Ma perchè quello che principalmente constituisce e determina la natura de la poesía, e la fa da historia diferente, non è il verso, como dice Aristotele [...] ma è il considerare le cose non come sono estate, ma in quella guisa che dovrebbono essere state, avendo riguardo più tosto a l’universale, che a la verità de’ particolari (Lib. III). 25
De la elocuencia, por último, subraya su importancia aludiendo a cuántos destinos ha marcado (ibíd.: 208): «molti uomini prudenti, privi di questo dono, furono esclusi dal governo de’ regni e delle repubbliche, e riputati quasi infanti» (Lib. V), y la vincula con lo maravilloso en el discurso (ibíd.: 204): «Lo stilo eroico adunque non è lontano dalla gravità del tragico, nè dalla vaghezza del lirico; ma avanza l’un e l’altro ne lo splendore d’una meravigliosa maestà» (Lib. IV).
En cuanto a las partes estructurales de la epopeya, señala, desde un punto de vista formal (ibíd.: 25), «l’introduzione, la perturbazione, il rivolgimento ed il fine; fra le quali io non ho numerato l’episodio, benchè questa parte sia propria al Tragico ed all’ Epico» (Lib. I). 26Desde el punto de vista del contenido del discurso poético, señala la fábula, a su vez constituida por tres elementos, la peripecia, la agnición o reconocimiento, y la pasión o conjunto de afanes y perturbaciones, los caracteres de los personajes, los juicios y parlamentos y la elocutio .
Sobre esta construcción teórica ya conocida, Tasso (ibíd.: 109) mantiene una afirmación singular que tendrá enorme interés para el devenir del concepto de lo maravilloso. A través del Orlando de Ariosto observa la diferencia entre la novela (moderna) y la epopeya:
Il romanzo (così chiamano il Furioso e gli altri simili) è specie di poesía diversa dalla epopeja, e non conosciuta da Aristotele; per questo non è obbligata a quelle regole che dà Aristotele della epopeja. E se dice Aristotele che l’unità de la favola è necessaria nell’ epopeja, non dice però che si convenga a questa poesia di romanzi non conosciuta da lui (Lib. III). 27
Precisamente a través del análisis comparativo entre la novela y la epopeya, Tasso (ibíd.: 24) dará con la verdadera sustancia última del texto épico, atribuida hasta ahora a la fábula, alma de la epopeya y la tragedia, desde Aristóteles. «La favola, la quale è definita da Aristotele imitazione dell’ azione, [...]. questa è da lui chiamata principio ed anima del poema» (Lib. I). Ciertamente, se admite en los Discorsi (Lib. I) que lo maravilloso se encuentra, también, en los otros géneros y formas dramáticas. Así, se dirá que la tragedia ha de mover a maravilla y fácilmente hace posible llegar a ella a través del horror y lo miserable de las vivencias de sus personajes. «Le tragedia debbano muover meraviglia e particularmente [...] agevolmente s’induca l’orribile e il miserabile». Y en la comedia, observa que no basta con cosas groseras o vulgares para hacer reír, también en ella, para ser efectiva, ha de haber maravilla. «Laonde cessata la maraviglia o la novità, cessa il riso», observa Tasso (ibíd.: 22). Pero es en la épica donde lo maravilloso y extraordinario parece encontrar su espacio natural. Las grandes hazañas y todo, en suma, deviene admirable en el poema heroico. «Quella maraviglia che ci rende quasi attoniti di veder che un uomo solo colle minacce e co’ cenni sbigottisca tutto l’esercito [...] tuttavolta rende mirabile il poema eroico» (ibíd.). 28
Pero lo maravilloso en Tasso (ibíd.: 59) no quiere perder contacto con la verosimilitud y la dificultad; para el poeta, está en conjugar estas cualidades discordantes:
Ma benchè io stringa il poeta epico ad un obbligo perpetuo di servare il verosimile, non però escludo da lui l’altra parte, cioè il maraviglioso; anzi giudico che un’ azione medesima posa essere e maravigliosa e verisimile; e molti credo che siano i modi di congiungere insieme questa qualità così discordanti (Lib. II). 29
La intervención de seres que exceden el poder de los hombres se considerará maravillosa o milagrosa.
