Jorge Rojas - Nosotros no estamos acá

Здесь есть возможность читать онлайн «Jorge Rojas - Nosotros no estamos acá» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Nosotros no estamos acá: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Nosotros no estamos acá»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En Nosotros no estamos acá hay humanos invisibles. Un joven venezolano indocumentado que intentó siete veces entrar en Chile, hasta que atravesó el desierto de Tacna a Arica por un paso no habilitado. Una trabajadora peruana que se transformó en regenta de vivienda comunitarias. Un cargador haitiano que fue apuñalado en un terminal pesquero. El cuerpo de una boliviana víctima de feminicidio, abandonado en la morgue.
Migrantes latinoamericanos que han venido a buscar nuevos Rumbos en Chile y que han encontrado discriminación, xenofobia, expulsiones masivas e incluso la muerte, así como la solidaridad y complicidad de desconocidos.
Durante dos años, el periodista Jorge Rojas se internó en la vida íntima de estos protagonistas que parecen no estar. Son cuatro crónicas inéditas, de largo aliento, en las que se puede transitar con los migrantes, sentir sus frustaciones, sus acotadas alegrías, la congoja, la nostalgia de lo que se ha dejado atrás.
"Estas historias nos dan luces sobre esos que quedó, lo que no cabe en 'un bolso de un metro de largo': padres, amores quebrados, un hijo en Lima, el paisaje, el calor. Son también historias de trashumancia, de lo que pasó en el camino. De la ruindad de los coyotes y su industria, del miedo a la policía, de la solidaridad sencilla de una desconocida, de la incertidumbre, de la esperanza de algo mejor, o menos malo. Y en ese nivel se hacen universales, son las de sirios y somalíes, salvadoreños y rohinjas". Florencio Ceballos

Nosotros no estamos acá — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Nosotros no estamos acá», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Hay trece destacamentos de frontera en la Región de Arica, entre retenes y tenencias, que dependen de la IV Comisaría de Chacalluta, para vigilar 169 kilómetros. No hay claridad sobre la cifra exacta de carabineros que patrullan este territorio. La información ha sido declarada de “seguridad nacional”.24 Lo que sí se sabe es que ayer, 19 de julio, el Ministerio de Defensa promulgó el Decreto Supremo 265 que autoriza a las Fuerzas Armadas a prestar apoyo logístico en actividades que se vinculen con el control del narcotráfico y el crimen organizado. Parece ser cosa de tiempo para que esta facultad también incluya el tráfico ilícito de personas25 y el ingreso clandestino voluntario.

Por ahora, sin embargo, todos los procedimientos donde hay migrantes involucrados los realiza Carabineros. Cuando un indocumentado es sorprendido cruzando por un paso no habilitado, son ellos los que lo detienen, argumentando faltas al artículo 69 del decreto ley 1.094, conocido como ley de migraciones: “Los extranjeros que ingresen al país o intenten egresar de él clandestinamente serán sancionados con la pena de presidio menor en su grado máximo”.26 Tras la detención es la Fiscalía la que determina si imputa el delito o les otorga protección, en el caso de que sean víctimas de tráfico de personas.

Solo la experiencia y la observación permiten a la policía vigilar un territorio tan extenso. Para eso tienen un catastro de pasos no habilitados que de forma permanente están chequeando y actualizando. Analizan las huellas humanas, los rastros de vehículos o la basura arrojada al lugar para saber si los caminos están activos, tal como ocurre todas las noches en la línea del tren. Tal vez, el más activo de todos los pasos.

El autovagón continúa su viaje a Arica, ya en territorio chileno. Miro en todas las direcciones explorando cada cuadro dentro del marco de la ventana. Busco objetos ajenos al paisaje: huellas de zapatos o maletas. Las rutas ilegales también están sembradas de equipajes abandonados, algunos de ellos a medio enterrar, como esos contenedores que caen de los barcos durante las tormentas y que se pasan años flotando en el mar. El frío, cuando las temperaturas pueden llegar a -15 grados, y el “chuscal”, como llaman los aimaras a ese arenal que te come las piernas hasta las rodillas como si caminaras sobre la nieve recién caída, hacen que muchos migrantes decidan dejar sus pertenencias antes de desfallecer de cansancio. Pienso que algo de valentía hay que tener para desprenderse de lo único material que se carga. O simplemente es la desesperación de quitarse un peso de encima, para llegar al menos con el cuerpo a salvo al otro lado.

¿Será Alexánder un sobreviviente?

21 de julio, conversación por WhatsApp

(01:54)

Alexánder: Nos regresaron.

Fernando: No jodas, Alexánder. Mentiroso.

Alexánder: De pana.

Fernando: ¿Qué pasó?

Alexánder: Iba a llegar un taxi y se tardó. Y bueno, ya tú sabes. Tengo ganas de meterme yo solo.

Fernando: ¿Ahorita mismo?

Alexánder: Dentro de un ratico.

Fernando: No jodas, Alexánder.

Alexánder: …

Fernando: ¿Niño?

(05:38)

Alexánder: Me volvieron a regresar.

Fernando: No jodas, Alexánder. Ya van cuatro veces, chamo. ¿Qué más se puede hacer?

Alexánder: Estoy acá en el terminal, quédate tranquilo. Me siento mal. Todo el mundo pasa, menos yo.

