Y quiéreme
Y quiéreme
Serie Solo por ti vol.2
Angy Skay
Los personajes, eventos y sucesos que aparecen en esta obra son ficticios, cualquier semejanza con personas vivas o desaparecidas es pura coincidencia.
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© de la fotografía de la autora: Archivo de la autora
© Angy Skay 2014
© Editorial LxL 2014
www.editoriallxl.com
04240, Almería (España)
Primera edición original: agosto 2014
Sexta edición: septiembre 2021
Composición: Editorial LxL
ISBN: 978-84-943832-2-9
Agradecimientos Agradecimientos Me gustaría agradecer a las únicas personas que realmente han estado conmigo en este sendero lleno de ilusión y alegría para mí pero muy complicado algunas veces. Me habéis hecho ver que no todo es negro y que siempre hay un rayito de luz al final del camino. Primero quiero dirigirme a mis lectores, sobre todo a mis provocadoras, porque sin ellas nada sería posible. Gracias por confiar en mí y en mi historia. Seguidamente, paso a agradecer a mi madre Merche y a mi hermana Patricia. A mi marido Luis, y a mis dos pequeños soles: Bryan y Eidan. Os lo merecéis todo y mucho más. Simplemente, os quiero. Besotes. Angy Skay
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Bryan
Annia
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Annia
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Annia
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Annia
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22
Continuará...
Continúa la serie solo por ti:
Biografía de la autora
Me gustaría agradecer a las únicas personas que realmente han estado conmigo en este sendero lleno de ilusión y alegría para mí pero muy complicado algunas veces. Me habéis hecho ver que no todo es negro y que siempre hay un rayito de luz al final del camino.
Primero quiero dirigirme a mis lectores, sobre todo a mis provocadoras, porque sin ellas nada sería posible. Gracias por confiar en mí y en mi historia.
Seguidamente, paso a agradecer a mi madre Merche y a mi hermana Patricia. A mi marido Luis, y a mis dos pequeños soles: Bryan y Eidan.
Os lo merecéis todo y mucho más. Simplemente, os quiero.
Besotes.
Angy Skay
—¡Espera, espera! ¡Any! —chillo desencajado detrás del taxi en el que ha entrado.
¡Mierda!
Max me sujeta del brazo, intentando calmarme.
—Tranquilízate, tío. Déjala respirar.
—¿Y si no vuelve? —Lo miro con ojos asustados, sin pretenderlo—. ¡Joder!
—Volverá —me asegura convencido.
He corrido como un loco escaleras abajo, pero ha sido más rápida que yo. Si no hubiera una puta parada de taxis en la puerta de mi edificio, la habría alcanzado.
¡Maldita sea!
No dejo de darle vueltas. No sé qué cojones ocurre con su pasado. Sé que es imposible que me lo cuente, pero tengo que enterarme. ¡Ya está bien! Aunque, ciertamente, hay cosas del mío que no le he desvelado. Y, visto lo visto, es mejor que ni lo sepa.
—¡Se te ha escapado! ¡Qué lástima! —malmete sarcástico Román mientras chasquea los dedos cuando entro en mi edificio.
—¿Cómo dices? —le pregunto de malas formas, y acelero el paso para darle una buena hostia.
Max se interpone entre nosotros, tratando de evitar una pelea monumental.
—¡Eh, eh! Tranquilízate, Bryan.
—¡Cierra la puta bocaza que tienes si no quieres que te la rompa, Román! —le siseo, señalándolo con el dedo y pegándome a Max, que me coge de la camiseta para separarme de mi hermano.
Román me mira con desdén y se ríe satírico.
—Estás cegado por esa zorra. —Niega enérgicamente con la cabeza.
Abro los ojos de par en par y me abalanzo sobre él, pero Max me coge al vuelo y mi puño no llega a estamparse en su cara.
—¡Bryan! ¡Román, lárgate! —le chilla Max, sin soltarme.
Me dedico a soltar todo tipo de improperios por mi boca. Veo cómo Román se da la vuelta y se marcha riéndose y diciendo adiós con aires de superioridad. Me dirijo al dormitorio para cambiarme de ropa e irme al trabajo, no sin antes llamar a Any un millón de veces sin obtener respuesta.
—No contesta, Bryan. Dale tiempo.
Max bloquea su teléfono después de intentar llamarla.
—No sé qué cojones le ocurrirá, pero pienso averiguarlo.
—¿La has investigado?
—No…
Me quedo mirándolo un momento, gesto que a él le extraña bastante.
—¿Qué ocurre?
—Abigail me dejó una carpeta en el despacho cuando tuvimos la última charla.
—¿Y la has visto? —se interesa.
—No, la metí en el cajón —le respondo ceñudo.
—Bryan, no te fíes de lo que ponga. Sabes que esa mujer es capaz de manipular a quien sea para que le prestes la atención que quiere.
—Lo sé, pero quizá encuentre alguna respuesta.
Salimos del apartamento y nos dirigimos a mi empresa, TheSun, donde pienso ojear esa carpeta en cuanto me siente en la mesa. Sin embargo, cuando llego, la oficina es un caos. Una de las empresas que teníamos previstas para la compra está arrepintiéndose a escasos días de la firma del contrato. Max y yo nos ponemos a ello de inmediato y así pasamos el resto de la mañana. Decidimos cogernos unos sándwiches de la tienda de la esquina para comer y seguimos con el tema, hasta que por fin zanjamos algunos asuntos.
Entonces, abro el cajón de mi escritorio y ahí está…, conforme la dejé. Ahí sigue la dichosa carpeta. La saco y me recuesto en el sillón de mi despacho mientras la abro. No me fío de lo que haya dentro, pero, aun así, la curiosidad me puede. En ella hay una ficha técnica de Any: su fecha de nacimiento, apellidos, los lugares en los que ha vivido a lo largo de su vida, nombre de sus familiares, etcétera. Todo muy completo. Está el tema de las drogas, cómo no, y algo más que me deja fuera de lugar.
Decido no darle importancia hasta que ella me lo cuente. Para todo hay una explicación. Pero mi sorpresa es aún mayor cuando paso a la última hoja del informe.
Joder…
—¿Te lo crees? —me pregunta Max mientras lee la misma carpeta que segundos antes he leído yo diez veces.
—No lo sé… —Me mantengo pensativo mirando la nada.
—Tal vez deberías preguntárselo. Es algo bastante serio que no puedes tomarte a la ligera, Bryan, tanto por ti como por tu estatus social en Londres. Cuando la prensa se entere de esto…
—Lo sé, pero ¿cómo se supone que tengo que preguntarle eso? ¿Qué le digo? Oye, tú has…
No me da tiempo a terminar cuando me suena el teléfono y veo que es ella. Lo cojo enseguida, desesperado.
—¡Any! ¡¿Dónde cojones estás?! —le pregunto con genio.
No oigo a nadie hablar al otro lado, pero escucho cómo un hombre dice:
—Está bien.
Pero ¿qué…?
—Annia Moreno, ¡¿con quién coño estás?! —le repito de nuevo, echando humo.
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