En la presentación de las imágenes, nada delataba el menor atisbo de crítica hacia el dictador, y por consiguiente de voluntad desmitificadora, sino que, muy al contrario, en los textos se leía una deferencia que contrastaba fuertemente con el contenido de las imágenes, e incluso hoy en día Jaime Peñafiel defiende la publicación de estas fotografías que en su época suscitaron polémicas en nombre de un supuesto combate contra la distanasia, al igual que el que se las vendió:
Allí estaba el general, allí estaba el testimonio gráfico de lo que se sospechaba le habían hecho durante los 15 días que permaneció en la habitación de la primera planta del Hospital La Paz: negarle el derecho a morir tranquilamente, sin dejarle aceptar la propia muerte de una manera digna. Las fotos que tenía en mis manos eran un ejemplo terrible de lo que se puede hacer con un hombre, conservándole, gracias a la tecnología, hasta el último palmo vegetativo. 31
Cualesquiera que fueran las razones de esta publicación, lo cierto es que no le «cabía la menor duda de que aquello era una exclusiva excepcional» 32 y las imágenes imponían de manera esperpéntica y cruel la crudeza de aquel ensañamiento terapéutico con el cuerpo desnudo, entubado, ostensiblemente inconsciente del Caudillo, e ilustraban con extraña nitidez la realidad médica del último parte médico anteriormente citado. Contra la imagen de belle mort que se había elaborado cuidadosamente en noviembre de 1975, las fotos mostraban la parte escondida de los últimos momentos de la vida de Franco, de un «cuerpo natural» cuya cruda realidad había sido hasta entonces invisible y prohibida, e iban a competir en las memorias para ocupar en ellas el codiciado papel de «último retrato».
Habría que esperar unos 10 años antes de que la contraimagen de la muerte de Franco, ampliamente revelada ya por libros, testimonios, archivos, y por estas fotografías, se convirtiera en un documento de índole audiovisual. Se trata de la película Así murió Franco , producida por Antena 3 en 1994 y dirigida por Carlos Estévez, 33 un periodista nacido en 1951, fundador y director del «Equipo de Investigación» de Antena 3 TV, especializado en la realización de unos atrevidos documentales de investigación que indagan en las cuestiones más controvertidas de la realidad nacional e internacional ( Los campos de la muerte, El secreto nuclear español, Los silencios del 23 F, La huella del Gal o Nazis en España ). El guión había sido escrito por la periodista Victoria Prego, ya autora, junto a Elías Andrés, de la famosísima serie La Transición , emitida por TVE en 1995. Obedece a un mismo estilo documental bastante clásico, fundamentado en la voluntad de sacar del olvido un pasado buscando para documentarlo todo tipo de fuentes, tanto escritas o visuales como testimoniales.
El título del documental televisivo de 54 minutos de duración 34 empieza con el adverbio de manera «así», que señala de entrada el objetivo de los periodistas: restablecer la verdad sobre la muerte de Franco. Para hacerlo, se valen del sinnúmero de fuentes documentales entonces disponibles sobre el evento: documentos e imágenes de archivo (empezando con las fotos del marqués de Villaverde), imágenes oficiales, inéditas para algunas (las tomas censuradas del 4 de octubre de 1975), relatos de testigos de excepción (miembros del equipo médico pero también unos ministros de entonces). La voz femenina, en off , de Victoria Prego (como en La Transición ) conduce el relato de la muerte de Franco, desde el primero de octubre de 1975, día de su última aparición en público, hasta su fallecimiento el 20 de noviembre. Del periodo considerado, lo que interesa al director es en gran parte esos momentos en que, de repente, la figura de Franco, tan omnipresente en el espacio público y mediático, desapareció a causa de su enfermedad. De modo que el documental televisivo trata de hacer emerger la parte oculta del evento, colmando el vacío de la imagen ausente. Durante los primeros minutos, el propio director de la película aparece en pantalla, sobre fondo oscuro, en plano corto pecho y se dirige solemnemente a la cámara para una declaración de principios que insiste en el deseo de saber qué ha movido la investigación:
Han tenido que pasar 20 años para que la muerte de Franco dejara de ser un misterio . Durante todo este tiempo, el equipo médico que le atendió en su enfermedad guardó el pacto de silencio que habían sellado el día de su muerte y que mantuvo hasta ahora ocultas las razones de su larga agonía. Nuestro equipo de investigación les va a revelar las claves que despejan las incógnitas en torno a la muerte de Franco. Hemos querido centrar nuestra investigación en el lado más oscuro de este enigma y ofrecerles en exclusiva los documentos y testimonios médicos que explican cómo murió verdaderamente Franco y sobre todo por qué tardó tanto en morir (el subrayado es mío).
