5.2. Resumen de las principales recomendaciones transversales para la conservación de la Patagonia chilena
A continuación, se presenta una síntesis de las principales recomendaciones transversales para la Patagonia chilena, a escala regional y a distintos niveles de análisis, partiendo con las más urgentes y generales hasta las más específicas o que requieren mayor gradualidad. Las recomendaciones particulares por ecosistema o socio-ecosistema patagónico se encuentran detalladas en cada uno de los 17 capítulos del libro:
• Recomendaciones para prevenir pérdidas de biodiversidad y servicios ecosistémicos.En nuestra visión, y la contenida en los capítulos del libro, es urgente completar la evaluación de los estados de conservación en la Patagonia chilena, y especificar con nitidez las líneas de base con respecto a las amenazas, oportunidades, desafíos y prioridades de conectividad de los diferentes ecosistemas patagónicos. Las acciones más urgentes son: i) la protección de la biodiversidad amenazada de los sistemas de agua dulce; ii) medidas concretas de prevención del impacto de la salmonicultura masiva en la región, en especial en Magallanes; iii) limitación y regulación del impacto de la actividad turística intensiva en áreas remotas; iv) prevención del riesgo de incendios de bosques y matorrales. Proponemos realizar un análisis integrativo de las estructuras y dinámicas de todos los socio-ecosistemas patagónicos a fin de conectar más adecuadamente las interacciones tierra-mar-sociedad con la protección de los servicios ecosistémicos. Tal evaluación no ha sido utilizada para el diseño y selección de áreas protegidas en Chile. En la Patagonia chilena su implementación es una necesidad urgente, debido a su intricada geografía, singularidades y múltiples actividades productivas (Nahuelhual et al., 2021).
Una amenaza latente en el margen costero de la Patagonia chilena es el rápido el avance de la industria de la salmonicultura hacia el sur de la ecorregión Chiloé-Taitao, con un creciente número de concesiones en zonas de canales, archipiélagos y fiordos. Es urgente legislar e implementar un sistema de responsabilidad ambiental que norme y penalice el daño ambiental causado por los masivos escapes de salmones de las balsas de cultivo, aplicando medidas y tecnologías preventivas (Buschmann et al., 2021). En este modelo es preciso internalizar los costos ambientales de las descargas de nutrientes e implementar medidas de mitigación, como el cultivo integrado con algas y/o filtradores. Bajo un enfoque precautorio, sería razonable congelar el avance de la salmonicultura en Magallanes hasta que se cuente con medidas de mitigación y un sistema regulatorio que permita prevenir los impactos del crecimiento en biomasa y descargas de nutrientes.
• Recomendaciones de planificación de la conservación mar-tierra-sociedad.Es urgente fomentar una planificación y gestión integrada de los ecosistemas marino-terrestre-agua dulce para optimizar los esfuerzos de conservación y la transferencia de capacidades ya instaladas en la Patagonia chilena. Uno de los problemas del sistema de áreas protegidas actual es que el análisis de los costos y acciones de conservación relacionadas con las interfaces mar-tierra no han sido integradas en la gestión ni en las prioridades de conservación (Ban et al., 2013). El modelo actual de selección de reservas marinas y terrestres asume usualmente que cada sitio es un sistema ecológico independiente. La intervención humana en el manejo y la extracción de recursos de los sistemas terrestres costeros (bosques y humedales) pueden alterar gravemente las cuencas hidrográficas conectadas con el océano, afectando la biodiversidad marina (Álvarez -Romero et al., 2011; Rozzi et al., 2021). Es importante que el reconocimiento de la conectividad entre agua, bosques y suelos se integre en el concepto de cuenca hidrográfica, como instrumento de políticas públicas y/o de planificación de la conservación y cambios de uso del suelo a nivel regional. Se recomienda diseñar un sistema de incentivos a los propietarios, para conservar las áreas más prístinas o valiosas, junto con mejorar la gestión en el manejo de las mismas. Los bosques antiguos de la Patagonia chilena ocupan importantes cuencas hidrográficas. La consideración de las interacciones (flujos de agua, materia y energía) entre ecosistemas acuáticos y terrestres y su focalización en planes de conservación podría marcar una diferencia con el resto de Chile. Proponemos poner en el primer plano la necesidad de monitoreo y reconocimiento del valor patrimonial de la fracción de bosques intactos que protegen las cabeceras de las cuencas de la región (Astorga et al., 2021; Reid et al., 2021).
Dada la velocidad del crecimiento turístico, se requiere con urgencia vincular la gestión de las áreas protegidas con la planificación del desarrollo regional (Guala et al., 2021, Nahuelhual et al., 2021). Entre otros espacios, esto puede ocurrir en los procesos de generación de los Planes Regionales de Ordenamiento Territorial y de la Zonificación de Usos del Borde Costero. El crecimiento del sector turístico podría generar efectos adversos sobre el medio ambiente y algunas formas de biodiversidad, al aumentar el consumo de recursos, la producción de residuos, la construcción de caminos que acelera la introducción y propagación de especies exóticas y aumento de la probabilidad de incendios forestales en zonas apartadas (Belsoy et al., 2012). Por ello es importante avanzar en la planificación del manejo de actividades humanas dentro y alrededor de las áreas protegidas, identificando zonas con diversas oportunidades para promover en conjunto el desarrollo humano, a través de la conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos (Hull et al., 2011). Es necesario que la Corporación Nacional Forestal (administradora del SNASPE hasta hoy) y organismos que en el futuro cautelen el patrimonio ambiental de Chile, como el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, sean invitados a participar en las entidades que regulan el uso de las zonas costeras, incluyendo las Comisiones Regionales de Uso del Borde Costero.
• Consolidación financiera del sistema de áreas protegidas.Considerando que las áreas protegidas terrestres, marino-terrestres y marinas son uno de los instrumentos fundamentales para la conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, y que la Patagonia chilena tiene una alta cobertura de áreas protegidas, con bajos niveles de gestión e inversión pública, se recomienda un plan de inversión pública y privada orientado a establecer los cimientos de una gestión coordinada entre todas las unidades de conservación patagónicas. Es prioritario avanzar hacia un financiamiento estable y de largo plazo del sistema de áreas protegidas de la Patagonia chilena que cree incentivos para su evaluación y mejoramiento continuo (Tacón et al., 2021; Tecklin et al., 2021). Los presupuestos anualizados deben asegurar un piso mínimo para la protección de todas las áreas, reduciendo así la presión por los ingresos derivados del turismo local canalizados a la conservación. Los mecanismos de financiamiento de la conservación patagónica deben considerar la gran brecha que existe entre la extensa superficie protegida y la magnitud de la inversión que hace el país, o el correspondiente pago por los servicios que la naturaleza protegida presta a los habitantes y a la sustentabilidad global. La incorporación explícita de los centros académicos regionales, de las comunidades indígenas y grupos de ciencia ciudadana en las tareas de gestión y conservación es esencial. Además, es necesario diseñar mecanismos públicos y público-privados de financiamiento y apoyo técnico para todas las figuras de protección marina, incluyendo las áreas marinas protegidas convencionales, como SNASPE, ECMPO y AMERB.
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