[...] I és que, nobles, mercaders, artesans, intel·lectuals o bé homes de lleis, els conversos d’origen judaic constituïen un percentatge important de la societat valenciana de finals del segle XV. A més de literats, hi havia també músics, orfebres, escultors i pintors coneguts; i, sobretot, hi havia una llarga rastellera de notaris, de mercaders, d’artesans i de negociants [...]. 6
A día de hoy, y con más información en nuestras manos, preferimos ser más cautos en estas afirmaciones que ignoraban las dinámicas demográficas y sociales que determinaron la trayectoria de la sociedad capitalina. En cualquier caso, tras muchos años de investigación, tengo la certeza de que el caso de la familia de los banqueros Roís solo podría ser representativo de una muy reducida élite de profesionales de ascendencia conversa que, a pesar de la acumulación de capital y patrimonio, fueron desalojados de las posiciones de privilegio al final del último siglo medieval. Desde luego, su trayectoria en nada es comparable a la de la mayor parte del grupo de ascendencia conversa, mercaderes mediocres y pequeños maestros artesanos, cuyo destino fue más lúgubre, si eso es posible.
Las informaciones obtenidas se han organizado en tres capítulos. El primero da cuenta de los esfuerzos del padre por hacer crecer una empresa mercantil recién instalada en la ciudad de Valencia, así como de sus estrategias en la constitución de unas redes de apoyo social que permitiera su inserción en la sociedad local. El segundo traslada los mismos planteamientos al período de gobierno de la empresa, constituida como banco, por los tres hijos del mercader turolense y el proceso de promoción social que los llevaría a forzar las puertas de la aristocracia urbana. Y el tercero y último es el hundimiento de todos sus sueños y aspiraciones, cuando se estaba produciendo la transición a la siguiente generación, consecuencia del asentamiento de los tribunales inquisitoriales en Valencia y de la represión social de la comunidad de ascendencia conversa.
1R. García Cárcel: Orígenes de la Inquisición española. El tribunal de Valencia. 1478-1530 , Barcelona, Ediciones Península, 1985, pp. 160-161.
2J. Ventura Subirats: Inquisició espanyola i cultura renaixentista al País Valencià , València, Eliseu Climent editor, 1978, p. 14. Las investigaciones desarrolladas durante la década de los años noventa, en especial aquellas que acumulaban datos procedentes de las actas notariales de finales del siglo XV, constataron de manera fehaciente la trascendencia de la banca Roís. Por ejemplo, D. Igual Luis y G. Navarro Espinach: «Los genoveses en España en el tránsito del siglo XV al XVI», Historia, instituciones, documentos , 24 (1997), pp. 307, 323 y 325-326.
3Pongo un ejemplo que –sin pretender señalar a nadie, puesto que al fin y al cabo suponía la aportación de información en su momento– nacía en el desconocimiento y generaba más desconcierto. Dice la autora, y es una traducción libre mía: «Galceran Adret aparece a este respecto como un modelo [...] Su matrimonio con Isabel, hermana de Gonsal d’Alfons Roís, le había permitido aliarse a una de las más ricas familias de banqueros conversos de Valencia». Para añadir en las páginas siguientes: «De 1491 a 1494, es de nuevo una gran familia de conversos que acapara la recaudación de impuestos, la de los Roís, dinastía de cambistas, banqueros y comerciantes [...]» (J. Guiral: «Convers á Valence à la fin du XV s.», Melànges de la Casa de Velàzquez , 11 (1975), pp. 89 y 91, respectivamente). Pues no, nada de dinastía de banqueros. Los únicos que fueron banqueros son los que se investigan en este libro y, tras su huida o defunción en 1487, nunca volvieron a ejercer la profesión en Valencia. Sus primos, unos más cercanos, otros más lejanos, nunca fueron banqueros. Finalmente, estoy convencido de que eran más conversos en la mente de algunos historiadores actuales que en la realidad de sus vidas pasadas, que no gestionaban como grandes entramados de parentesco amplio, todos viviendo juntos, apretujados, todos llevando los negocios en común. De hecho, no he encontrado ninguna evidencia de contactos entre los propietarios del banco y los hijos de Alfons Roís, mercader turolense afincado en Valencia décadas más tarde. Simplemente compartían un apellido. Nosotros los hemos encerrado artificiosamente en un mundo inextricable de vínculos familiares secretos. En cualquier caso, sirva el ejemplo para demostrar que, desde aquel lejano año de transición política contemporánea, la historiografía ha asumido esas cronologías confusas. En la reciente actualización de su obra casi iniciática, Belenguer Cebriá recogía de la autora francesa el mismo dato: «Así, familia de conversos eran los Ruiz, cambistas, banqueros y mercaderes que [...] se hicieron con su arrendamiento entre 1491 y 1494» (E. Belenguer Cebrià: Fernando el Católico y la ciudad de Valencia , València, Universitat de València, 2012, p. 186). A partir de finales de la década de 1990, nuevos datos hallados hacían sospechar ya del temprano destino de la banca Roís (R. Narbona Vizcaíno y E. Cruselles Gómez: «Espacios económicos y sociedad política en la Valencia del siglo XV», Revista d’Història Medieval , 9 (1998), p. 212).
