La situación no es diferente en el caso específico valenciano. Así lo demostró Pastor Fluixà, 4e investigaciones muy recientes sobre los linajes de los Boïl de Arenós, marqueses de Boïl; los Cernesio, condes de Parcent; los Cervelló, condes de Cervelló; los Mercader, condes de Buñol; los Pardo de la Casta, condes de Alaquás i marqueses de la Casta o los Vilaragut, condes de Olocau y marqueses de Llanera, entre otros, resultan reveladores en este sentido y vienen a corroborar esta realidad. 5Partiendo de este escenario como marco de referencia, en este trabajo indagamos la trayectoria que permitiría a una de las ramas del linaje de los Castellví pasar, en el transcurso de algo más de una centuria, de la condición de señores de Puchol a la de marqueses de Villatorcas.
La investigación muestra que, hijo segundón del señor de Benimuslem y Mulata, don Amberto de Castellví, señor del lugar de Puchol, inició una nueva rama del linaje de los Castellví cuya consolidación, además de un pequeño señorío, exigiría la conformación de un sólido patrimonio. Es por ello que su primogénito don Francisco emprendió un notorio proceso de ampliación del patrimonio familiar mediante la adquisición de diversas propiedades en el lugar de Museros sobre las que instituyó un vínculo. Con todo, sería su hijo don Basilio de Castellví y Pons quien protagonizara una acumulación patrimonial más notoria. A ella no fue ajena la política matrimonial de los titulares del linaje –que les llevaría a emparentar con destacadas Casas valencianas como los Vich, Pons, Milà, los condes de Carlet o los marqueses de Villasor–; el reducido número de hijos tanto de los Pons como de los Castellví; así como la reversión a la línea principal de legados de los miembros de la familia que no contrajeron matrimonio o que fallecieron sin descendencia. Todo ello permitió que en los años siguientes a su nombramiento como portantveus de general governador en 1644 se aunaran en su persona sucesivas herencias y sucesiones en vínculos. Culminación del proceso, serían sus adquisiciones propias, conformadas por un conjunto de casas, que constituyeron una gran propiedad urbana, y por la compra del lugar de Torcas, de elevada significación por cuanto le permitía acceder a la condición de señor. Se cimentaban así las bases familiares y económicas del nuevo linaje, que su hijo don José de Castellví y Alagón, heredó, explotó y amplió con sus incorporaciones personales.
Pero el estudio demuestra que, junto a esta adecuada estrategia matrimonial y patrimonial, los servicios a la Corona resultarían decisivos para el encumbramiento social de los señores de Puchol. En este proceso sería don Juan Castellví y Vich quien sentara los cimientos en el tránsito de los siglos XVI al XVII. Su brillante trayectoria militar al servicio de la política exterior de la Monarquía le hizo acreedor del reconocimiento del Rey Prudente, del favor de Lerma y también del de Felipe III, llegando a ocupar cargos relevantes en la escena política valenciana. De su mano, el linaje iniciaría un proceso ascensional que su hijo don Basilio reforzó con nuevos servicios, tanto en el espacio militar como en el político. Para ello la coyuntura de la guerra con Francia y el estallido de la Revuelta Catalana, le brindaron una oportunidad excepcional. Su hijo, don José de Castellví y Coloma, recogería el testigo y en la esfera política continuó desempeñando relevantes cargos de delegación regia. Pero para entonces tan dilatada e intensa trayectoria familiar de servicios ya había sido objeto de un trascendental reconocimiento real. En 1690 Carlos II expidió del título de marqués de Villatorcas a favor de don José; una concesión que ponía broche a la aspiración de ennoblecimiento del linaje con un título que posteriormente transmitiría a sus descendientes.
Con todo, quizás su mayor notoriedad cabe buscarla en la capacidad de aunar a su destacada actividad política unas fuertes inquietudes intelectuales que le convirtieron en impulsor, protagonista y símbolo del extraordinario dinamismo adquirido por la vida cultural de Valencia a finales del siglo XVII. Su especial atracción por las letras se tradujo, por una parte, en una activa participación en las tertulias y academias literarias y científicas y en la reunión en su propia casa de la Academia denominada de los Desamparados-San Francisco Javier. A esta faceta cabe añadir su mecenazgo cultural como editor de libros y la autoría de numerosos manuscritos de variada temática en los que se muestra como un autor polifacético, capaz de armonizar la seriedad de unos versos fúnebres, el tono jocoso de un vejamen literario, el profundo conocimiento de las fuentes históricas y la investigación de archivo. Todavía, el inventario de sus bienes nos proporciona una magnífica información sobre su dimensión como bibliófilo y poseedor de una fabulosa biblioteca –que debió ser la más importante de la Valencia de su tiempo– cuya excepcionalidad evidencia que fuera ampliamente utilizada por tan destacados bibliógrafos valencianos del siglo XVIII como Rodríguez y Ximeno para la elaboración de sus obras.
