Poemas analfabetos
Fernández de Palleja
Jorge Fernández Menéndez - La noche de Iguala
Jorge Fernández Menéndez
David Fernández Fernández - Diario de un ludópata
David Fernández Fernández
David Fernández Reyes - Pedazos
David Fernández Reyes
Отзывы о книге «Majestad de lo mínimo, La»

Обсуждение, отзывы о книге «Majestad de lo mínimo, La» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x