Angy Skay - Y quiéreme

Здесь есть возможность читать онлайн «Angy Skay - Y quiéreme» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Y quiéreme: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Y quiéreme»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Cuando el amor golpea devastadoramente tu corazón y se hace paso sin pedir permiso, la pasión y el desenfreno ciegan detalles muy significativos de una pareja. Detalles que cuando salen a la luz atormentan. Bryan no podrá vivir sin ella, pero ¿y ella? ¿podrá vivir con inesperados y sorprendentes percances que transcurrirán, dejándola fuera de lugar? Conoceremos a Annia por completo, sin embargo, ¿qué pasa con Bryan? Esta historia abrirá muchos caminos y, con ellos, demasiadas dudas. Tras el impresionante Provócame, llega la esperada segunda parte de la Serie Solo por ti. ¿Podrás quererme?

Y quiéreme — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Y quiéreme», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—¿Te ha comido la lengua el gato? —Ríe—. Piénsalo. —Se marcha mientras me quedo petrificada en la entrada.

Lo sabe… Lo sabe todo…

Salgo del baño, sumida en mis pensamientos, y me estampo contra Román.

—¿Quieres mirar por dónde andas? —me pregunta de malas formas.

—¡Mira tú, imbécil! —Elevo la voz, más de lo que pretendía.

—¿Quién te has creído que eres para hablarme así? —Levanta más la cabeza.

—Soy Annia Moreno. ¿Y quién te has creído que eres tú para hablarme a mí así?

Estiro mi cuerpo hasta que la piel me tira para ponerme a su altura y que entienda de una vez que no me da miedo. Nos miramos desafiantes, hasta que exploto:

—No sé qué cojones te habré hecho, pero ¡estoy harta! Harta de tus tonterías. No soy ninguna cría, Román, no te equivoques.

—No, no eres una cría. —Ríe sarcástico—. Eres una cazafortunas, como bien dicen en el periódico.

Me quedo helada ante la rudeza de sus palabras. ¿Todo el mundo piensa lo mismo? Se me llenan los ojos de lágrimas y no me sale la voz para poder chillarle. Con todo el dolor del mundo en mis palabras, le contesto:

—No quiero ni una libra, ni una —recalco—, ni de tu hermano ni de nadie. No soy una cazafortunas. Yo ni siquiera sabía quién era tu hermano.

Se queda de piedra, pero no le doy tiempo a que me rebata, ya que salgo al jardín a toda prisa. Están todos los invitados agrupados en la pequeña pista de baile. Qué raro. Antes estaban por todas partes, pero no tan concentrados.

Bryan viene hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja, algo que me extraña aún más.

—Ven, vamos a bailar —me propone, sujetando mi mano.

Nos dirigimos a la pista de baile y noto cómo cien ojos me miran.

—Bryan, ¿ocurre algo? —le pregunto nerviosa.

—No, ¿por qué? —añade interesado.

—Está mirándome todo el mundo.

—Yo no veo que nadie te mire, cariño.

—Lo noto.

Sonríe, pero no dice nada más.

De repente, empieza a sonar la canción de Emeli Sandé; la canción con la que nos conocimos. Nos abrazamos y bailamos. De reojo, veo cómo la gente nos observa con descaro. No entiendo nada. Entonces, Bryan se separa de mí y pone una rodilla en el suelo, sosteniendo mi mano.

¡Ay, Dios!

—Pero ¿qué haces? Levántate, que están mirándonos —siseo entre dientes.

Estoy atacada de los nervios. Por Dios, que no haga lo que creo que va a hacer.

—¡Annia Moreno! —grita ante todo el mundo—, te quiero. Me enamoré de ti el primer día que te vi, y quiero —saca una caja de terciopelo de su bolsillo y la abre— que sea así para el resto de nuestras vidas. ¿Quieres casarte conmigo?

Empiezo a marearme terriblemente y mi estómago se contrae otra vez.

No puede ser…

Miro a mi alrededor y veo cómo me observan expectantes, esperando mi respuesta. Estoy congelada, a punto de desmayarme. Quiero a Bryan por encima de todo, pero esto… Esto es demasiado.

—Any, cariño, contéstale —me anima Giselle.

Observo a Bryan y nota la preocupación en sus ojos. Los míos se llenan de lágrimas y veo cómo cambia su gesto de inmediato. Está aterrorizado.

—¿Any? —me pregunta con auténtico pavor.

—Bryan, yo… —se me atasca la voz—, yo… No puedo.

Mis lágrimas empiezan a derramarse por mi rostro. Giro sobre mis talones y, bajo la inescrutable mirada de todos, comienzo a correr hacia la salida. Lloro con desconsuelo. Al darme la vuelta, atisbo que Bryan sigue con una rodilla en el suelo, observándome atónito.

