La modelación del clima presente y futuro se llevó a cabo utilizando datos climáticos, temperatura y precipitación, tanto para condiciones actuales, como en escenarios futuros de cambio climático, de acuerdo con el cuarto reporte de IPCC (2014). La base climática para condiciones actuales fue obtenida del repositorio publicado por Pliscoff et al. (2014), del cual se consideraron superficies bioclimáticas con una resolución espacial de 1 km x 1 km, representando un periodo de 50 años (1950-2000) para el sur de Sudamérica. Siguiendo las recomendaciones de Fajardo et al. (2019) se consideraron cuatro modelos de circulación general (MCG) que representan la variabilidad en las predicciones del clima futuro (al 2070) más el promedio del ensamble de 30 modelos disponibles en la aplicación “GCM CompareR” (Fajardo et al., 2019) y asumiendo un escenario de modificación en las concentraciones de gases de efecto invernadero moderado (RCP 4.5) y a una resolución de 10 minutos.
Para estudiar cómo el cambio en el uso del suelo ha evolucionado en el tiempo, se utilizaron capas de uso de suelo desde el año 1917 al año 2016 y las proyecciones hasta el 2100 (Hurtt et al., 2011). Utilizando estas capas, se identificaron los tres usos de suelo más comunes en la Patagonia chilena, que en todos los años cubren al menos 75.2% o más de la cobertura del área estudiada para el periodo histórico. Estos tres usos de suelo corresponden a la ganadería (pastizal manejado y ganadería), suelo prístino (bosque primario y otros tipos de vegetaciones primarias) y ecosistemas en regeneración (bosque en regeneración y otros tipos vegetacionales en regeneración).
4. CAMBIO CLIMÁTICO EN LA PATAGONIA CHILENA
Para entender las consecuencias del cambio global, y en particular del cambio climático en la Patagonia, es necesario comprender los patrones climáticos y vegetacionales actuales. En este contexto la temperatura media anual promedio es de 5,9° C con un rango de -4,5 a 12° C. La temperatura es relativamente baja y presenta valores medios que no varían considerablemente en la región patagónica, a excepción de aquellos sectores de mayor altitud que se encuentran en torno a los campos de hielo norte y sur (Figura 1).
Por otro lado, la precipitación presenta un gradiente desde el oeste al este, con extremos que varían desde 6.288 mm por año a 214 mm por año. En general, la Patagonia chilena posee en gran medida un clima húmedo como se puede evidenciar con respecto a la precipitación anual (Figura 1) (Luebert y Pliscoff, 2006; 2009). Específicamente, la distribución de las lluvias en el espacio es desigual, presentando una distribución con sesgo positivo que se verifica en que la media es 1653 mm anuales y mayor que la mediana (1.495 mm anuales) la que a su vez es mayor que la moda (1.072 mm anuales). Por otro lado, en términos vegetacionales, las formaciones más abundantes en la Patagonia chilena son las asociadas a ambientes húmedos como las turberas, con 48.167 (20%) (Mansilla et al., 2021), seguido del bosque siempreverde con 45.336 (18%) y el bosque caducifolio con 35.342 (14%). Recién en cuarto lugar aparecen las estepas y pastizales con 24.425 (9,7%).
Figura 1
Distribución espacial de la temperatura promedio anual (arriba) y la precipitación media anual (abajo) en la región patagónica. Para cada variable se muestra a la izquierda el mapa con la distribución actual de la variable y a la derecha las proyecciones de los modelos globales de clima evaluados y cambios en la temperatura (arriba) y precipitación (abajo) en relación a la condición actual, para los cuatro modelos seleccionados y el ensamble o promedio de 30 modelos.
Tabla 1
Promedio de temperatura media anual y precipitación para toda la región en base a los cuatro GCM seleccionados y el ensamble de los 30 modelos, y sus diferencias con las condiciones actuales (Baseline).
