La
Pasión
de Dios
por Su Gloria
John Piper
Publicaciones Faro de Gracia
P.O. Box 1043
Graham, NC 27253
www.farodegracia.org
Publicado por:
Publicaciones Faro de Gracia
P.O. Box 1043
Graham, NC 27253
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ISBN: 978-1-629461-92-2
God’s Passion for His Glory Copyright © 1998 by John Piper Published by Crossway Books
Orginalmente publicado en el inglés bajo el título, God´s Passion for His Glory . Translated into Spanish by permission of Crossway Books, a publishing ministry of Good News Publishers; 1300 Crescent Street, Wheaton, Illinois 60187. Todos los derechos reservados.
© Copyright 2017, Publicaciones Faro de Gracia. Traducido al español por Victor Garcia, y redactado por Armando Molina. La portada y las páginas fueron diseñadas por Benjamín Hernandez de Enjoy Media.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, procesada en algún sistema que la pueda reproducir, o transmitida en alguna forma o por algún medio –electrónico, mecánico, fotocopia, cinta magnetofónica u otro– excepto para breves citas en reseñas, sin el permiso previo de los editores.
© Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Contenido
Prefacio
Reconocimientos
PARTE UNO UN ENCUENTRO PERSONAL CON JONATHAN EDWARDS
CAPÍTULO UNO El Fin Por El Cual Dios Creó el Mundo - ¿Por Qué Publicar un Libro Antiguo?
CAPÍTULO DOS Jonathan Edwards, el hombre y su vida
CAPÍTULO TRES Jonathan Edwards, una mente enamorada de Dios
CAPÍTULO CUATRO Jonathan Edwards, Disfrutando a Dios y la Transformación de la Cultura
PARTE DOS EL FIN POR EL CUAL DIOS CREÓ EL MUNDO
Una nota sobre cómo leer el fin por el Cual Dios Creó el mundo
Concerniente al texto usado en esta edición
Introducción - coteniendo explicaciones de términos y posiciones generales
Capítulo uno, donde se considera lo que la razón enseña concerniente a este tema
Capítulo dos, Donde se inquiere qué se debe aprender de las Santas Escrituras concerniente al fin último de Dios en la creación del mundo
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La Pasión de Dios
por su Gloria
Viviendo la visión de Jonathan Edwards
Con el texto completo de
El Fin Por el Cual Dios Creó Al Mundo
John Piper
A
JONATHAN EDWARDS
“Dios no es Dios de muertos, sino de vivos,pues para él todos viven.” Lucas 20:38
La emanación o comunicación de la plenitud divina que consiste en conocer, amar y deleitarse en Dios está relacionada con Él tanto como con la criatura . Pero tiene relación con Dios como su fuente , ya que lo que se transmite lleva algo de la plenitud interna de esa fuente. El agua de un arroyo tiene algo de la fuente, y los rayos del sol tienen algo del sol. Pero esta plenitud también se relaciona con Dios como su objeto , pues el conocimiento que se transmite es el conocimiento de Dios y el amor que se transmite es el amor de Dios, y la felicidad que se transmite es el gozo en Dios. En el conocimiento, estima, regocijo, y alabanza a Dios por parte de la criatura, la gloria de Dios es exhibida y reconocida , su plenitud es recibida y devuelta . Aquí encontramos una emanación y una re-emanación La refulgencia brilla sobre y en la criatura y luego regresa hacia la luminaria de donde proviene. Los rayos de gloria vienen de Dios, son algo de Dios y regresan de nuevo hacia Dios, quien es su origen. De manera que todo es de Dios, en Dios y para Dios; Él es el principio, el medio y el fin.
JONATHAN EDWARDS
El Fin Por el Cual Dios Creó Al Mundo
Mientras más vivo veo con más claridad mi dependencia de aquellos que vivieron antes que yo. Mientras más conozco lo que otros han pensado mi pensamiento parece menos original. Estoy contento con que sea así porque, al menos en el área de la verdad, el antiguo predicador no exageró al decir, “no hay nada nuevo bajo el sol” (Eclesiastés 1:9).
Este libro es testigo de mi llamado como maestro secundario, no como maestro primario. Jonathan Edwards es un maestro primario en la iglesia de Cristo; yo soy secundario. La diferencia fue descrita por Mortimer Adler en 1939:
[El maestro secundario] debe considerarse a sí mismo como aprendiz de los grandes maestros junto a sus estudiantes. Él no debe actuar como maestro primario usando los grandes libros clásicos como si fuesen otro libro de texto de la misma clase que podría escribir cualquiera de sus colegas. Él no se debe hacer pasar como uno que sabe y puede enseñar en virtud de sus descubrimientos originales… las fuentes primarias de donde adquirió su propio conocimiento deberían ser también las fuentes primarias para sus estudiantes. Tal maestro actuará honestamente solo si no se engrandece a sí mismo interponiéndose entre los grandes libros y sus lectores. Él no debe insertarse como si fuese un aislante, sino como un transmisor—como uno que ayuda a los menos competentes a hacer más efectivo su contacto con las mejores mentes. 1
Este es el papel que yo quiero jugar en relación con Jonathan Edwards y su libro 2, El Fin Por el Cual Dios Creó el Mundo . Jonathan Edwards es único en la historia americana, y probablemente en la historia del cristianismo. Esto se hará evidente en las páginas que siguen. Paul Ramsey, el editor de Los Escritos Éticos de Edwards en la edición crítica de Yale concuerda con esto: “Uno estudia la época y el trasfondo de algunos hombres para entenderlos. Otros poseen una grandeza tan inusual que uno los estudia para entender su época, o para comprender el significado más profundo de las influencias intelectuales y otras influencias que hicieron efecto en ellos. Jonathan Edwards era esa clase de hombre original.” 3No es que Edwards trató con realidades nuevas sino, como Vergilius Ferm dijo, “él parece haber tenido el poder y el impulso de fijar su propio sello sobre todo lo que entraba dentro de su ámbito de competencia.” 4
Pero aún más importante que su capacidad de apropiarse de las cosas de manera única, era su firme enfoque en Dios y su invariable pasión por ver todo lo que fuese posible de Dios en esta vida. “vivir con todas mis fuerzas mientras viva” 5fue su resolución, lo cual aplicó principalmente a la búsqueda de Dios. Por esto resolvió también, “cuando piense en cualquier tema sobre la divinidad que deba ser resuelto, haré inmediatamente lo que pueda para resolverlo si las circunstancias no me lo impiden.” El canal por donde esta pasión por Dios fluía era el canal de la incesante meditación en oración de la Escritura. Por esto mismo él resolvió además “estudiar las Escrituras tan consistente, constante y frecuentemente hasta encontrar y percibir plenamente que estoy creciendo en ella.”
Lo cual significaba en última instancia, que Edwards también era un maestro secundario—como lo son todos los pastores y teólogos cristianos honestos. “Él era un hombre que ponía la fidelidad a la Escritura sobre cualquier otra consideración.” 6Su pasión era ver la expansión ilimitada de la realidad Divina que se halla en la Escritura sin imaginar cosas novedosas. Edwards elevaba la siguiente bandera sobre cada una de las vastas áreas del conocimiento divino: “creo que la Palabra de Dios nos enseña más cosas respecto a esto…de lo que generalmente se ha creído, y que exhibe más cosas extremadamente gloriosas y maravillosas respecto a esto de lo que se tomado nota.” 7En palabras simples: “apenas hemos comenzado a ver algo de todo lo que la Escritura nos ofrece de Dios, y lo que no hemos visto es sobremanera glorioso.
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