El gobierno incaico no conocía el tributo en dinero ni la esclavitud. Sin embargo, no existía la libertad ni había tampoco incentivo para desarrollar un sentido de responsabilidad personal. Los ancianos de cada pueblo o distrito tomaban las decisiones que afectaban la vida local. A su vez, ellos eran responsables ante los oficiales superiores, quienes tomaban las decisiones regionales. Por último, todos eran responsables ante el Inca. Sin la persona de este, todo se habría venido abajo.
El catolicismo español
El catolicismo español fue profundamente influido por la lucha contra los moros, que duró cuatro siglos. Durante los años 205 antes de Cristo hasta 414 después, la Península Ibérica formaba parte del Imperio romano, y durante este período se introdujo el cristianismo. Desde el año 414 hasta el 711, dominaron los bárbaros, pese a lo cual el cristianismo se mantuvo incólume. Cuando los moros invadieron España y ocuparon la mayor parte de la Península en 711, el cristianismo se vio en apuros. Se conservaron intactos unos reinos cristianos menores en el norte, pero en el resto de la Península los cristianos tuvieron que convivir con moros y judíos. Sin embargo, durante casi cuatro siglos hubo una relativa tolerancia y tranquilidad 4 4 Bainton, Roland. “Mission in Latin America”. Christian Century, junio 18, 1961. 5 Enciclopedia Británica, vol. 21. Nueva York-Londres: 1963, p. 116. 6 Nelson, Wilton. Vista panorámica de la historia de la Iglesia Católica Romana en América Latina, 1973. 7 Mackay, Juan A. El otro Cristo español. México: Casa Unida de Publicaciones, 1952, pp. 103s. 8 Juan Mackay cita a Unamuno: “Este Cristo de mi tierra es tierra”, ídem, p. 105. 9 Coad, Roy. A History of the Brethren Movement. Londres: 1968, p. 32.
. A mediados del siglo xi, el movimiento de los monjes reformistas de Cluny en el sur de Francia llegó a prevalecer en la iglesia española 5 5 Enciclopedia Británica, vol. 21. Nueva York-Londres: 1963, p. 116. 6 Nelson, Wilton. Vista panorámica de la historia de la Iglesia Católica Romana en América Latina, 1973. 7 Mackay, Juan A. El otro Cristo español. México: Casa Unida de Publicaciones, 1952, pp. 103s. 8 Juan Mackay cita a Unamuno: “Este Cristo de mi tierra es tierra”, ídem, p. 105. 9 Coad, Roy. A History of the Brethren Movement. Londres: 1968, p. 32.
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Dicho movimiento le impuso a la iglesia una disciplina muy necesaria, pero al mismo tiempo fomentó el fanatismo que posteriormente desembocaría en las cruzadas. En España se enseñaba a los cristianos que el alma de quienes morían en la lucha contra los moros pasaría al Purgatorio, aunque estuviera en ese momento en estado de pecado mortal. Así se desarrolló una “teología de la violencia” igualada sólo en las cruzadas, y la convicción de que se servía a Dios blandiendo la espada y volándoles la cabeza a los moros 6 6 Nelson, Wilton. Vista panorámica de la historia de la Iglesia Católica Romana en América Latina, 1973. 7 Mackay, Juan A. El otro Cristo español. México: Casa Unida de Publicaciones, 1952, pp. 103s. 8 Juan Mackay cita a Unamuno: “Este Cristo de mi tierra es tierra”, ídem, p. 105. 9 Coad, Roy. A History of the Brethren Movement. Londres: 1968, p. 32.
. Durante la larga guerra de reconquista, el patriotismo y la religión se unieron de tal forma que el ser español llegó a significar ser católico.