4F. Dosse: La apuesta biográfica. Escribir una vida , València, PUV, 2007, pp. 218-223.
5En este sentido, hace años, cuando aún la investigación estaba en una fase inicial, publicamos un primer resultado que contenía errores y carencias informativas y que esta monografía pretende subsanar en la medida de lo posible. El trabajo era E. Cruselles Gómez: «Historia de vida en la persecución inquisitorial: la familia Roís en Valencia, 1417-1519», en J. M. Cruselles Gómez (coord.): En el primer siglo de la Inquisición española. Fuentes documentales, procedimientos de análisis, experiencias de investigación , València, Universitat de València, 2013; que vio una versión en valenciano, cuyo título fue modificado por los duendes de la imprenta, haciendo posible el vínculo tan soñado noble-converso: «Històries de vida en la persecució inquisitorial. La familia Roís de Corella (1417-1519)», Afers , 73 (2012), pp. 625-644.
6J. Ventura Subirats: Inquisició espanyola , cit., p. 14.
I. MARTÍ ROÍS, DONCEL DE VALENCIA (1417-1454)
Poco antes de su muerte, Martí Roís dedicaba parte de su tiempo, sustraído del que había consagrado durante una dilatada vida profesional de casi cuatro décadas a su empresa, a recorrer los tribunales de justicia de la ciudad. El pleito se había desencadenado por la venta de un inmueble en la parroquia de Sant Tomàs, espacio urbano crucial en la preservación de la sociabilidad conversa. En la primavera de 1451, la causa se planteaba en la corte del gobernador general del reino, pasando en el verano del año siguiente a la del justicia civil de la ciudad. Finalmente, en el otoño de 1452, la disputa acababa en manos de un árbitro elegido por los litigantes. 1Entre los querellantes estaban su vecino, el mercader Joan Solanes, y Gabriel de Riusec, un doctor en derecho que mantendría bastante relación con las dos generaciones de la familia Roís. Durante aquellos años, Martí era tratado en los sumarios judiciales y en las actas notariales como doncel habitante de Valencia, una posición social de prestigio deseada por muchos, alcanzada por pocos, un colofón brillante a las aspiraciones de las élites dirigentes urbanas de la época. Sin embargo, tanto ese tratamiento protocolario como los problemas judiciales proporcionan un perfil un tanto equívoco de los orígenes sociales y de la experiencia vital de un individuo en gran medida extraño a los ambientes de la oligarquía municipal de la época, y no permiten aventurar el destino de sus herederos, donceles como él. Martí Roís no cumplía el prototipo de la nobleza urbana de la Valencia medieval, tampoco se le puede considerar preocupado por los problemas de la élite política de la época; más bien, al contrario, podría ser un ejemplo representativo del dinamismo social que animó a la sociedad urbana tardomedieval y cuya trayectoria acabó truncándose con la regresión social propia del tránsito a los tiempos modernos.
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