David Remartínez - Una historia pop de los vampiros

Здесь есть возможность читать онлайн «David Remartínez - Una historia pop de los vampiros» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Una historia pop de los vampiros: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Una historia pop de los vampiros»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Inmortal, sanguinario y… ¿tierno? El vampiro ha pasado de ser la criatura más terrorífica al icono pop que encarna las aspiraciones y disputas de la sociedad virtual, desde el neoliberalismo hasta el sexo digital. Los vampiros del siglo XXI ya no son lo que eran. Drácula ha sido superado por adolescentes atribulados como los de Crepúsculo . El vampiro contemporáneo ha enterrado al conde maduro y ahora despliega juventud, placer, amor y feminidad, gracias a su capacidad para adaptarse a los tiempos frenéticos que le ha tocado vivir. El monstruo ha asumido las incongruencias de los humanos, mientras el mundo, con sus crisis económicas, conflictos políticos, redes sociales y pandemias, se volvía vampírico.Este libro analiza la metamorfosis del mito desde la leyenda del castillo de Transilvania hasta su reinterpretación animada en el cine. Los niños del pasado temían a los vampiros; los de hoy en día quieren ser uno. Y los adultos encuentran en su promesa de felicidad un refugio ante los empleos precarios, las relaciones tóxicas y las megacorporaciones que nos chupan la sangre a diario.David Remartínez, periodista y aspirante a vampiro, ofrece una visión sorprendente a través de las películas, series, libros y cómics más influyentes del género, ayudado por nueve criaturas que han resultado fundamentales en la transformación, desde el Conde Draco de Barrio Sésamo, hasta las vampiras actuales que le han dado otro sentido a los amenazadores colmillos.

Una historia pop de los vampiros — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Una historia pop de los vampiros», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Aquel vampiro clásico conseguía su infinitud practicando el mal, en efecto, pues se aprovechaba de sus víctimas, a las que engañaba, magnetizaba, sometía y cazaba. A unas pocas las convertía, dejándoles beber de su sangre, aunque normalmente concedía semejante privilegio cuando necesitaba rodearse de siervos, nunca por amor o compasión. Sin embargo, su maldad absoluta no albergaba remordimiento. El vampiro clásico sobrevivía a costa de la vida ajena sin importarle un comino el alimento que ingería. Le preocupaban tanto los cuerpos que desecaba como a mí los ajos que acompañaban el pollo frito, pequeños e inmensos placeres de los que nunca dejaba ni uno.

¿Cómo se siente alguien malo sin conciencia de serlo? Supongo que tan satisfecho como yo después de limpiar el plato con el último mendrugo de pan, ni gota de salsa, guarnición o añicos de carne desaprovechados. Librarse de la moral celestial: otra bendición espuria que anidábamos quienes fuimos educados en la disciplina católica, en esa condena impuesta a las inclinaciones oscuras, aunque naturales, que todos guardamos dentro y que a tantas generaciones les avergonzaron como un pecado original. Los críos como yo nacimos malos porque sí. Por no sé qué de nuestros ancestros y un manzano. Algunos incluso tardamos unos añitos en reconocer que las emociones no dependen de nosotros, como no depende del vampiro necesitar la sangre ajena para sobrevivir. Los humanos disponemos de la libertad para decidir los comportamientos que corrijan o no esas emociones espontáneas y consustanciales a nuestro ser. Drácula no tiene ni que pensarlo. Al igual que las nuestras, sus emociones no son buenas ni malas, solo que él disfruta de la ventaja de no tener que domeñarlas. No concibe la bondad, y por lo tanto, tampoco la maldad. Muerde y ya está.

El privilegio de jugar entre ambos mundos a su antojo, sin moral, era por supuesto masculino, pues la sociedad que había encumbrado al vampiro entre los demonios milenarios no admitía otro género como modelo, ni siquiera para la inquina. De hecho, buena parte del atractivo del vampiro consistía en la fabulosa capacidad para derretir mujeres a su paso, señoras y chavalas que invariablemente acababan ataviadas en camisón entregándose a los brazos corruptores del transilvano. El vampiro desnudaba sin tocar, amaba sin penetrar, besaba sin rozar los labios, seducía sin necesitar permiso. Y yo, que contaba doce o trece años, apenas despierta la líbido, con un profesor de alzacuellos que nos prohibía tocarnos demasiado al mear, me solazaba con aquella fortuna del Conde para abrazar a mujeres de pechos asomados... ¿Cómo es posible que no enloqueciéramos con la mezcla de machismo y tabúes en la que fuimos educados?

