La definición de Denning del Popular Front como «bloque histórico» debe ser retenida, pues la noción gramsciana permite calibrar en su justa medida la repercusión social, política y cultural que tuvieron este discurso y sus representaciones (entre ellas, las de la guerra civil española), incluso si el Frente Popular estadounidense nunca lideró políticamente el país. 7 Denning 8 entiende la noción de «bloque histórico» en dos sentidos: como una alianza de fuerzas sociales y como formación social específica. La conexión entre ambos aspectos reside en el concepto de hegemonía: un momento de hegemonía se da cuando un bloque histórico (en el sentido de una particular alianza de sectores de clase y fuerzas sociales) es capaz de liderar una sociedad durante un periodo de tiempo, ganando consenso a través de una forma de representación y estableciendo de ese modo un bloque histórico (en el sentido de formación social específica). En esos casos, el periodo histórico toma el nombre de esa alianza social, como sucede con el New Deal , que puede considerarse un bloque histórico, puesto que dio lugar a una particular alianza de actores políticos al tiempo que se constituía como fuerza predominante en la sociedad. Partiendo de este concepto de bloque histórico, que analiza los movimientos sociales y las alianzas como microcosmos del orden social en su conjunto, Denning trasciende las aproximaciones historiográficas que se basan en la dicotomía centro-periferia a la hora de analizar las repercusiones políticas de los movimientos sociales. De esta manera es posible entender el amplísimo alcance que tuvo la autoridad política, económica y cultural del Popular Front entre los grupos étnicos y las clases trabajadoras de las metrópolis y los pueblos industriales de Norteamérica, aunque nunca lograse llegar al poder, permaneciendo como la parte rebelde de la alianza del New Deal de Roosevelt.
LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA EN EL CONTEXTO DEL POPULAR FRONT Y EL NEW DEAL
El New Deal y el Popular Front constituyeron, por tanto, los dos campos magnéticos bajo cuya fuerza gravitatoria se definieron los discursos públicos, los proyectos sociales a ellos asociados y, en definitiva, la cultura estadounidense de toda la década. Ahora bien, ¿cómo se inscribe el debate sobre la guerra civil española en ese contexto? ¿Sobre qué presupuestos ideológicos se asentaba dicho debate y cuáles eran sus núcleos de interés? Y, sobre todo, ¿a qué discursos era funcional?
El 7 de noviembre de 1936, el diario Pravda de Moscú publicó un artículo firmado por Georgi Dimitroff titulado «España y el Frente Popular». Trazando una línea invisible entre la nueva estrategia política de la Internacional Comunista y los acontecimientos que se desencadenaban en España, Dimitroff afirmaba:
Si resumimos brevemente la tarea más importante e inmediata que la situación actual impone a los proletarios del mundo, queda reducida a lo siguiente:
Realizar el mayor esfuerzo posible para ayudar al pueblo español a aplastar a los rebeldes fascistas ; no permitir que el Frente Popular sea perturbado o desacreditado en Francia ; acelerar por todos los medios el establecimiento de un Frente Popular mundial para la lucha contra la guerra y el fascismo .
