Tampoco tienen una noción aproximada del momento del día en el que están o del día de la semana que es. Recuerdo una vez que tuve una entrevista con un adolescente con TDAH en el colegio. Eran alrededor de las cuatro de la tarde y hacía más de dos horas que habíamos comido. Mi alumno me preguntó si ya habíamos comido o no. No tenía una noción temporal adecuada.
Automonitorización
Este concepto se refiere al lenguaje interno y los pensamientos que tenemos con nosotros mismos sobre lo que estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo. Es ser conscientes de algo al realizar un ejercicio de introspección con un componente evaluativo. Por ejemplo, a medida que estamos haciendo una receta de cocina, vamos evaluando nuestro propio trabajo (si la carne está cruda, si es hora de meterla en el horno, si le falta sal, etcétera).
En el caso de los TDAH esta función se ve muy disminuida, ya que no hay una autoconciencia ni autoevaluación en tiempo real sobre lo que están haciendo. A veces, los niños con TDAH aparecen con los zapatos al revés, como consecuencia de su deficitario sistema de automonitorización, ya que mientras se los ponen no están atendiendo a su ejecución y resultado final. No lo revisan y hacen la conducta de una manera inconsciente y automática. Para mejorar en este aspecto, suele resultar útil trabajar con los niños con TDAH en el entrenamiento en autoinstrucciones. Esta estrategia se desarrollará en el capítulo destinado a tal efecto.
Uno de los propósitos de las funciones ejecutivas, es que te permiten ser consciente de tus propias acciones y de que puedas realizar un proceso de autoevaluación. En líneas generales, las mujeres suelen ser mejores que los hombres en estas tareas de automonitorización e introspección.
Perseverancia y capacidad de esfuerzo
Habitualmente las personas nos sentimos más o menos motivadas por diferentes proyectos. Algunos objetivos son más a corto plazo, por ejemplo, salir a correr esta misma tarde, y otros son más a largo plazo, como puede ser tomar un curso de maquillaje o estudiar una carrera. Objetivos tan exigentes como realizar una tesis doctoral podría suponer un esfuerzo y un sufrimiento muy grandes para ellos. Las características tan a largo plazo y los constantes obstáculos y decepciones intrínsecos de esta meta constituirían un gran escollo para los chicos con TDAH. Estos niños necesitan de constantes gratificaciones y además es necesario que sean inmediatas.
A los niños que se les ha diagnosticado TDAH no sólo les cuesta plantearse objetivos como ya hemos visto, sino que también les representa un esfuerzo ser persistentes en la consecución de los mismos. Suelen empezar las tareas con mucho ánimo y determinación, pero enseguida se desaniman cuando les resultan monótonas. Por ejemplo, es bastante frecuente ver pasar a los niños con TDAH por un gran número de actividades extraescolares. Empiezan en futbol muy motivados y cuando ya llevan unas semanas se quieren cambiar a basquetbol. Necesitan actividades novedosas y motivantes para alcanzar un grado de implicación y concentración suficiente.
Automotivación
El motor que mueve nuestras vidas es la motivación. Tendemos a aproximarnos hacia aquellos estímulos, personas y situaciones que nos agradan y a alejarnos y evitar todo lo que nos resulta desagradable. Todos tenemos una parte de motivación extrínseca e intrínseca.
La motivación de los niños con TDAH es eminentemente extrínseca, ya que apenas poseen un control interno. La gran mayoría de actividades que realizan se debe a que el estímulo les habrá captado su atención de manera involuntaria o por las recompensas externas que puedan obtener. Por ello es muy importante que los adultos que estamos alrededor de los niños, y más si tienen alguna dificultad como en el caso del TDAH, sepamos motivarlos con tareas, planes y actividades que les resulten novedosos y atractivos. En muchas ocasiones no es tan importante el plan a realizar sino la manera que tenemos de presentarlo. Esto va a hacer que un niño con TDAH empiece a realizar la conducta de manera concentrada y con mucha motivación.
Para Russell Barkley, uno de los grandes conocedores del TDAH, una de las características básicas del TDAH es que va a la par de una hipomotivación intrínseca significativa, lo que provoca que la motivación tenga que provenir de fuera del niño (tareas atractivas, juegos dinámicos, profesores motivantes y reforzantes, etcétera). Según los estudios científicos, la desmotivación de un niño con TDAH está causada por una baja activación del sistema de recompensa dopaminérgico.
Dificultades para aprender de experiencias pasadas
Como ya hemos visto, los niños con TDAH tienen dificultades para aprender de los resultados y consecuencias de sus conductas. Se ha demostrado que para que aprendan de las consecuencias que tienen sus actos, necesitan un mayor número de ensayos o experiencias que los niños sin TDAH. No es que precisen de otros procedimientos alternativos de aprendizaje, sino que necesitan mayor número de ensayos u oportunidades. Necesitan una mayor retroalimentación, tanto en casa como en el colegio. La razón por la que los niños con TDAH necesitan más experiencias de retroalimentación se debe a su pobre control interno, y por lo tanto, requieren un control externo importante y constante por parte de sus padres y profesores.
Problemas en la interacción social
El aprendizaje de las habilidades y costumbres sociales en diferentes contextos es algo que vamos aprendiendo desde pequeños. Los niños con TDAH suelen tener dificultades en las relaciones con compañeros de clase y amigos debido a las manifestaciones de su trastorno (impulsividad, déficit en su control emocional, inatentos en clase). Muchos niños con TDAH y sus familias se quejan de que sus amigos no los invitan a los cumpleaños, no les llaman, son insultados en el colegio, etcétera. Además, todo esto conlleva un alto sufrimiento por parte del niño, que se siente aislado de los demás.
Los niños con TDAH suelen pasar por un mayor número de colegios que el resto de los demás. Esto se debe bien a un problema de adaptación al colegio o bien a expulsiones, que son más frecuentes en ellos debido a su componente impulsivo. No es inusual conocer a niños con este trastorno que han pasado por tres o cuatro colegios.
En muchas ocasiones, poner en marcha un programa de entrenamiento en habilidades sociales no suele bastar para estos niños, ya que no se trata de un problema de no saber comportarse o no saber qué es lo correcto socialmente hablando. Más bien son las manifestaciones de su TDAH lo que lo lleva a tener problemas en el ámbito social.
EDAD DE INICIO
Los síntomas del TDAH suelen estar presentes siempre en el niño, desde edades muy tempranas. Otra cosa bien distinta es la influencia que ejercen estos síntomas en los múltiples contextos donde se desarrolla y crece. Quizás, en edades tempranas, dichas manifestaciones no suponen un problema para el niño en los diferentes entornos, ya que no interfieren en su quehacer diario. Por ejemplo, que el niño sea activo o inquieto en la etapa preescolar no suele suponer un problema ni destaca sobre el resto de sus compañeros, puesto que es lo normal , lo esperado para esa edad.
La mayoría de los niños hiperactivos han sido descritos por sus madres en la etapa prenatal como bebés excesivamente activos e inquietos en comparación con otros embarazos que habían tenido. También se ha visto que un alto porcentaje de niños con TDAH en su momento fueron prematuros o con bajo peso al nacer. Esto no quiere decir que todos los niños prematuros vayan a desarrollar un TDAH, pero sí es verdad que un porcentaje alto de los TDAH son prematuros o nacieron a término pero con bajo peso.
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