Fernando: ¿Qué pasó? No te vayas a desesperar, quédate ahí y no inventes. Ya estamos metidos en este peo y tenemos que seguir llevándola.

Alexánder: Sí, voy a buscar a un señor para ver dónde dormir.

(09:31)

Alexánder: Le di al señor esta planchita de cabello que tenía y él me pagó una habitación. No es muy buena, pero sirve para descansar un rato e intentarlo otra vez.

Fernando: Dale, descansa. Te voy a hablar claro. Me siento burda de mal porque pienso que hicimos las vainas a lo loco, pero a pesar de todo algo me dice que hoy sí vas a entrar. Trata de no dar el teléfono como pago, porque ahí sí que va a ser un peo para comunicarnos. No te desanimes. Ya sabes cómo es el camino y estás con gente que parece ser seria.

(16:02)

Alexánder: Me acabo de despertar.

Fernando: ¿Lograste descansar?

Alexánder: Me están cobrando el teléfono cuando llegue a Arica.

Fernando: ¿Y qué vas a hacer? Qué chimbo que entregues el teléfono.

Alexánder: Niño, ¿pero cómo lo hago? Me siento cansado. Hoy cumplo una semana aquí.

Fernando: El coyote me escribió esto: “Tu pana está sin plata, lo único de valor que tiene es su celular”.

(23:25)

Fernando: Hoy me he sentido burda de mal.

Alexánder: ¿Por qué?

Fernando: Por toda esta paja.

Alexánder: Yo igual, pero me da risa que tú lo que haces es regañarme, como si yo no tuviese ganas de pasar.

Fernando: Jajaja… no, no es por eso. Yo sé que quieres entrar, es el desespero, marico. Estoy súper presionado. Yo sé que estás haciendo tu sacrificio por allá, pero yo tampoco la he tenido fácil aquí.

Alexánder: ¿Presionado por qué?

Fernando: Por todo. No quiero que estés más ahí. Estoy cansado también de este trabajo, que es súper explotador. Humillan mucho.

Alexánder: Apenas yo consiga trabajo te sales de ahí.

Fernando: Hoy [en Tarragona] me dijeron: “Fernando, lava la chancha”. Esa es una vaina como una caja grandísima que va debajo de los lavaplatos y ahí quedan todos los residuos de comida. Es un agua horrible que huele a mierda y tengo que lavarla hasta que quede brillante. Tenía ganas de irme, de pana.

Alexánder: Verga, verdad que hoy es domingo. Yo sé que no es fácil para ti.

Fernando: Acá donde mi tío se fueron a la nieve todos y andaban con la vaina de que fuera con ellos, que no todo era trabajar. Lo que no saben es que no tengo ni para el pasaje.

Alexánder: ¿Cuánto cobran?

Fernando: Como 15 mil por persona. El 15 de agosto es feriado, podríamos ir.

Alexánder: Me gustaría.

22 de julio

Ya estoy de regreso en Santiago. Fernando me manda un mensaje de audio:

“Alexánder habló con el muchacho, con el señor que lo va a cruzar. Le dijeron que si no quería entregar el teléfono les ayudara a buscar más clientes. Creo que consiguió a unas muchachas que también van a cruzar y por haber hecho eso lo van a pasar gratis”.

Alexánder lleva una semana en Tacna y ya se ha convertido, por necesidad, en captador de una red de coyotes. Es como el adicto que lleva clientes donde el microtraficante a cambio de unas dosis que le permitan financiar su vicio. Un estatus que ha alcanzado sin tener muchas opciones: Fernando no tiene cómo mandarle más dinero y a él ya no le quedan cosas de valor en el bolso para entregar.

“Está desesperado. Me siento responsable. Ya no sé qué decirle para que se calme un poco”.

La desesperación es la comida de la que se alimentan los coyotes: mientras mayor es el tormento, más probabilidades hay de terminar enganchados en la cadena. Y Alexánder, que ya ha intentado cruzar cinco veces sin éxito, ha sido anexado como uno de los últimos eslabones. Lo usual, según me han explicado fiscales que han investigado el tráfico de personas en Arica, es que esa relación utilitaria se rompa cuando el objetivo de cruzar se ha logrado, pero hay algunos casos donde el vínculo se afianza. Y así es como se han dado situaciones en que venezolanos que alguna vez se iniciaron en la captación, tal como Alexánder ahora, terminan cumpliendo la función del coyote, yendo y viniendo por el desierto, para ganarse 20 dólares por noche.

“Él no viene a Chile a hacer daño ni hacer cosas malas, solo estamos buscando una estabilidad, un futuro”.

Fernando sabe cómo funcionan estas redes. Toda su familia vive fuera de Venezuela. El primero en dejar Maracay fue su hermano Miguel,27 beisbolista profesional, que en 2012, con 17 años, comenzó a jugar en las ligas menores de Estados Unidos, para los equipos de la franquicia de Los Angeles Angels, de Anaheim, en California. Todos los años, Miguel se iba tres meses a República Dominicana, donde hacía la pretemporada, y luego se integraba al equipo en Estados Unidos. Mientras duraba el torneo le daban un contrato por siete meses, le pagaban dos mil dólares mensuales, el hospedaje, la comida y los pasajes de ida y regreso a Venezuela.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Nosotros no estamos acá»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Nosotros no estamos acá» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Nosotros no estamos acá»

Обсуждение, отзывы о книге «Nosotros no estamos acá» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x