Tratar de aprehender tan variadas dimensiones –familiar, patrimonial, política, ascensional y cultural– en tanto que expresión de la idiosincrasia de tan destacado linaje y, muy especialmente, como una contribución más al conocimiento de la nobleza valenciana durante la Edad Moderna, constituye la pretensión de estas páginas. Unas páginas que deben mucho a mi familia, sin cuya ayuda no hubieran sido posibles. Mi agradecimiento también a Vicent Olmos y al Servei de Publicacions de la Universitat de València por su publicación.
1A. Domínguez Ortiz, Las clases privilegiadas en la España del Antiguo Régimen , Madrid, 1973, pp. 9-10.
2A. Carrasco Martínez, Sangre, honor y privilegio. La nobleza española bajo los Austrias , Barcelona, 2000, p. 36.
3E. Soria Mesa, La nobleza en la España Moderna. Cambio y continuidad , Madrid, 2007, p. 34.
4J. Pastor i Fluixà, «Nobles i cavallers al País Valencià», Saitabi. Revista de la Facultat de Geografia i Història , 43, 1993, pp. 13-54.
5P. Lloret Gómez de Barreda, Ser noble en la València del segle XVII. El llinatge dels Villaragut . València, 2005; G. Pérez Torregrosa, «Espacio foral y patronazgo regio. Los Boïl de Arenós en el siglo XVII», Saitabi. Revista de la Facultat de Geografia i Història , 60-61, 2010-2011, pp. 255-272; E. M. Gil Guerrero, «Los Pardo de la Casta. El ascenso de un linaje al servicio regio (siglos XIV-XVII)», Estudis. Revista de historia moderna , 37, 2011, pp. 487-509; J. San Ruperto Albert, «De comerciants a «grandes» d’Espanya. Els Cernesio, comtes de Parcent, al segle XVII». Estudis. Revista de historia moderna , 39, 2013, pp. 253-272; M. Ll. Muñoz Altabert, «La entretela de la historia. Algunos aspectos en la trayectoria del linaje Mercader, señores de Buñol (siglos XVI y XVII)», en A. Felipo y C. Pérez (eds.), La nobleza valenciana en la Edad Moderna. Patrimonio, poder y cultura , Valencia, 2014; E. Marí Garcia, «Las bases patrimoniales de una nueva nobleza: los Roig de Valencia», en A. Felipo y C. Pérez (eds.), La nobleza valenciana en la Edad Moderna. Patrimonio, poder y cultura , Valencia, 2014; A. Felipo Orts, El Conde de Cervelló y el Consejo de Italia: escritos políticos en el exilio austracista (1724-1745) , València, 2007. Y de la misma autora, De nobles, armas y letras. El linaje de los Cervelló en la Valencia del siglo XVII (en prensa).
I. LAS RAÍCES FAMILIARES DEL LINAJE
Los orígenes de la rama de los Castellví que nos ocupa cabe situarlos en don Luis de Castellví y Juan –hijo del señor de Carlet, don Luis de Castellví, y de su segunda mujer, doña Juana Juan–, quien en 1441 compró a Juan Gil el lugar de Benimuslem. Sobre él, en reconocimiento de los servicios prestados, Juan II le hizo merced de la jurisdicción, que hacía extensiva a sus hijos varones, mediante privilegio concedido en 1459. 1Casado con doña Leonor Tolsà –hija de Juan Tolsà Pardo de la Casta– fruto de esta unión serían Pedro, Luis, Alberto, Juan, Leonor, Violante y Aldonza. A su vez, su primogénito, don Pedro de Castellví, señor de Benimuslem y Mulata, compró en 1479 el vizcondado de San Luri y la villa de Laconi a don Enrique Enríquez de Sicilia, intitulándose vizconde y conde hasta que en 1495 cedió estos estados a su hermano don Luis de Castellví. 2En otro orden, don Pedro asistió a Juan II cuando en 1473 un ejército francés penetró en el condado de Rosellón y sitió Perpiñán, servicio que el monarca aragonés compensó ampliando la plena jurisdicción sobre el lugar de Benimuslem a las mujeres del linaje, en privilegio expedido en Perpiñán el 25 de julio de dicho año. 3Al respecto, relataba Viciana que «considerando que don Pedro de Castellví, hijo de don Luis, señor de Benimuslem, entró en Perpiñán al tiempo que los franceses vinieron con gruesso exército contra Perpiñán, y que sus hechos notables merescían mercedes que, por ende, le otorgaba toda la jurisdición de Benimuslem a los varones y hembras, successores en Benimuslem». 4
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