El campo léxico de esta breve introducción («misterio, silencio, ocultas, revelar, incógnitas, oscuro, enigma») deja a las claras las ambiciones del documental, que se propone no solamente romper el pacto de silencio del equipo médico, sino también, de manera más general, levantar el llamado «pacto del olvido» de la transición. Se inscribe pues en el marco de un auténtico deber de memoria, permitido por la distancia temporal que separa la película del acontecimiento, casi veinte años.
Siguiendo el hilo cronológico, el documental lleva a cabo un doble relato, el de los últimos momentos de la vida de Franco, que se van alternando con algunas secuencias dedicadas, en paralelo y como contrapunto, a la situación del país, y en particular a las relaciones con el papa y la Marcha Verde en el Sáhara. Más allá de una función de contextualización, estas secuencias sirven también para ritmar el relato íntimo y asfixiante de la agonía de Franco, que constituye la parte esencial del documental. Este se fundamenta en una voluntad de visibilizar y aclarar la fase de enfermedad y agonía explicando para el televidente lo que se escondía detrás de los poco comprensibles comunicados oficiales. Este relato audiovisual se podría considerar en cierta manera como una expansión a escala de un documental de las fotografías reveladas por La Revista . Las imágenes rescatadas de los archivos dan cuerpo y materialidad al evento en su parte oculta: por ejemplo, las secuencias inéditas del NO-DO de octubre que dan cuenta del débil estado de salud del Caudillo, los documentos médicos (electrocardiograma, informes) que testimonian sus enfermedades o los planos filmados a posteriori (en el presente de realización del documental, bajo la forma del reportaje) de los lugares de sus últimos momentos en su residencia del Pardo (su habitación, el botiquín del cuartel de la tropa en desuso, habilitado como quirófano). Los testimonios de los médicos que lo atendieron, tanto como los de algunos de sus ministros de entonces, o de su sobrina, Pilar Jaraíz Franco, van dibujando paso a paso la cruda realidad de un cuerpo acechado por la muerte, cuyos detalles mórbidos no se eluden, configurando un auténtico «pelele humano» según comenta uno de los médicos.
Si desde la memoria oficial se había tratado de sustituir al «cuerpo natural» por el «cuerpo político» a partir de la idea de belle mort que conformó el «último retrato», en cambio Así murió Franco opera exactamente a la inversa. Lo que se pone de realce, y lo que se construye fílmicamente, es la imagen de un «cuerpo natural» que consigue borrar por completo el «cuerpo político». La película observa al caudillo desde la misma perspectiva que los médicos a los que interroga, con la mirada distante y desprovista de emoción de quienes pueden enfrentarse con la realidad con frialdad, gracias al efecto del paso del tiempo. Emitido con motivo de la conmemoración del 19.º aniversario de la muerte del dictador, el 20 de noviembre de 1994, reunió a cuatro millones de personas ( share de un 34,6%), 35 lo cual constituía un indudable éxito que tal vez demuestre que ese afán por indagar la verdad era una necesidad compartida por aquel entonces. La calidad periodística de Así murió Franco fue también recompensada con la Medalla de Plata de Documentales Históricos en el Festival de Nueva York. En su primera reposición, destinada a abrir la programación en torno al 20 aniversario del 20-N en Antena 3, la crónica del ABC destacaba el «rigor de este reportaje, alejado de extremismos y emociones», y lo presentaba como «un ejemplo». 36 Y en una reposición más reciente, seguía siendo lo que se evidenciaba, subrayando la capacidad de la película para permitir la visibilización del acontecimiento: « Así murió Franco incluye una de las mejores recopilaciones de imágenes sobre aquel acontecimiento histórico, procedentes de archivos de todo el mundo». 37
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