Por fin Granada, el último baluarte de los moros, cayó en enero de 1492. Al mismo tiempo, gracias a las reformas introducidas por el arzobispo Jiménez de Cisneros (1436–1517), la Iglesia Católica en España pudo superar el decaimiento moral y espiritual que en esa época afectaba a casi todo el resto de la iglesia. España llegó a ser una nación sumamente religiosa, como se ve, por el hecho de que la cuarta parte de su población estaba compuesta de monjes o sacerdotes. Sin embargo, se produjeron también algunos aspectos negativos.
a. El entusiasmo religioso se volvió fanatismo y se estableció la Inquisición para detener la apostasía de los judíos y moros convertidos. En 1484 se nombró a Torquemada como Gran Inquisidor.
b. La prolongada lucha contra los moros le impuso al catolicismo español una serie de rasgos musulmanes. El gran filósofo español Unamuno ha dicho que el Cristo popular de España no nació en Belén, sino en alguna parte de África del Norte 7 7 Mackay, Juan A. El otro Cristo español. México: Casa Unida de Publicaciones, 1952, pp. 103s. 8 Juan Mackay cita a Unamuno: “Este Cristo de mi tierra es tierra”, ídem, p. 105. 9 Coad, Roy. A History of the Brethren Movement. Londres: 1968, p. 32.
. Como consecuencia, el catolicismo español se volvió severo y fatalista.
c. La identificación de Cristo con las aspiraciones colectivas de los españoles, hizo aparecer al Señor como un prisionero de la tierra 8 8 Juan Mackay cita a Unamuno: “Este Cristo de mi tierra es tierra”, ídem, p. 105. 9 Coad, Roy. A History of the Brethren Movement. Londres: 1968, p. 32.
. La cruz ya no representaba la victoria de Cristo sobre el pecado, sino su identificación con el dolor humano.
El movimiento misionero evangélico
La Reforma ayudó mucho a restablecer los valores esenciales del cristianismo, pero no tuvo visión misionera. Por eso la Reforma protestante no influyó directamente en América Latina, excepto a través del establecimiento de una colonia de hugonotes en Río de Janeiro en el siglo xvi y de otra holandesa en Pernambuco en el siglo xvii. Ambas colonias fueron de corta duración. Más tarde, muchos luteranos alemanes emigraron a Brasil, Argentina y Chile.
El movimiento pietista del siglo xviii sí tuvo visión misionera, pero para ese entonces quedaban pocos campos desocupados en América Latina. Los moravos establecieron una magnífica obra en la colonia holandesa que hoy se llama Surinam, y en la costa oriental de Nicaragua, la cual estaba desligada del resto del país.
Cuando América Latina se abrió por fin a la influencia externa en el siglo xix, el mayor impulso protestante provino de los Evangelicals anglosajones. Fueron ellos quienes implantaron la obra protestante en este continente. El hecho de que el congreso misionero de Edimburgo de 1910 declarase que América Latina no se consideraría como campo de misiones, impidió que las iglesias protestantes de otras tradiciones emprendieran allí la obra. Así, pues, habrían de ser los Evangelicals quienes consolidarían la obra. Últimamente, el movimiento ecuménico ha procurado establecerse en América Latina, pero el no haber respetado lo suficiente la herencia evangélica de la gran mayoría de las iglesias protestantes latinoamericanas, ha limitado considerablemente su influencia. De lo anterior se desprende que los Evangelicals anglosajones han ejercido una influencia dominante en la obra desde sus inicios hasta el presente, y más que en cualquier otro continente. Es imprescindible, por tanto, estudiar la forma en que esta herencia evangélica se ha desarrollado.
1. Los puritanos
El comienzo del protestantismo en Inglaterra se debió no tanto a razones espirituales como a la discordia que surgió entre el rey Enrique viii y el Papa, lo cual movió al monarca a nacionalizar la iglesia inglesa en el año 1534. En cuanto a la doctrina se refiere, Enrique viii siguió siendo católico hasta la muerte. No fue sino hasta el reinado de su hijo Eduardo vi (1547–1553) cuando se inició una reforma doctrinal, reforma que por razones políticas se suspendió después de la muerte de Eduardo. Posteriormente, debido a la influencia de Calvino, surgió un movimiento que pretendió purificar a la iglesia de sus vestigios católicos, y por eso recibió el nombre de puritanos. El horror que los ingleses siempre le han tenido a cualquier solución extremista impidió que los puritanos alcanzaran su objetivo, pero tampoco fue posible que sus enemigos los expulsaran de la iglesia. Lo que deseaban los puritanos era mantener incólume la autoridad de la Biblia y de la palabra de Cristo frente a la influencia de la tradición. Asimismo, se resistían a la tendencia de basar la salvación tanto en las obras humanas como en la gracia de Dios. Por eso, la cruz ocupaba un lugar tan central en el mensaje de los puritanos; fue en la cruz donde Dios había quitado el pecado.
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