La acción emprendida por los fascistas en España nos ha enseñado una vez más que el fascismo no es solo el más acérrimo de los enemigos del proletariado y el enemigo de la República Socialista Soviética, sino que es también el enemigo de la libertad bajo cualquiera de sus formas, el enemigo de todos los países democráticos, incluso si su régimen político y económico no va más allá de la sociedad burguesa. 9
El artículo retomaba y actualizaba las ideas sobre el frentepopulismo que había expuesto en 1935 en el VII Congreso de la III Internacional, en un discurso que fue traducido y publicado en Estados Unidos ese mismo año. 10 Se apuntaba aquí una doble estrategia: por un lado, se lanzaba un llamamiento a la solidaridad internacional con los países en que, como sucedía en España, la oposición al fascismo había provocado una guerra civil, mientras que, por otra parte, se apelaba a la agrupación de las fuerzas progresistas en el interior de cada país mediante la creación de frentes populares inspirados en los ejemplos de Francia y de la misma España. Las ideas de Dimitroff pronto alcanzaron difusión en los sectores izquierdistas de Estados Unidos, donde el CPUSA había abandonado desde 1935 su política de oposición al New Deal para favorecer la agrupación de socialistas, liberales y radicales de izquierdas en un frente común contra el fascismo. Por consiguiente, el Popular Front estableció dos líneas de actuación: una interna, dirigida a los problemas ocasionados por la Gran Depresión y otra de corte internacionalista a través de la que el izquierdismo estadounidense se alineaba a la lucha contra el fascismo. El giro político del CPUSA a partir de 1935 quedó reflejado en sus estrategias retóricas, que diluían la asociación entre capitalismo y fascismo y suprimían las referencias al socialismo y la revolución, que habían primado desde 1930. 11
La estrategia política frentepopulista fue inevitablemente seguida por una estrategia cultural y el vanguardismo militante y proletario fue sustituido por un esfuerzo de los trabajadores de la izquierda cultural por buscar modos de expresión en las corrientes dominantes de la cultura estadounidense. Por una parte, los integrantes del Popular Front comenzaron a participar activamente en la recuperación de la crisis a través de agencias y proyectos gubernamentales como los ya citados Federal Theatre Project, para el que trabajaron, entre otros, el músico Marc Blitzstein y el poeta Archibald MacLeish, 12 y la sección fotográfica de la RA y la FSA que, como apuntaba antes, impulsó de manera definitiva lo que ha dado en llamarse movimiento documentalista norteamericano. Una serie de escritores, fotógrafos y cineastas, entre los que se encontraban Pare Lorentz, Walker Evans, Dorothea Lange o Arthur Rothstein, fueron contratados para documentar gráficamente los proyectos de rehabilitación de las zonas agrícolas, emprendidos en todos los estados de la América rural. 13 Los proyectos federales de la RA y de la FSA tuvieron una repercusión social tal que los medios privados no solo se hicieron eco de esa realidad sino que, adoptando una estética y punto de vista similares, comenzaron a publicar reportajes en los que predominaba la fotografía documental de temática agraria. La agencia Time Inc., que dirigía Henry Luce y de la que dependían las revistas de tirada masiva Life , Look y Fortune (dirigida esta última por el propio Archibald MacLeish), encargó numerosos reportajes sobre las zonas más deprimidas de Estados Unidos a escritores y fotógrafos de reconocido prestigio. 14 El resultado de este inusitado renacimiento de las artes se materializó en una serie de propuestas literarias y artísticas reconocibles bajo el nombre de New Deal Modernism , algunas de cuyas más ilustres expresiones constituyen un hito en la historia del cine, la fotografía y la literatura. 15
F. 1 y F. 2. Portadas de la revista Fortune correspondientes a los números de enero y octubre de 1935.
La segunda de las líneas de acción del Popular Front respondía, como ya apuntamos, al espíritu del internacionalismo y tenía como principal objetivo vencer al fascismo. Es aquí donde las representaciones de la guerra civil española, que abarcaron todas las esferas del arte y la cultura estadounidense, 16 jugaron un papel crucial en la articulación de estrategias políticas por parte del frentepopulismo en aquel país. Sin embargo, estas no pueden ser entendidas de manera aislada respecto a otros referentes del Popular Front que formaban parte del mismo programa en la lucha contra el fascismo ya que, en términos generales, la guerra civil española fue leída por los estadounidenses en solución de continuidad respecto a aquellos conflictos. Desde ese punto de vista, quienes lucharon a favor de la República, en España o desde Estados Unidos, fueron los mismos que se habían manifestado contra la invasión de Etiopía por las tropas fascistas italianas y por la absolución de los anarquistas Sacco y Vanzetti condenados a muerte en Chicago, y fueron también quienes se desplazaron de España a China a finales de 1937, cuando la causa empezaba a considerarse perdida y la invasión japonesa proporcionaba nuevos argumentos y escenarios a la lucha antifascista. 17 En este sentido, no es sorprendente que los voluntarios estadounidenses que fueron a España para luchar con las Brigadas Internacionales esgrimieran las razones más diversas: para los afroamericanos, el enfrentamiento contra Franco era una respuesta a la invasión de Etiopía por parte de Mussolini, para judíos y germano-americanos suponía la primera oportunidad de enfrentarse con las armas a Hitler, para los de ascendencia irlandesa significaba demostrar que el catolicismo y la democracia no eran valores opuestos y para otros simplemente era un deber ciudadano para evitar que el fascismo, que ahora se propagaba por Europa, llegara también un día a Estados Unidos. 18
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