Attribuisca il poeta alcune operazioni che di gran lunga eccedono il poter degli uomini a Dio, agli Angioli suoi, a’ Demoni, o a coloro a’ quali da Dio o da’ Demoni è conceduta questa potestà, quali sono i santi, i magi e le fate. Queste opere, se per sè stesse saranno considerate, maravigliose parranno; anzi miracoli sono chiamati nel comune uso di parlare (ibíd.). 30
Pero pudiera ser que lo maravilloso sea verosímil, para ello tendrá que mantenerse circunscrita a los términos de la naturaleza. «Può esser dunque una medesima azione e maravigliosa e verisimile; maravigliosa, risguardandola in sè stessa e circoscritta dentro ai termini naturali». Esto es, la conjunción de lo maravilloso y lo verosímil hace imposible la introducción de los dioses de los gentiles. «Ma di questo modo di congiungere il verisimile col maraviglioso privi sono que’ poemi ne’ quali s’introducono la deità de’ Gentile» (Lib. II). Con ello, Tasso (ibíd.: 60) deja abierta la puerta a lo verosímil cristiano como constructo lógico de lo maravilloso, aunque niega la verosimilitud ficcional a los seres y poderes ajenos a la teología cristiana. 31Después de todo, si se admiten las maravillas de Teseo o Jasón, dirá (ibíd.: 61), por qué hemos de negar la idea del perfecto caballero, por piedad y religión, en las personas de Carlomagno y Arturo. «Oltre a ciò, chi vuol formare l’ idea d’ un perfetto cavaliere, non so per qual cagione gli nieghi questa lode di pietà e di religione. Laonde preporrei di gran lunga la persona di Carlo e d’Artù a quella di Teseo e di Giasone» (Lib. II). Y es que lo maravilloso en Tasso, y a diferencia de Ariosto, quiere ser un maravilloso útil: «molto meglio accenderà l’ animo de’ nostri cavalieri coll’ exempio de’ Fedeli, che degl’ Infideli, movendo sempre più l’autorità de’ simili che de’ non simili, e de’ domestici che degli stranieri» (ibíd.).
A juicio de Tasso, Discorso Primo (1804: 13), 32si ha de conjugarse lo maravilloso con lo verosímil, los argumentos de la épica solo pueden beber de la historia cristiana o hebrea. «Questa sola raggione a mio giudicio conclude, che l’argomento dell’ Epico debba esser tratto da Istoria non Gentile, ma Cristiana, od Ebrea». De hecho señala la majestad y grandeza como atributos exclusivos de la «nostra religione», y se permite aquí una crítica a los héroes de ficción, al estilo ariostesco, construidos al margen de la moral cristiana. «E ultimamente chi vuol formar l’idea d’un perfetto Cavaliero, come parve che fosse intenzione d’alcuni moderni scrittori, non so per qual cagione gli nieghi questa lode di pietà, e di religione, e impio e idolatra ce lo figuri».
Al mismo tiempo, admite la idoneidad para la épica de historias de tiempos y naciones remotas, porque lo que por un lado puede ser un problema, por la debilidad de la memoria que de ellos se tenga, por la escasez de fuentes, en definitiva, por otro, permite al escritor recrear a su gusto ese mundo. El inconveniente, según Tasso (ibíd.: 62), es que obliga a introducir en el relato, de algún modo, la antigüedad de usos y costumbres de esos pueblos remotos. 33
El más ilustre de los tratadistas españoles del XVI, López Pinciano, en su Philosophia antigua poética (1596), retoma también la idea horaciana de lo útil y el deleite, conjunción para la que considera necesarios lo maravilloso, una ficción hermosa y un lenguaje apropiados:
Dotrina y deleyte conviene tenga mezclado, el que tiene el poema, que el que tiene mucha dotrina no es bien recebido, ni leydo, y el que tiene solo deleyte no es razón que lo sea y en suma la poética es arte inventada como todas las demás para bien y útil del mundo; de la qual fue origen y principio, el fin que ya es dicho, y otra vez digo la dotrina con el deleite; dexo agora lo que algunos han querido que la maravilla, o que la hermosura de la ficción y el lenguaje sean fines poéticos (Pinciano, 1596: 111).
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