EXCURSO 1 Volksgeist o la cultura como reflejo del espíritu del pueblo
Término alemán que significa espíritu del pueblo. En la tradición del movimiento del Sturm und Drang y del Romanticismo, y más concretamente en el seno de la filosofía del lenguaje de Herder y de Wilhelm von Humboldt, se afirmaba que, en la medida en que el lenguaje es expresión del alma, la lengua de un pueblo ( Volk ) expresa las características propias de su espíritu ( Geist ) o su Volksgeist . Así, Hegel, inspirándose posiblemente en Montesquieu, aplica este término a la conciencia que un pueblo –como manifestación colectiva e histórica del espíritu– tiene de sí mismo, de su historia, costumbres, derecho, religión, instituciones, etc. Esta conciencia de sí mismo es, a su entender, una manifestación particular y concreta del espíritu universal. Montesquieu utilizó la expresión «espíritu general de las naciones», y los movimientos nacionalistas han recurrido con frecuencia a este concepto.
Después de las invasiones napoleónicas, el sentido de Kultur (‘cultura’) se desplaza. Deja de indicar una oposición entre sectores sociales (la capa intelectual de la burguesía frente a la nobleza) para pasar a definir una oposición entre naciones (Alemania contra Francia). La intelectualidad alemana considera que las costumbres «civilizadas» de su nobleza son una forma de alienación que impide la conformación de una unidad política (un Estado alemán). Sin embargo, entienden que esta unidad sí se da en el ámbito cultural (una nación alemana), una unidad formada por una Kultur específicamente alemana que reside en las capas letradas ( Kultur der Gelehrten ) y en el pueblo ( Kultur des Volkes ). El historiador de la cultura Peter Burke (2007) señala que en esa época surge un interés por parte de ciertos intelectuales (especialmente, poetas románticos) en la recuperación de poesías, canciones y cuentos populares que entienden que se corresponden con un particular modo de vida (una «comunidad orgánica») que expresa el «espíritu de una determinada nación» (Thiesse, 1999). De esta forma, el término cultura gana complejidad semántica y se distingue por una parte de la rusticidad y por otra de la civilización, que es considerada como sinónimo de maneras externas y superficiales, según la visión de Kant. Por el contrario, se considera cultura como profundidad y autenticidad, según Goethe. La cultura expresa en este caso la autoconciencia de un grupo social.
Este desplazamiento (social-nacional) acentúa la oposición entre Kultur y Civilisation . Mientras que la civilización quitaba importancia a las diferencias nacionales, la noción de Kultur las subraya y, por tanto, adquiere una dimensión particularista y auténtica en contraposición a la idea universalista y formal de Civilisation (Eagleton, 2001 a ). Así, la Kultur se entiende como algo específico que define el carácter alemán (que la inteligencia consideraba como algo superior). En resumen, a principios del siglo XIX, la noción alemana de cultura: a ) se opone a la idea de civilización francesa; b ) la utiliza una clase social, la compuesta por la burguesía y pequeña burguesía intelectual alemana, para contraponerse primero a otra clase (la nobleza alemana), y luego a otra nación (Francia), y c ) adquiere un carácter particularista (es específica de una nación) y, al igual que en el caso francés, resulta restrictiva (no todos la poseen: solo el pueblo y los intelectuales alemanes) y jerárquica (la cultura alemana es considerada superior a la francesa), siendo por tanto la tensión entre civilización y cultura también parte de la rivalidad entre Alemania y Francia (Elias, 2010).
