Ante la necesidad de identificar y diferenciar ambos contextos, sin perder de vista la dinámica de retroalimentación descrita, el libro se divide en dos partes. La primera de ellas, y la más amplia, corresponde a las películas realizadas por cineastas independientes radicados en Nueva York. La segunda está dedicada a Blockade , el único filme de ficción sobre la guerra de España que la izquierda realizó en Hollywood durante la década de 1930. La sistematización no obedece a criterios geográficos, dada la constante retroalimentación entre los profesionales del cine afincados en Hollywood y los procedentes de Nueva York a la que nos hemos referido; tiene que ver, más bien, con la diferencia histórica que separa la producción de la costa Este (dominio por excelencia del cine independiente y territorio de las elites intelectuales y la vanguardia política y artística) de la de la costa Oeste (donde es hegemónica la producción cinematográfica de orientación comercial propia del sistema de estudios).
Cada una de las partes consta de una introducción general en la que se establece, respectivamente, la coyuntura histórica de la aparición y evolución del Frente Popular en Nueva York y en Hollywood. Aunque el primer capítulo del libro («La guerra civil española y el Popular Front ») constituye ya una introducción general al contexto del Frente Popular estadounidense, hemos juzgado necesario comenzar la segunda parte con una introducción específica al contexto hollywoodiense (capítulo 5, «Hollywood, el Popular Fron t y la guerra civil española»). El Popular Front fue un fenómeno que recorrió el país de costa a costa y de Norte a Sur pero las condiciones de posibilidad para su emergencia y las circunstancias bajo las que se produjo varían considerablemente a lo largo de su geografía, especialmente en el caso de Hollywood, donde aquella estrategia política adquirió, como se verá a lo largo del libro, señas de identidad propias.
Los capítulos 2, 3 y 4 corresponden al estudio específico de las películas realizadas por los cineastas radicados en Nueva York. Así, en «Temas y mitos de la guerra civil española en el compilation film » se aborda Spain in Flames , la primera y más importante película de montaje sobre la guerra de España realizada en Estados Unidos, y la producción anarquista sobre el conflicto, enteramente realizada a partir de material de archivo. El capítulo 3, «Frontier Films y la política del compromiso: Heart of Spain y Return to Life » aborda las dos películas realizadas por la productora radical e independiente en colaboración con el Medical Bureau and North American Committee to Aid Spanish Democracy (MB & NACASD), la mayor organización de ayuda a la España republicana con sede en el país norteamericano. El capítulo 4 está dedicado a The Spanish Earth , película realizada por el mismo equipo de Spain in Flames y destinada a convertirse, en sí misma, en un auténtico mito de la solidaridad internacional con la República. Y si la película de Joris Ivens constituye el hito más importante de la producción documental estadounidense respecto a la guerra de España, Blockade es su imagen invertida en el espejo de la ficción hollywoodiense. A la película de William Dieterle está dedicado el capítulo 6. Quedará trazado, de este modo, el panorama de la producción cinematográfica estadounidense del Popular Front sobre la guerra civil española y, con él, el relato de la forma en que un importante sector de la sociedad norteamericana se miró en España entre 1936 y 1939.
Como veremos, la representación de la guerra civil española en Estados Unidos no solo refleja las posturas ideológicas que diversos sectores de la sociedad adoptaron ante el conflicto, sino también la complejidad social, cultural y étnica que caracteriza al pueblo estadounidense, dramáticamente enfatizada durante la Gran Depresión. Los trabajos de autores como Patrick J. MacNamara, 39 Michael Wallace 40 o Cary Nelson 41 evidencian que los voluntarios que combatieron en España y los que apoyaron a la República desde Estados Unidos respondían a motivaciones directamente vinculadas con su realidad más inmediata. Así, apoyaron al bando franquista los irlandeses católicos de Nueva York, una de las comunidades más empobrecidas por la Gran Depresión cuyos integrantes albergaban, por lo general, un resentimiento étnico contra los judíos comunistas, quienes apoyaron masivamente al bando republicano por considerar que era el enemigo de Hitler y Mussolini, aliados de Franco. A su vez, los afroamericanos, que combatieron por primera vez en igualdad de condiciones respecto a los blancos en España, sentían que allí se enfrentaban contra Mussolini, líder de la invasión de Etiopía (de la agresión, por tanto, contra los «hermanos africanos») en 1935. En cualquier caso, resulta evidente que la política del Frente Popular supo diseñar estrategias precisas que, por una parte, cohesionaban el sentimiento de pertenencia a grupos étnicos o comunidades sociales y políticas mientras que, por otra, promovían una actitud de solidaridad internacional que trascendía las fronteras raciales, sociales y culturales. Desde este punto de vista, es revelador el texto introductorio a la presentación de la figura ejemplar de la enfermera afroamericana Salaria Kee 42 en un folleto editado en 1938 por The Negro Committee to Aid Spain: 43
¿Qué tienen que ver los negros con España? ¿Qué puede aportarnos este país? ¿Por qué deberían los negros combatir en España? ¿Qué esperan con ello? Estas son preguntas que los negros formulan constantemente. Es su respuesta inmediata a cualquier llamamiento por España. A parte de la cuestión, evidente, del humanitarismo, las respuestas son bastante sencillas.
La Italia fascista invadió y dominó Etiopía. Esto supuso una conmoción tremenda para los negros del mundo. Etiopía representaba el último bastión de la autoridad negra, del autogobierno. Cientos de negros en este país intentaron unirse a las fuerzas etíopes. Pero Etiopía parecía por entonces muy remota y pocos lo lograron. Digo «por entonces» intencionadamente, pues la aceleración de los acontecimientos mundiales en los últimos tiempos ha acercado Europa y Oriente al pensamiento y conocimiento locales.
Incluso entonces fueron recolectados miles de dólares por los pueblos de todos los países del mundo que aman la libertad. Suecia y Dinamarca enviaron ambulancias y suministros médicos. Los negros de Nueva York enviaron un hospital de campaña con 75 camas y dos toneladas de suministros médicos. Enviaron dos delegaciones al emperador Haile Selassie. Trajeron dos delegaciones etíopes a este país para ganar apoyos para Etiopía. Un joven físico blanco de Evanston, Illinois, fue la primera baja extranjera. Fue asesinado en un bombardeo aéreo italiano-fascista sobre los hospitales de campaña etíopes. Significativamente, Italia, Alemania y Japón no enviaron nada, aparte de gas venenoso para masacrar a los etíopes.
Italia ha abandonado la invasión de Etiopía y ha desplazado sus tropas a España. Aquí tenemos otra nación pequeña, feudal y subdesarrollada. Todavía existe un pequeño resentimiento contra Italia. Los cientos de muchachos negros a los que se les ha advertido que no vayan a Etiopía entienden estas cuestiones más claramente ahora. Para ellos España es en este momento el campo de batalla en el que el fascismo italiano debe ser derrotado. Y tal vez si Italia es derrotada en España se verá obligada a retirarse de Etiopía. La única esperanza de salvación de Etiopía reside en la derrota de Italia. Y el lugar para derrotar a Italia ahora es España. 44
La cita resulta interesante por cuanto no solo expone las razones que podían llevar a los afroamericanos, una comunidad marginada en Estados Unidos, a combatir en España, sino que también nos informa del amplio alcance de la política frentepopulista de oposición al fascismo, que focaliza en este caso la cuestión racial de la represión que viven los negros en Estados Unidos y el ejemplo de autonomía que constituye Etiopía.
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