CUARENTA AÑOS Y UN DÍA
ANTES Y DESPUÉS DEL 20-N
HISTÒRIA I MEMÒRIA DEL FRANQUISME / 48
DIRECTORS
Ismael Saz (Universitat de València)
Julián Sanz (Universitat de València)
CONSELL EDITORIAL
Paul Preston (London School of Economics)
Walter Bernecker (Universität Erlangen, Núremberg)
Alfonso Botti (Università di Modena e Reggio Emilia)
Mercedes Yusta Rodrigo (Université Paris VIII)
Sophie Baby (Université de Bourgogne)
Carme Molinero i Ruiz (Universitat Autònoma de Barcelona)
Conxita Mir Curcó (Universitat de Lleida)
Mónica Moreno Seco (Universidad de Alicante)
Javier Tébar Hurtado (Arxiu Històric de Comissions Obreres de Catalunya, UB)
Teresa Mª Ortega López (Universidad de Granada)
CUARENTA AÑOS Y UN DÍA
ANTES Y DESPUÉS DEL 20-N
Ferran Archilés, Julián Sanz
(coords.)
UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
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© Los autores, 2017
© De esta edición: Publicacions de la Universitat de València, 2017
Publicacions de la Universitat de València
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Ilustración de la cubierta: Reiser. Charlie Hebdo , 258 (23-10-1975) Maquetación: Textual IM Corrección: Communico-Letras y Píxeles, S. L.
ISBN: 978-84-9134-120-8
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN: Y UN DÍA, Ferran Archilés y Julián Sanz
I. ENTRE DICTADURA Y DEMOCRACIA
1. NO SOLO ÉLITES. LA LUCHA POR LA DEMOCRACIA EN ESPAÑA, Ismael Saz
2. FRANCISCO FRANCO, CUARENTA AÑOS DESPUÉS, Alfonso Botti .
II. CONSTRUIR LA IMAGEN DEL 20-N
3. «¡QUÉ DURO ES MORIR!»: LA RECONQUISTA AUDIOVISUAL DE LA INVISIBLE AGONÍA DE FRANCO, Nancy Berthier
4. LA ÚLTIMA APOTEOSIS DEL FRANQUISMO. EL 20 DE NOVIEMBRE DE 1975 EN TELEVISIÓN Y OTROS MEDIOS POPULARES, José Carlos Rueda Laffond
III. LOS AÑOS DE PLOMO ESPAÑOLES
5. ¿UN PAÍS DONDE REINA EL ORDEN? REPRESIÓN, CONTROL SOCIAL Y RESISTENCIAS AL CAMBIO ANTES Y DESPUÉS DE FRANCO, Pau Casanellas
6. LA VIOLENCIA EN LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA: EL DERRUMBE DE UN MITO, Sophie Baby
7. DE LA VIOLENCIA A LA NEGOCIACIÓN. EL ANTICATALANISMO Y EL PROCESO AUTONÓMICO VALENCIANO, Borja Ribera
IV. UNA SOCIEDAD EN MOVIMIENTO
8. LA HORA X. EL PCE ANTE EL 20-N, Emanuele Treglia
9. CONTRA FRANCO Y LOS DEMÁS. LA CONTRACULTURA EN ESPAÑA: AJOBLANCO (1974-1980), Mónica Granell Toledo
10. FEMINISMO Y GÉNERO EN LA DÉCADA DE LOS SETENTA. DE LA APARICIÓN DE REIVINDICACIONES DE GÉNERO AL SURGIMIENTO DEL MOVIMIENTO FEMINISTA EN LA ESPAÑA DE LA TRANSICIÓN, Irene Abad Buil
V. LA CUESTIÓN NACIONAL
11. 75, MODELO PARA (DES)ARMAR. IDEAS DE NACIÓN Y MODELOS DE ESTADO ANTES Y DESPUÉS DEL 20-N, Ferran Archilés Cardona
12. EL PSOE DE CONGRESO A CONGRESO, ¿DE NACIÓN A NACIÓN? (1974-1979), Vega Rodríguez-Flores Parra
13. EUSKADI EXISTE. PNV Y «CUESTIÓN VASCA» EN EL 20-N, Leyre Arrieta
INTRODUCCIÓN: ...Y UN DÍA
Ferran ArchilésJulián Sanz Universitat de València
«Franco se moría, a lo mejor ya se había muerto, y
nada estallaba, nada iba a estallar».
