En su experiencia, “tras trabajar con muchos empresarios y haber conocido cientos de ellos, todos tienen algún familiar o amigo cercano que les sirvieron de modelo para imitar, una persona que trabaja para sí mismo o un jefe de su propia compañía”. Aunque muchos emprendedores no provienen de padre o madre emprendedores, ni forman parte de una gran cadena de emprendedores perteneciendo a familias sin antecedentes empresariales, parece difícil negar que cuando uno cambia el vivero por la red y no ha estado expuesta a esa experiencia, el paso decisivo cuesta mucho más: “Si alguien viene de un entorno en el que todos tienen un empleo seguro, con una carrera que promete durar de por vida y una pensión al final, la idea de empezar solo sin una red de seguridad puede ser aterradora”. Dos expertos en economía, el catedrático David Blanchflower, del Dartmouth College en Estados Unidos, y Andrew Oswald, de la Universidad de Warwick en Reino Unido, concuerda con Johnson. 8Aquellas personas que no han tenido la oportunidad de rozar con mentores que jueguen roles de ejemplo como emprendedores, no tienen otra oportunidad de observar estos espejos que en programas educativos que incluyan prácticas en empresas y reuniones y trabajo en equipo con emprendedores en acción.
Este desarrollo de la cuestión de si los empresarios nacen o se hacen está centrado en los desencadenantes de la acción de creación. Pero el valor del emprendimiento no reside en acometer este acto creador, sino en conseguir triunfar con él. Cabe pues interrogarse sobre si los pesos de la genética y la educación son similares cuando nos preguntamos si los empresarios de éxito nacen o se nacen.
Para el especialista en negocios Peter Ryding, “los empresarios exitosos nacen, no se hacen. Uno puede entrenar a la gente a manejar el estrés, ser mejor líder, cómo ser tenaz, humilde, positivo, pero si no tienen la base genética, es difícil. Yo calcularía que la respuesta sencilla es: 70% innato, 10% adquirido y 20% aprendido”. Las dos características genéticas clave que Ryding destaca son “pensamiento adaptable” y “ver la realidad positivamente”: “Una persona con ‘pensamiento adaptable’ puede detectar una necesidad, decidir qué habilidades se requieren para satisfacerla y aplicarlas rápida y efectivamente. Pueden hacer eso una y otra vez a medida que se presentan nuevas necesidades”. Por su parte, con ‘ver la realidad positivamente’ se refiere “a que los empresarios son mejores para ver si algo está mal en un plan y saber qué hacer para volverlo positivo”.
Brian Morgan, profesor de desarrollo de la capacidad empresarial en la Universidad Metropolitana de Cardiff, Gales, también atribuye a los “factores genéticos heredados” un importante papel: “En general, un 40% de las habilidades empresariales pueden adscribirse al ADN”, estima. “Pero el 60% de las aptitudes requeridas para crear un negocio sostenible y exitoso -como pericia técnica y financiera- tienen que adquirirse. Eso se puede enseñar en cursos o se puede aprender trabajando por unos años en una firma grande en el sector que sea del interés del que el empresario en ciernes”. Además, Morgan distingue a los empresarios entrenados porque “son más dados a prestar atención a los detalles y a empezar sus negocios sobre bases más firmes”. 9
Un estudio de referencia al respecto es el de Kathryn Shaw, profesora de la Universidad de Stanford, que en base al análisis de los datos de 2,8 millones de pequeñas empresas orientado a conocer la importancia de la experiencia en el éxito, concluyó que las tasas de éxito eran significativamente mayores para los empresarios con mayor veteranía en gestión. Por tanto, con independencia de la predisposición a iniciar un nuevo negocio y del peso de los genes en esta probabilidad, el factor fundamental para el éxito emprendedor es la experiencia poseída en un rol empresarial. La probabilidad genética de crear una nueva empresa no equivale a la probabilidad de éxito de la misma. La probabilidad de triunfar es más alta si cuentas con una práctica significativa superior que si posees una dotación genética más proclive al emprendimiento. Por tanto, los emprendedores de éxito se hacen comprometiendo su esfuerzo en mejorar sus habilidades, encontrar buenas ideas y trabajar para superarse personalmente. 10
2.5. Concepto de educación emprendedora
Los enfoques, objetivos y contenidos de la educación emprendedora pueden variar significativamente según el concepto que se tenga de espíritu emprendedor y del contexto nacional y educativo al cual vaya referido. El concepto de educación emprendedora ha sido manejado asiduamente con significados diversos, pues con él se ha designado tanto la actividad o proceso (de alcance heterogéneo, con diferentes filosofías del proceso de aprendizaje) desarrollado para conseguir que las personas adquieran ciertas destrezas y conocimientos o desplieguen ciertas actitudes y comportamientos de cara a conseguir unos resultados eficaces en la toma de decisiones con riesgo, como los mismos resultados.
El abanico de conceptos de educación emprendedora puede organizarse en tres categorías (Sánchez et al., 2017: 415-416):
• Educación sobre emprendimiento: consiste en impartir conocimiento general sobre conceptos relacionados con el emprendimiento (O’Connor, 2013, Van der Verheul. 2003). Es la versión más limitada de la educación emprendedora, pues se restringe a transmitir conocimientos teóricos sobre el emprendimiento sin ir acompañados de prácticas que consoliden el aprendizaje e induzcan cambios en las actitudes de los receptores.
• Educación a través del emprendimiento: es el método de enseñanza basado en el proceso y experimental ( action-based ) en el cual los potenciales emprendedores aprenden directamente por medio de su inmersión en experiencias emprendedoras (Kyrö, 2005). Este concepto ha guiado frecuentemente los programas de educación emprendedora desplegados en las escuelas de negocios, que han puesto su foco en la educación práctica y experiencial (Rasmussen & Sörheim, 2006, Henry et al., 2005). La idea de educar a través del emprendimiento también ha arraigado en las universidades emprendedoras, que intentan funcionar como focos de aprendizaje para potenciar a personas que ser emprendedores mediante métodos vanguardistas que ayuden al desarrollo de las capacidades, las actitudes y las formas de pensar y sentir de estos sujetos (The Entrepreneurial University, 2013, Etzkowitz, 2004, Etzkowitz et al., 2000). La transformación de las universidades tradicionales en universidades emprendedoras supone cambiar de raíz las características de estas instituciones (Guerrero et al., 2015, European Commission, 2012a, Thorp & Goldstein, 2010), orientándolas a demostrar la excelencia en todos sus niveles, a facilitar el despliegue de facultades innovadoras, a implicar a los alumnos en oportunidades de aprendizaje diversas y en relaciones con la comunidad local y el mundo de los negocios, y en demostrar un compromiso a largo plazo para la creación de empresas (Arnaut, 2010).
• Educación para el emprendimiento: es la aproximación teórico-práctica para proveer conocimiento y habilidades sobre emprendimiento para influir en el desarrollo de actitudes y comportamientos emprendedores (Heinonen & Hytti, 2010, Scott et al., 1998).
La tercera acepción ha sido la adoptada por el Grupo de Trabajo Temático sobre Educación para el Emprendimiento de la Comisión Europea (European Commission, 2014a) y la Red Eurydice, que toma la definición marco acordada en Ginebra el 18 de enero de 2012 por la principal fuente de autoridad en la materia: el grupo de trabajo internacional sobre aprendizaje del emprendimiento integrado por representantes de ETF, GIZ, la OIT, la UNESCO y UNEVOC.
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