Entre otros factores que han impulsado la mundialización y la globalización se puede mencionar el desarrollo de los medios de transporte, especialmente la navegación y la aviación. Los gigantescos y más rápidos navíos de carga han creado condiciones para el comercio internacional hasta ahora desconocidas; piénsese, por ejemplo, en la caída de los precios por flete que hace posible –para bien o para mal de la población de algunos países– la exportación/importación de mercaderías a granel y productos elaborados a grandes distancias. El transporte aéreo de pasajeros ha intensificado no solo la actividad económica vinculada al turismo, sino que ha facilitado enormemente el intercambio internacional y personal de políticos, científicos, académicos, líderes sociales, ejecutivos de empresas, profesionales y técnicos.
Entre los medios de comunicación, el Internet y sus derivados se presentan como lo más notorio, pero no hay que olvidar que la televisión ya había generado y sigue aportando un caudal muy grande de universalización de imágenes visuales e información oral que hace instantáneo el acceso a noticias, espectáculos artísticos y deportivos, costumbres y similares aspectos que contribuyen a un mayor conocimiento de los “otros”, de los distintos, de la existencia de una base común –y también de las diferencias– a nivel mundial. La introducción de la telefonía móvil complementó lo anterior y es uno –sino el principal– de los factores más influyentes en la nueva generación.
La existencia de las tecnologías de información y comunicación (TIC) representa un cambio en la historia humana. El Internet, como pocas tecnologías, ha agregado a la interrelación doméstica y local –únicas realmente fluidas durante siglos– la culminación de las relaciones a nivel nacional, continental y mundial.
También hay que tener en cuenta que algunos de los nuevos desarrollos científicos y tecnológicos mencionados no habrían sido posibles sin mediar la existencia de otro, de la misma naturaleza: la exploración espacial y específicamente la instalación de la red de satélites artificiales.
En el caso de la globalización existen factores específicamente económicos que la hacen posible y la aceleran. Entre ellos la apertura de los mercados, la desregulación financiera internacional, el crecimiento y fusiones de las grandes empresas, la privatización de empresas públicas. Una de las deudas pendientes es la muy baja desregulación del intercambio mundial de trabajadores. Se mueve fácilmente al capital, pero no a las personas.
Existen elementos no estrictamente económicos de la globalización que resultan favorables para el desarrollo humano. Se puede mencionar el aporte adicional que significa la universalización de ciertos objetivos de gran importancia para la población de todos los países, como es el caso de la vigencia de los derechos humanos, específicamente el carácter imprescriptible de los crímenes contra la humanidad, la existencia de las comisiones internacionales de derechos humanos en organismos internacionales y el funcionamiento del Tribunal Penal Internacional. Otro movimiento de la mayor trascendencia histórica que se ve beneficiado con la universalización, es el de la participación de la mujer en igualdad de condiciones en todos los aspectos de la vida social, política, económica y cultural. Es la mayor revolución exitosa en nuestra época.
Asimismo, deben mencionarse –entre otros– las campañas mundiales por los derechos de los niños, los movimientos ecologistas, la lucha contra todo tipo de discriminación, el tratamiento igualitario de lo relativo al género, la defensa de los pueblos originarios. El cambio climático es hasta ahora el lado más negativo y sus posibles efectos a futuro pueden llegar hasta un resultado apocalíptico.
Los aspectos mencionados en los párrafos precedentes son parte con más propiedad de la mundialización que de la globalización.
Entre los componentes que hay que tener en cuenta, muchos –tal como sucede con el informacionismo– no existieron antes de nuestra época o se encontraban todavía desenvolviéndose. Pensamos en el desarrollo de las ciencias experimentales. En la nanotecnología y la robótica. La exploración del universo más allá del planeta que habitamos. También en la aplicación a la medicina, de la investigación y de las experiencias clínicas con una velocidad en el tiempo, sin precedentes y la aceptación de que tenemos deberes con los seres humanos que vendrán. En lo social, en la posibilidad de la extensión mundial de la democracia con libertad, igualdad y participación fraterna real.
Así es como la revolución científica –expresión ya usada– fue precedida por un trabajo de muy larga data de personas excepcionales que forjaron los elementos de los cuales se derivarían las ciencias modernas. Una mirada al desarrollo de la medicina, por ejemplo, aun antes de la irrupción del informacionismo, permite reconocer que la nueva Era en que vivimos no es unilateral ni mucho menos. Por el contrario, concurren a conformarla varios procesos de enorme trascendencia.
28 CEPAL–Naciones Unidas. (2000). Equidad, desarrollo y ciudadanía. Santiago de Chile: Comisión Económica para América Latina y el Caribe. P.13.
29 Citado por Joaquín Estefanía en La nueva economía. La globalización. 2001. Barcelona: Editorial Debate. Pp. 48-49.
30 García Roca, X. (s.f.) Citado por Xavier Alegre en ¿Mundialización o conquista ? P. 16.
31 Alegre, Xavier. Op. cit. Pp. 18-20.
32 Comín i Olivares, Antón. En op. cit. P. 111.
CAPÍTULO VANTIGUOS Y NUEVOS PROBLEMAS
Cierto, se estima que lamentablemente la nueva Era presenta también marcas negativas como la renuencia de los Estados y del gran capital a enfrentar debidamente el deterioro del medioambiente como base para la vida presente y futura en la Tierra, la persistencia de la desigualdad, la intolerancia, la incompleta igualdad de la mujer en muchos países, la discriminación sobre las personas diferentes. Mencionemos en un extremo, los arsenales de armas nucleares que harían factible que nuevas guerras terminen con la humanidad en una aterradora destrucción y vuelta al pasado. El mundo ha progresado en las últimas épocas y en el inicio de la nueva Era, pero continúan existiendo problemas gravísimos en este tiempo actual de transición. Las guerras no han desaparecido, han mutado.
“La pobreza y la desigualdad están inquietantemente extendidas. Uno de cada cinco habitantes del planeta vive, todavía hoy, en la pobreza absoluta. Incluso en varios países ricos como Estados Unidos y Japón, una de cada seis personas vive en un estado de pobreza relativa. Aparte de la situación existente en un puñado de países europeos, la desigualdad de ingresos oscila entre lo grave y lo chocante” 33.
“Demasiadas personas aceptan la pobreza y la desigualdad como resultados inevitables de diferencias naturales en cuanto a las capacidades de los individuos. Se nos aconseja convivir con esas realidades del mismo modo que lo hacemos con los terremotos y las erupciones volcánicas. Pero como hemos visto, la pobreza y la desigualdad están supeditadas a la intervención humana” 34.
Volvemos sobre la visión de Manuel Castells en una larga cita a la que se atribuye especial importancia. Él expresó hacia 1999 lo siguiente: “Desde una perspectiva histórica más amplia, la sociedad representa un cambio cualitativo en la experiencia humana. Si aludimos a una ‘antigua tradición sociológica según la cual, en el nivel más fundamental, cabe entender la acción social como el modelo cambiante de las relaciones entre naturaleza y cultura, estamos en efecto en una nueva Era’”.
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