RAFAEL CHIRBES, La caída de Madrid
El 20 de noviembre de 1975 fue la fecha en que finalmente se produjo uno de los acontecimientos más esperados y también temidos de la historia reciente española: la muerte de Francisco Franco. O, en todo caso, esa fue la fecha de comunicación oficial al país de la muerte del dictador, cuya vida parece que fue alargada para hacerla coincidir con la fecha de la muerte de José Antonio Primo de Rivera, en el otrora conocido como «Día del Dolor». Años más tarde verían la luz las estremecedoras fotografías, tomadas por alguno de sus próximos, de un Franco ya agonizante en el hospital. De hecho, su salud llevaba tiempo siendo noticia, tras un periodo de acelerado declive difícil de disimular. Los partes del «equipo médico habitual» se convirtieron en los meses anteriores al 20 de noviembre en un horizonte cotidiano, frecuentemente tocado en sus redactados de un involuntario surrealismo, de la vida española.
Ante el más que previsible desenlace ¿estaba todo «atado y bien atado»?, ¿se producirían horas, días de caos y desorden? Mucho se ha escrito sobre la situación de la sociedad española en 1975 y las profundas transformaciones que se habían producido desde los años sesenta, por no hablar de los ya lejanos primeros años de la posguerra o la guerra. La institucionalización del régimen, del Nuevo Estado , era un hecho real e incuestionable. Franco incluso había designado como su sucesor al nieto de Alfonso XIII y, por tanto, sancionado la reinstauración de la monarquía tras su muerte. Por otro lado, la oposición antifranquista, en parte en el exilio, pero desde hacía años cada vez más presente y articulada en el interior, reivindicaba iniciar un proceso de ruptura hacia la democracia. Sin embargo esta ruptura estaba lejos de antiguas connotaciones revolucionarias o de lucha armada. ¿Qué iba a suceder el 21 de noviembre?
El franquismo, en efecto, no terminó con la muerte de Franco y, en este sentido, el inmediato después del 20 de noviembre de 1975 estuvo marcado por la continuidad institucional. Muchas debieron de ser las proverbiales botellas de champagne (probablemente de factura local, aunque por entonces no se usara el término cava ) que, convenientemente guardadas y a la espera del «hecho biológico», fueron descorchadas aquella jornada. O tal vez no, y simplemente la imagen ha pasado a la memoria colectiva a pesar de que no se produjera. En todo caso, en las calles de las ciudades españolas (otra cosa fue el exilio, naturalmente) predominó una calma tensa, sin incidentes, sin manifestaciones. ¿Podría haber sido de otra forma?
Franco murió en la cama, como se repite con inquietud y aparente sorpresa en muchas ocasiones, ya sea con voluntad derogatoria o con tono de resignación. También lo hizo Salazar, aunque la Revolución de los Claveles tumbara a su sucesor –que de todas formas marchó al exilio– en 1974. El contexto de 1975 no era el de 1945, y sin el final de una guerra la precipitación de los dictadores fue muy diferente. Quince años más tarde fue el turno de los regímenes de la Europa del este, pero incluso en estos países los dirigentes –con la excepción de Ceaucescu– cayeron fruto del desmoronamiento global de un sistema, no solo de un cambio de régimen. No muy diferente tampoco fue el desenlace de las dictaduras latinoamericanas.
Pero el franquismo no se había desmoronado. Otra cosa es que sus fundamentos fueran mucho menos sólidos de lo que la aparente continuidad institucional pudiese aparentar o que se hubiesen convertido en insostenibles a corto plazo. De hecho, aunque para eso todavía faltaba un tiempo, el franquismo no sobrevivió a Franco, tal y como la oposición tuvo siempre como horizonte indudable. Esta era la cuestión clave, en definitiva: ¿cuál era la solidez del régimen a partir del día 21? E inexorablemente de la mano iba el otro gran interrogante: ¿cuál era la fuerza de la oposición para imponer o negociar cambios o rupturas? En los días posteriores, así como había sucedido en los meses inmediatamente anteriores, nadie tenía una respuesta clara. ¿Hasta qué punto el franquismo había generado formas de aceptación y consentimiento amplias, incluso masivas, en la sociedad? Un catedrático de sociología de la Universidad de Valencia había introducido la expresión «franquismo sociológico», concepto tan inadecuado desde un punto de vista científico como destinado a popularizarse y perdurar. En las dos últimas décadas, sin embargo, numerosos estudios históricos (en gran medida de base local y regional) han abundado en el debate sobre los apoyos y las actitudes ante el régimen, sus límites y sus cambios. Toda generalización es absurda y estaría fuera de lugar intentarla aquí en todo caso, pero sí parece posible afirmar que aceptación y rechazo fueron compartimentos no estancos, actitudes en muchas ocasiones contiguas, fluctuantes, tanto más difíciles de analizar por ello. El
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