1.1.3. La cultura en el marco de la Revolución Industrial
Según el sociólogo Raymond Williams, la idea de cultura y la palabra aparecen en lengua inglesa en el marco de la Revolución Industrial: el uso de cultura como crianza o cultivo (cultura de algo) se transforma en el siglo XVIII y principios del XIX en una cultura como algo en sí misma. En su libro Culture and Society , Williams analiza las transformaciones de la noción de cultura en el mundo anglosajón desde mediados del siglo XVIII hasta mediados del XX (Williams, 2001). Así, señala que la noción y el uso moderno de la palabra culture aparece durante la Revolución Industrial junto a otras cuatro palabras «claves» y significativas para la época, como son industria , democracia , clase y arte . Durante el siglo XVIII la noción de cultura hace referencia, al igual que en Francia y Alemania, al cuidado de la tierra, y después al proceso de formación humana. Sin embargo, durante el siglo XIX, el sentido de cultura se modifica. Pierde su especificidad como cultivo de (la tierra o los hombres) y pasa a ser entendida como algo en sí mismo (cultura a secas). De esta manera, la noción de cultura pasa a designar: el estado o hábito general de la mente, el desarrollo intelectual en el conjunto de una sociedad, el cuerpo general de las artes y la forma de vida material, intelectual y espiritual.
Según Williams (2001), este cambio se debe a que, durante el siglo XIX, la cultura se convierte en un mapa a partir del cual se puede rastrear la naturaleza de los cambios sociales generales de la modernidad. Su movimiento semántico y emotivo fusiona dos respuestas generales a estos cambios. La cultura sirve para explicar, por un lado, la separación de ciertas prácticas morales e intelectuales (ciencia, arte, filosofía, etc.) con respecto a la nueva vida material de la sociedad moderna (industrialismo), y por otro, la capacidad de estas prácticas escindidas para erigirse como un tribunal de apelación humana que debe ponerse por encima de los procesos sociales y prácticos y sin embargo ofrecerse como una alternativa aliviadora y convincente (cultura como corpus independiente de actividades). Por otra parte, la cultura sirve para explicar los cambios en la experiencia personal y las transformaciones en la emergente vida privada (cultura como modo de vida).
El primer significado, la cultura como corpus independiente de actividades, supone: en primer lugar, la comprensión de la cultura como una instancia específica y superior (regida por valores espirituales de excelencia) que se opone a la vida material (regida por valores utilitarios); en segundo lugar, la existencia de un grupo de especialistas (intelectuales, científicos y artistas) que encarnan los valores espirituales y se oponen al resto de las clases sociales (aristocracia, burguesía y proletariado), carentes de espiritualidad; en tercer lugar, la necesidad de generar mecanismos para transformar esta situación a través de la acción de una élite o de políticas institucionales (educación).
En resumen, la noción de cultura anglosajona supone: a ) Su comprensión como un corpus independiente de actividades (regido por valores espirituales) que se opone a un modo de vida (regido por valores utilitarios). b ) La existencia de un grupo de especialistas (intelectuales, científicos, filósofos y artistas) que encarnan los valores espirituales de la cultura (su excelencia) en contraposición a otros sectores (aristocracia, burguesía y proletariado) que están imbuidos por la vida utilitaria y material (Graña, 1964). c ) La adquisición de un carácter particularista (se restringe a determinados valores considerados espirituales), restrictivo (no todos lo poseen) y jerárquico (los valores espirituales que encarna la cultura específica son superiores a los valores materiales de la vida).
Los románticos de principios y mediados del siglo XIX, para los que la sociedad materialista moderna ahogaba los valores más genuinamente humanos de las personas, recuperan y reivindican como ideal la noción de cultivo espiritual ( cultivation ). Este ideal se plasma en las actividades artísticas y espirituales y en las obras a las que estas dan lugar. Matthew Arnold, representante de esta visión, defiende que no se debe perseguir el bienestar material, sino el ideal trascendental de la perfección cultural, presente en la tradición clásica-cristiana y en el Renacimiento. Desde su punto de vista, la cultura no es una media estadística de los conocimientos o una categoría descriptiva aplicable a todo pensamiento, sino la cima del pensamiento humano, la expresión de la excelencia y la perfección. Para Arnold, todas las capas sociales de su época se encuentran contaminadas y debe ser una élite la que asuma la responsabilidad de sostener y perseguir el ideal de cultura y modere los efectos más destructivos de la modernización.
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