Bush (1945) manifestó: “Una nación que dependa de otros para generar conocimiento científico verá retrasado su progreso industrial y no alcanzará una posición competitiva fuerte en el mercado mundial” (p. 15). En concordancia con su discurso, y con el propósito de fortalecer la infraestructura científica para destacar a la universidad como fuente de conocimiento y motor de crecimiento, se constituye la National Science Fundation y el Institute of Health (Azagra Caro, 2003).
Las expresiones planteadas por Bush representan de forma implícita al modelo lineal de innovación. Un procedimiento secuencial en donde se inicia con la investigación básica conducida por la universidad y los institutos, para proporcionar descubrimientos y conocimientos base de la investigación aplicada, la cual propende por la generación de conocimiento orientado hacia fines puntuales, y esta, a su vez, da paso al desarrollo tecnológico sin generar nuevo conocimiento, sino que permite el aprovechamiento de este en la forma de un nuevo producto, servicio, proceso o modelo organizativo; finalmente, este desarrollo es introducido en el mercado, o implementado, y da lugar a lo que se conoce como innovación (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos [OCDE], 2002).
En este sentido, Etzkowitz et al. (1998) establece que según este paradigma la universidad debe centrarse en su doble misión de enseñanza e investigación, siendo el resultado de la investigación básica una fuente de capital humano y de conocimiento.
Entre la década de 1970 e inicios de los 80 surge un nuevo enfoque, con la ralentización del crecimiento económico y la competencia acelerada por los fondos de investigación gubernamentales, puesto que estos se tornaron escasos y se otorgaban teniendo en cuenta el aporte de la investigación a las prioridades establecidas por el Estado, lo que afectaba en parte la autonomía universitaria, pues sus actividades debían estar orientas hacia el contexto de la investigación aplicada, de tal forma que contribuyera al desarrollo económico y social del entorno del cual recibían apoyo (Huanca, 2004). Ante estos acontecimientos, la universidad comenzó a buscar fuentes de financiación alternas, a través de la generación de patentes y constitución de empresas surgidas de la investigación o spin-off , lo cual permitió la capitalización del conocimiento y su transferencia.
El resultado de este nuevo enfoque lineal, propuesto por Bush, mostró ineficiencia para explicar la forma como se generaba, difundía y explotaba el conocimiento, por lo tanto, se desarrollaron modelos de innovación de carácter interactivo, en donde diferentes agentes interactúan entre sí y originan la innovación proveniente de múltiples fuentes, lo que convirtió a la universidad en uno de estos agentes con la “capacidad y necesidad de relacionarse con su entorno económico para trabajar conjuntamente en el desarrollo de innovaciones” (Vega et al., 2011, p.113). Según lo afirman Charles y Howells (citado en Beraza y Rodríguez, 2007), de esta manera “La tradicional barrera entre ciencia y tecnología se rompe y el intercambio entre investigación básica, aplicada y desarrollo, aumenta” (p. 33).
En este recorrido histórico, Fernández et al. (2000) identifican cinco tipos de universidades, relacionadas en la Tabla 1.
Tabla 1. Tipos de Universidades identificados de acuerdo con sus características
Tipo |
Descripción |
Académica. |
La misión principal es la docencia, por consiguiente, las decisiones y recursos se orientan a la mejora de las actividades dirigidas a su fortalecimiento. |
Clásica. |
Combina la misión de docencia con la de investigación, y otorga reconocimiento especial a las actividades de investigación. |
Social. |
Reconoce y juega un papel activo para la discusión y resolución de problemas de la sociedad en la cual se encuentra. |
Empresarial. |
Además de los mecanismos tradicionales de transferencia de conocimiento, reconoce la susceptibilidad de este para ser utilizado en el campo productivo, por lo que enfoca parte de sus actividades docentes y de I+D con criterios empresariales, y se preocupa por gestionar eficazmente la cooperación con la sociedad. |
Emprendedora. |
Adicional a las características comunes con la tipología anteriormente referida, reconoce el potencial de servicio del conocimiento a los objetivos de su entorno socioeconómico, y lo identifica como un recurso que, adecuadamente gestionado, le permite desempeñar un papel más activo en su contexto social. |
Fuente: adaptación propia a partir de Fernández et al. (2000).
En consecuencia, en los distintos tipos de universidad la complejidad de la estructura y las características adoptadas, según el contexto, permiten reconocer realidades muy dispares que dificultan el establecimiento de estrategias de relacionamiento efectivas con actores del entorno. Igualmente sucede en el caso de la empresa y el Estado, razón por la cual el detalle en el análisis del tipo de universidad y de las características de las empresas con que estas pretenden relacionarse, es fundamental para que se logre el establecimiento de relaciones de trabajo articulado.
1.2 ROLES DE LA UNIVERSIDAD EN EL MARCO DE LA TERCERA MISIÓN
La tercera misión universitaria ha sido referida desde distintos enfoques (Bueno y Casani, 2007):
Un primer enfoque la identifica con el conjunto de actividades que las universidades llevan a cabo para relacionarse con diferentes agentes sociales, orientadas a satisfacer sus necesidades en pro de la cooperación a objetivos públicos y privados, donde se resaltan las gestiones de transferencia de conocimiento e I+D. Algunas de las definiciones concordantes son:
“Trasmitir el conocimiento a los sectores productivos y sociales en la generación de innovaciones se ha convertido en su tercera misión, en total interacción con el resto de los actores de los sistemas de ciencia, tecnología e innovación” (Milanés et al., 2010).
“El compromiso con la sociedad y con su tiempo, por lo que ha de depurar un tipo de talento para saber aplicar la ciencia y estar a la altura de los tiempos” (Ortega y Gasset, 1937).
Un segundo enfoque concibe la tercera misión desde la perspectiva social y destaca el compromiso comunitario que incide en las necesidades sociales de su territorio o entorno, bien sea en dimensiones locales o regionales.
Y un tercer enfoque, cuyo máximo exponente es Clark, enfatiza en el proceso de la comercialización tecnológica de los resultados universitarios. Identifica, además de la financiación pública para atender las actividades docentes y las orientadas a la investigación, la financiación adicional obtenida a través de programas de formación continua, posgrados, contratos de investigación, entre otras actividades que logra desarrollar con actores del entorno.
Se puede deducir que a partir de la asociación del desarrollo con la capacidad que tenga una sociedad para generar, apropiar y hacer uso del conocimiento, la universidad ha sido llamada a asumir una tercera misión en pro de su reconocimiento como actor clave en el desarrollo regional, y esto le exige el desempeño de distintos roles, los cuales han sido agrupados por Uyarra (2010) en 5 “roles”, que se reflejan en la literatura, en relación con la contribución de la universidad a la innovación regional:
• Fábrica de conocimiento con impactos indirectos: la universidad da lugar a la transformación de investigación básica en desarrollos tecnológicos, cuyos beneficiarios principales son las empresas locales. En la historia, este rol es identificado en época de posguerra, donde la expectativa de invertir en investigación era obtener resultados de innovación (patentes, innovación en productos o procesos). Es de resaltar que no basta la presencia de la universidad para incorporar las tecnologías desarrolladas en el sector productivo, por lo que también es importante considerar la capacidad de absorción de este.
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