Se me cae el alma a los pies. Max se acerca a él junto con Anthony y entre ambos lo levantan. En su rostro veo dolor, asombro y desolación, una mezcla. Tengo que salir de aquí lo antes posible.

Continuo mi camino y me dirijo hacia casa de mi hermana, pues necesito desahogarme y estar sola un buen rato.

3

Bryan

En una mano sostengo un bonito anillo de diamantes.

Mi otra mano está en el aire, sustentando la nada.

Mi rodilla está hincada en el perfecto césped.

Mis ojos se posan en la mujer que quiero más que a mi vida, la cual ahora mismo está corriendo entre los cien invitados que hay.

Me miran a mí, después a ella…, a mí, después a ella…

La tierra se abre paso a mis pies para tragarme y llevarme a un profundo agujero lleno de oscuridad. Tengo cuerdas imaginarias alrededor que no me permiten mover ni un solo músculo debido a la posición en la que me encuentro. Max y mi padre se acercan a paso ligero y entre ambos me levantan del suelo para llevarme dentro de la casa. Me sientan en el sofá del comedor.

No hablo, solo miro un punto fijo sin ver nada.

—¿Bryan? ¿Bryan? Hijo… —suplica mi padre, sacudiéndome por los hombros.

—Hermano, por Dios, ¡reacciona! —exclama Max, agachándose frente a mí.

Mi adorada madre corre en mi dirección.

—¡Oh, Dios mío! Bryan, ¿estás bien, cielo?

—¿Cómo va a estar bien, Giselle? No seas ridícula, ¡por Dios bendito! —le recrimina mi padre.

—¿Y qué quieres que diga? —lo confronta mi madre, haciendo aspavientos.

—¡Es que no le ves la cara! No hagas preguntas absurdas, mujer —le dice malhumorado mi padre.

Ambos se enzarzan en una discusión. Es lo que menos necesito ahora mismo. Max no se mueve del sitio y mi hermana y mi cuñado permanecen a mi lado, mirándome apenados.

—Bryan, no saques conclusiones precipitadas. Todo tiene solución —lo calma Rosaly con su dulce voz.

La miro, pero no contesto. No soy capaz ni de hablar.

—Hermano, esa mujer no es para ti. Hoy lo ha demostrado —me dice Román, molesto.

Abigail entra gritando en el salón:

—¡Ay, Dios! ¡Ay, Dios! Amor, ¿estás bien? ¡Qué desfachatez de mujer! ¿Cómo ha podido hacerte eso?

¡Ya está bien! Me levanto sin dirigirle la palabra a ninguno y, bajo la atenta mirada de todos, me marcho. Respiro hondo antes de abrir la puerta del jardín y salgo con la cabeza bien alta para llegar a mi coche. Noto a todo el mundo clavándome la mirada, pero, por mi semblante, nadie es capaz de decirme nada.

Menos mal.

Cuando me subo, veo a Max corriendo hacia mí. Apurado, toca mi ventanilla.

—Bryan, no creo que estés en condiciones de conducir. Deja que te lleve yo.

—Estoy bien.

Arranco mi Audi A5 y salgo disparado de la casa de mis padres, dejando a Max de piedra a causa de mi frío tono de voz.

Dándole vueltas sin parar a lo que ha sucedido, llego a mi apartamento. Entro en la ducha y permanezco en ella más de una hora, con mis manos y mi cabeza apoyadas en los fríos azulejos. ¿Qué se supone que tengo que hacer ahora? ¿Esperar? ¿Llamarla? ¿Olvidarme de ella? No, esto último no es negociable.

Me acuesto en la cama, pero me es imposible dormir. No hago más que pensar en por qué me ha dicho que no. Pero sé que, en el fondo, esto tiene que ver con su pasado.

A las siete me suena el despertador y me dispongo a prepararme en condiciones para ir a trabajar. Lo peor viene cuando me miro en el espejo y veo que la chispa de felicidad que tenía ha desaparecido. Observo al mismo hombre que era antes de conocer a Any: frío, calculador y serio. Un hombre que no me gusta ser, pero es el que se me da mejor sacar a la luz.

Es mi única barrera.

A las nueve menos veinte estoy entrando en la oficina. Le doy los buenos días amargamente a Elisabeth. Me detengo en el mostrador para que me entregue los periódicos y comienza a palidecer.

—¿Algún problema, Elisabeth? —le pregunto, arqueando una ceja.

—Eh…, eh…, señor…, no… Es… Es que, bueno, no sé si… —balbucea.

—¿No sé si qué, Elisabeth? —Sueno más borde de lo que pretendía.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Y quiéreme»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Y quiéreme» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Y quiéreme»

Обсуждение, отзывы о книге «Y quiéreme» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x