Siempre se ha interpretado el mordisco del vampiro como una analogía de la penetración, en parte porque los hombres no podemos evitar imaginar un palo cada vez que hayamos un agujero, aunque sea un ojal; aunque pueda hospedar otras piezas y, sobre todo, apreciar otros tactos distintos al del leñador inquieto, el que vislumbra un reto de hacha en cualquier árbol, todo el bosque alojamiento. Sin embargo, el mordisco del vampiro ha hechizado y hechiza por su sensualidad violenta tanto o más que por su metáfora sexual. Porque el vampiro clásico, aparte de no fornicar nunca por imposición de la censura, encarnaba el beso perfecto: el más absoluto que se pueda dar, lujuria y dolor en la zona más erógena, allí por donde circula la aorta, cañería de oxígeno que el vampiro dentellea para chupar hasta la última gota. El vampiro se come tu presente para prolongarse, haciéndote suyo por completo, integrándote en él. En lugar de penetrarte, te inserta en su cuerpo. Y yo sospecho que el puñetero amor es eso. El poder de Drácula es el del beso que te traga entero, dejándote sin aliento.

Drácula y sus seguidores —hasta los años setenta, todos los vampiros se parecían al Conde— habían alcanzado pues el nirvana al que muchos humanos aspiramos: convertir la necesidad en placer. Su urgencia era su deleite; su alimento, su mayor éxtasis. Aun disponiendo de una inteligencia formidable, de un hechizo irresistible, de una fuerza descomunal, de fortuna, elegancia, magia y eternidad, lo que más me sobrecogía de la naturaleza del vampiro era la sencillez con la que conducía sus noches: su único propósito desde que abandonaba el ataúd consistía en beber, para erizar todas sus células con cada sorbo. Este regocijo, nuevamente, también estaba exento de sombras, pues el hambre no derivaba en adicción. El abuso del placer no volteaba la tortilla al degenerar en necesidad.

Comparar la sed con la penosa dependencia de un yonqui —la segunda analogía habitual, junto a la penetración— funcionaba perfectamente en los artículos y los ensayos, aunque luego cualquier mordisco que veías en la pantalla o leías en los relatos arruinaba la comparación: la fruición con la que el vampiro consumía sangre nunca bajaba de intensidad, todas las venas le producían un placer extremo. Y a la víctima, también. ¿Cómo se siente un presunto drogadicto al que su sustancia no solo no mata, sino que vigoriza, sin que además reduzca nunca su voluptuosidad? ¿Cómo nos sentiríamos si el pan o el agua nos condujeran al orgasmo y nunca nos cansaran? Normalmente nos sucede lo contrario: una vez descubierto el placer físico, hemos de acostumbrarnos a dosificarlo —por peligro de adicción, por prescripción médica, por carestía o por simple edad— para no convertirlo en vicio. El vampiro clásico, afortunado él, vivía instalado en un exceso permanente sin ningún tipo de consecuencias.

Hasta que se topaba con Van Helsing o con sus imitadores. La némesis de Drácula, modelo para cualquier cazavampiros, combinaba a un sacerdote, un cazador y un científico, con una locura en sus tres facetas superior a la del Conde, ya que la suya era una enajenación exclusivamente humana. Van Helsing da tanto miedo como la criatura a la que detesta, quizá más, pues se conduce poseído por el fundamentalismo. De hecho, era la determinación fanática de Van Helsing, y no tanto sus folclóricas herramientas, las que le presentaban como un peligro genuino para nuestra criatura inmortal. El éxito de Peter Cushing como antagonista de Christopher Lee en las películas de la productora Hammer consistió precisamente en eliminar la locura manteniendo la intrepidez del doctor holandés inventado por Stoker. Ese actor pequeño y enjuto representó al hombre recto y audaz, devolviendo una réplica admirable que cepillaba el pelo de la dehesa ultracatólica y alquimista del personaje, concediéndole la gallardía de un caballero artúrico. Cushing ha sido uno de los pocos cazavampiros a los que he admirado, probablemente por su elegancia británica y sus pómulos de alabastro.

Detrás del vampiro clásico había pues siglos de Iglesia, Ilustración y Romanticismo que se agostaban. Una sociedad vieja, que en el caso de España ni siquiera conocía la democracia y el capitalismo, como no había conocido a Voltaire ni a Byron, como no se había desprendido del confesionario y de los visillos que escrutaban al vecino. En la Educación General Básica (EGB) leíamos las Rimas y leyendas de Gustavo Adolfo Béquer como el único romanticismo —tardío— que tuvimos, equiparable en su influencia a la vigencia de la Constitución de La Pepa. Es decir, amagos. España: ese país donde la modernidad, hasta finales del siglo XX, fue siempre un conato ahogado por los cuarteles y los rosarios. Ni que decir tiene que después de El monte de las ánimas , ver a Christopher Lee enseñando los colmillos nos hacía explotar la cabeza tanto como descubrir los superhéroes norteamericanos en los tebeos o a los lagartos de la serie V Invasión Extraterrestre (Kenneth Johnson, 1983) tragando ratones y gusanos. Nuestra porosidad a cualquier fantasía que rompiera la caspa aún flotante de la dictadura era mayúscula.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Una historia pop de los vampiros»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Una historia pop de los vampiros» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Una historia pop de los vampiros»

Обсуждение, отзывы о книге «Una historia pop de los vampiros» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x