Los resultados de la proyección del clima futuro en base a los cuatro modelos seleccionados señalan que la temperatura media anual podría aumentar desde 0,9°C hasta 1,4 °C en promedio (Tabla 1). Para las precipitaciones, todos los modelos, salvo dos, proyectan una disminución. Considerando los cuatro modelos seleccionados, la precipitación podría disminuir entre 5,5 y 116 mm en promedio (Tabla 1). La máxima disminución en precipitación corresponde a una reducción de 221 mm, con una moda de reducción de 21 mm y un máximo de aumento de 77 mm. En cada uno de los modelos y en el ensamble se presenta un aumento en la precipitación en el sector sur de la Patagonia chilena incluyendo toda la isla de Tierra del Fuego y una disminución en la zona norte o de los bosques templados de la región Patagónica chilena.
La variabilidad entre los modelos no es homogénea entre los distintos sectores de la Patagonia (Figura 2). En general, el área de los canales y el extremo sur de la región patagónica chilena muestran una menor variación en cuanto a sus predicciones en comparación con la parte central de la región y la Patagonia chilena (Figura 2). Si desglosamos el cambio según formación vegetacional, el herbazal de altura y el bosque caducifolio son las dos formaciones que tienen más variación en cuanto a las predicciones de temperatura, mientras que la turbera y el matorral siempreverde son las dos formaciones en las cuales hay más consenso con respecto al cambio que ocurrirá tomando en cuenta los cuatro modelos seleccionados.
5. IMPACTO DE ESPECIES EXÓTICAS EN LA PATAGONIA CHILENA
Las invasiones biológicas representan un motor importante de cambio global (Vitousek et al., 1997) y son capaces de generar grandes cambios en los ecosistemas que reciben especies exóticas, los que comúnmente se asocian a la pérdida de biodiversidad ( e.g. , Sala et al., 2000; Vázquez, 2002), problemas económicos ( e.g. , Pimentel et al., 2000) y alteración de ciclos biogeoquímicos ( e.g. , Dukes y Mooney, 2004; Ashton et al., 2005, Anderson y Rosemond, 2007). Sin embargo, sus impactos poseen un rango tan amplio que por lo general son difíciles de evaluar, son inciertos, pueden presentarse con retrasos desde el momento de la introducción y suelen mantenerse en el tiempo (Simberloff et al., 2013).
La región patagónica chilena no es una excepción a la invasión de especies. Los ecosistemas terrestres han sido invadidos por especies como el castor y el visón los que han generado impactos importantes; lo mismo ha sucedido en los ecosistemas marinos, donde sobresale la introducción de especies de salmónidos exóticos y la jaiba verde en la Patagonia argentina (Hidalgo, 2005; Castilla y Neill, 2009; Medina-Vogel et al., 2013; Relva et al., 2014; Villaseñor-Parada et al., 2018). En el caso de los ecosistemas de ríos, la principal perturbación ha sido la invasión de salmónidos que ha afectado la biota acuática en la Patagonia chilena y argentina modificando las tramas tróficas, flujos de nutrientes y la abundancia de muchas especies de vertebrados nativos (Habit et al., 2019). Durante la última década los ecosistemas de ríos patagónicos se han visto modificados a raíz de la invasión de una diatomea comúnmente conocida como Didymo ( Didymosphenia geminata ) que genera importantes cambios ecosistémicos (Reid y Torres, 2014). En el corto y mediano plazo es muy probable que continúen invadiendo nuevas especies exóticas, y que otras se transformen en invasoras y aumenten su distribución en la región, esto asociado a la creciente población humana, turismo, intercambio comercial, cambios en el uso del suelo y cambios en el clima, por lo que es de gran importancia relevar el estado actual de las invasiones en los ecosistemas de la Patagonia chilena. En la Tabla 2 se resumen las especies invasoras más estudiadas en la Patagonia chilena, su distribución e impactos.
Читать дальше