También Williams parece anticiparse —recuérdese que In the American Grain es de 1925— a la imputación de imprecisión terminológica que Eliot hace a Poe y de la que pone ejemplos concretos —el uso que éste hace de términos como “immemorial” o “stately” en “Ulalume” y “The Raven”, respectivamente— en su ensayo de 1949. Williams, por el contrario, invierte la imputación con el curioso argumento de que, para Poe, “las palabras no venían recargadas de asociaciones debidas al uso” (221). Y aunque a veces “usaba las palabras tan juguetonamente que sus frases parecen rehuir el sentido” (íbid.), esto no parece ser un defecto para el comentarista; para quien, por el contrario, ese “sentido” puesto en cuestión por la laxitud lingüística de Poe es el verdadero “destructor” (“the destructive”), y la huida del mismo anuncia “el abandono protector” (“the preserving abandon”) de una Gertrude Stein (íbid.), es decir, de una escritora caracterizada por su afición al paladeo verbal, a los juegos fónicos, al uso de la palabra desligada de su significado propio.
Todo esto es obvio si pensamos, por una parte, en la práctica poética de Poe tal como ésta se manifiesta en textos como “The Bells”, con sus estribillos obsesivos y casi carentes de sentido; y si, igual que ocurría con Eliot, tenemos en cuenta que el parecer de Williams venía también dictado por razones de estrategia literaria, ya que el autor, en torno a esas fechas, acababa de publicar su libro más audaz y característico, Spring and All (1923), un conglomerado de poesía y prosa en el que pone en práctica su particular versión de la Imaginación visionaria, aplicada a objetos y situaciones cotidianas singularizadas, al modo de los objetos creados por los cubistas, por la evocación que de ellos hace el poeta mediante una fraseología escueta y ajustada a la dicción coloquial norteamericana. En este libro Williams define su posición respecto a la tradición literaria local y sus contemporáneos, tanto norteamericanos como extranjeros —y no sólo poetas: también se menciona a artistas plásticos—; y uno de los autores citados, significativamente, es Poe, a quien llama “el primer poeta americano” (Williams 1986, 198).
Curiosamente, para Williams lo mejor de este lejano predecesor en su búsqueda de una expresión poética genuinamente norteamericana y no lastrada por tradiciones foráneas no está en su poesía. En toda ella, “no hay sino cinco poemas, posiblemente tres” (Williams 1956, 232). Que Poe fracase precisamente en el género que suponía “la acumulación de todo lo que ha expresado, en la crítica [y] en los relatos en prosa” se debe, llamativamente, a que el autor de “The Raven”, según su comentarista de 1925, ha hecho todo eso “estremecido de deseo” (“shaken with desire”), y en ello “su método se le ha escapado” (“his method has escaped him”;
íbid.); es decir, el poeta que ha dejado que su poesía “se convierta en sí mismo” (“become… himself”) ha sucumbido al mismo mal —aunque Williams no menciona este detalle— al que sucumben los protagonistas de “Al Aaraaf”, que han atendido a los latidos de sus corazones antes que a la llamada de Nésace a la ascensión imaginativa; con lo que Williams, indirectamente, parece diagnosticar, respecto a la poesía de Poe en general, y respecto a la vertiente más convencionalmente romántica de la misma, el mismo mal que llevó al propio autor a considerar fracasadas sus tentativas poéticas en ese sentido. El designio de Poe —escribir desde dentro de una tradición que siente como ajena, a la vez que intenta establecer los fundamentos de una literatura (y de una poesía) genuinamente americana, es el mismo que el de Williams: de ahí que el autor de “The Raven” sea el héroe —es decir, el personaje sobre el que Williams escribe con más entusiasmo, y en el que centra un mayor número de cuestiones cruciales referentes a esa “americanidad”— del libro de ensayos en el que amplifica y explicita el sustrato de su innovador libro de poemas de 1923.
El “mejor poema” de Poe, concluye crípticamente Williams, sin dar mayores explicaciones, es “To One in Paradise”, cuyo texto merece una relectura a la luz de los factores que venimos considerando. Copiamos aquí la primera estrofa 54:
THOU wast all that to me, love,
For which my soul did pine —
A green isle in the sea, love,
A fountain and a shrine,
All wreathed with fairy fruits and flowers,
And all the flowers were mine.
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