ROSENFELD, Sophia (2001): A Revolution in Language: The Problem of Signs in Late Eighteenth-Century France , Stanford: Stanford University Press.
1 Vid . Fuertes (2015) para profundizar en la biografía de L. Hervás y Panduro. V. asimismo Esparza et al . (2008) y Battaner (2012) para un repaso detallado de la bibliografía secundaria sobre el conquense.
2En este caso, y como explicaremos más adelante, por «lengua» Hervás se refiere específicamente en este punto al órgano vocal, no a distintos idiomas (aunque señalará que a menudo los idiomas se denominan por como en cada lengua se nombre al órgano vocal).
3En el caso de Hervás, esta discusión se trae a colación para demostrar que el lenguaje (oral o escrito) es un don (de Dios) y que no ha podido ser un desarrollo específico del Hombre. Mencionando el Catálogo , señala: «En ellos llamo á examen y cotejo casi todas las lenguas que se conocen en el mundo; y de este modo hago inútiles centenares de libros que sobre dichas dudas se han escrito; y observando la diversidad substancial de los idiomas en las palabras y en la sintexí, establezco que el Hombre es incapaz de formar por sí mismo un idioma; que fue infuso él primero que hablaron los hombres; y que la diversidad de los idiomas en palabras y sintaxí no puede ser efecto de otra causa, que de la admirable confusión de lenguas, que refiere Moysés; y se contiene algo enmascarada en la mitología, tradición, é historia de las naciones Paganas» (Hervás, 1789: 242-243).
4De nuevo, una concepción que Hervás cambiará en la EES : en ella reconocerá que existen lenguas gestuales (de signos o señas), como las empleadas por las personas sordas, puesto que, entre otras características, disponen de artificio gramatical.
LOS GÉNEROS DEL COTILLEO Y DEL CHISMORREO
Luis BELTRÁN ALMERÍA
Universidad de Zaragoza
Los géneros del cotilleo han alcanzado una relevancia inconcebible hace unas cuantas décadas, gracias al éxito de la prensa rosa , de los programas televisivos de carácter rosa y, últimamente, de las nuevas tecnologías (Facebook, Twitter, Instagram…) 1. El interés del cotilleo es tan grande en la actualidad que consigue ocupar un considerable espacio en el prime time televisivo. El éxito internacional de los reality shows como Gran Hermano demuestra que es un fenómeno de primera línea de la cultura de masas y no un asunto local o pasajero. En España Gran Hermano lleva dieciocho ediciones en Tele 5 y su secuela Gran Hermano VIPS , cinco.
Esta relevancia ha servido para que aparezcan estudios dedicados a estos géneros, tanto en el ámbito del periodismo, como en los de la sociología, la lingüística y los estudios literarios, casi siempre vinculados a los estudios sobre la mujer, pero estos tratamientos son demasiado limitados para la trascendencia de este asunto. Desde otro punto de vista también la antropología se ha ocupado de estas cosas. Yuval Noah Harari ha subrayado en De animales a dioses que los géneros del cotilleo y del chismorreo fueron decisivos para la formación y consolidación del homo sapiens . Harari no es un antropólogo. Simplemente se ha hecho eco del interés que estos géneros han suscitado entre los antropólogos. La razón de ese interés puede explicarse en dos pasos. Hoy la psicología evolutiva tiene un bien merecido prestigio. Ese prestigio se debe a que muchos de los hábitos actuales se deben a hábitos adquiridos en la era preagrícola. Y los avances en ese terreno resultan muy sugerentes. Sabemos que los sapiens preagrícolas vivían en hordas, esto es, en grupos de entre diez y treinta individuos que recolectaban y cazaban. Sabemos que durante unos cien mil años aproximadamente convivieron con otros humanos, los neandertales, que se extinguieron por razones que no están todavía claras. Al parecer, los sapiens estaban peor dotados físicamente que los neandertales u otras humanidades como los denisovas –con los que también convivieron–. Sin embargo, consiguieron prosperar. Quizá la razón decisiva para esa prosperidad radique en el lenguaje verbal. Las otras humanidades también tuvieron sus lenguajes, gestuales y orales, aunque quizá no fueran articulados. La diferencia de los sapiens puede consistir en un grado superior de articulación del lenguaje, que permitiría un mayor desarrollo de la imaginación y de la cohesión de la horda. Los neandertales existieron durante quinientos mil años. Apenas evolucionaron. Los sapiens llevamos en la Tierra ciento cincuenta mil años. La evolución ha sido considerable. Esta diferencia refleja una capacidad de imaginación y de comunicación suficiente para determinar dos destinos opuestos.
Un paso más allá de estas certezas ha ido Robin Dunbar. En su libro Grooming, Gossip, and the Evolution of Language planteó la hipótesis de que el cotilleo juega –y mejora– el papel que tiene entre primates el aseo entre compañeros. El principio «si me rascas la espalda te rascaré la tuya» se convertiría en «si me cuentas algo de alguien te contaré algo que no sabes». Dunbar cuestiona la idea convencional de que el lenguaje articulado se desarrolló para permitir a los varones coordinarse en las cacerías y ser así más eficaces.
This is the ‘there’s a herd of bison down by the lake’ view of language evolved to enable the exchange of highfalutin stories about the supernatural or the tribe’s origins. The hypothesis I am proposing es diametrically opposed to ideas like these, which formally or informally have dominated everyone’s thinking in disciplines from anthropology to linguistics and palaentology. In a nutshell, I am suggesting that language evolved to allow us to gossip (Dunbar, p. 79).
Quizá las dos hipótesis sobre los orígenes del lenguaje articulado no sean tan opuestas como dice Dunbar. Podemos suponer una división de tareas para el lenguaje: la dimensión masculina como útil de caza y la dimensión femenina como cotilleo. Quedan funciones mixtas como las orientadas a la recolección.
Dunbar cree que el proceso del paseo del aseo mutuo al cotilleo va ligado al crecimiento de la horda. Y que ese proceso comenzó con el homo erectus hace dos millones de años:
Eventually, even this form of communication [grooming] would have exhausted its capacity to bond groups. A more efficient mechanism for bonding was needed to allow group size to continue its upward drift. At this point, the vocalizations began to acquire meaning. But the content was largely social: gossip had arrived (Dunbar, p. 115).
El objeto del cotilleo y el chismorreo es establecer relaciones sociales estables entre individuos que no tienen relaciones familiares o que no pertenecen a la misma horda. Un reciente estudio contempla estas relaciones como amistad entre cazadores-recolectores («Characterization of hunter-gatherer networks and implications for cumulative culture», 2017). Pero el concepto de amistad es demasiado moderno e impreciso para aplicarse a estas relaciones. Conceptos como el compadreo y el clientelismo están algo más indicados. En las épocas históricas premodernas la relación de compadreo se establece como un parentesco sin lazos consanguíneos, basado en relaciones de casta que se revisten de razones culturales, profesionales o religiosas. Hoy quedan todavía residuos de esas relaciones de compadreo. Veamos algunos ejemplos. El primero tiene un carácter religioso: las cofradías en España. Se trata de agrupaciones religiosas que procesan en Semana Santa o en otras festividades religiosas. Un carácter laico tienen las sociedades gastronómicas en el País Vasco o las peñas festivas en Aragón. En Estados Unidos, las fraternidades en las universidades son otro ejemplo de relaciones familiares sin vínculos de sangre. Estas asociaciones son formas premodernas de cohesión social, que sobreviven más o menos adaptadas y tipificadas a los nuevos tiempos. Su origen se remonta a las relaciones tribales que han tomado en las sociedades históricas carácter de casta.
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