Escritoras latinoamericanas
De la mímica subversiva a los discursos contestatarios
Lucía Guerra
Ediciones Universidad Alberto Hurtado
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ISBN libro impreso: 978-956-357-329-9
ISBN libro digital: 978-956-357-330-5
Coordinadora Colección Literatura
María Teresa Johansson
Dirección editorial
Alejandra Stevenson Valdés
Editora ejecutiva
Beatriz García-Huidobro
Diseño interior y portada
Francisca Toral
Diagramación digital: ebooks Patagonia
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Imagen de portada: Retrato de la autora ©Zoe Faith Reyes.
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Dijo asimismo a la mujer: “Multiplicaré tus trabajos
y miserias en tus preñeces; con dolor parirás los hijos y estarás bajo la potestad o mando de tu marido, y él te dominará”.
Génesis III, 16
ÍNDICE
Capítulo I MÁRGENES Y SUBTEXTOS DE LA PROBLEMÁTICA DE LA MUJER EN NARRADORAS DEL SIGLO XIX Capítulo I MÁRGENES Y SUBTEXTOS DE LA PROBLEMÁTICA DE LA MUJER EN NARRADORAS DEL SIGLO XIX
Preámbulo
La estética de la mímica subversiva
Gertrudis Gómez de Avellaneda: en el doble cauce de la hegemonía patriarcal y la protesta feminista
Noción genérica del amor y el cuerpo enfermo como signo desestabilizador en la narrativa de Soledad Acosta de Samper
“El barro de Adán”: visión de la historia y la violencia masculina desde la perspectiva subalterna de Juana Manuela Gorriti
Mercedes Cabello de Carbonera y Clorinda Matto de Turner: El ángel del hogar como agente de la nación
Capítulo II DISCURSOS DE LA SEXUALIDAD Y EL CUERPO DESDE UNA PERSPECTIVA DE MUJER
Preámbulo
Cuerpo/subjetividad y rituales del adorno en Ifigenia de Teresa de la Parra
María Luisa Bombal: reinscripciones del deseo, el saber y la diferencia genérica
Despojo de la femineidad prescriptiva y retorno al espacio original de la identidad en La mujer desnuda de Armonía Somers
Capítulo III DENUNCIA DE LA ESTRUCTURA COLONIALISTA DEL PODER PATRIARCAL
Preámbulo
Patriarcado y colonialismo: interrelaciones de raza y género en la narrativa de Rosario Castellanos
Capítulo IV HACIA LA LIBERACIÓN Y UNA NUEVA VISIÓN DE LA MUJER
Preámbulo
Los espacios contestarios de la nación y la sexualidad en la narrativa de Albalucía Ángel
Cancelación de los signos patriarcales de la identidad en Papeles de Pandora de Rosario Ferré
Mercedes Valdivieso: de la libertad existencial a la configuración del cuerpo materno como matriz de la liberación
Subjetividades lesbianas en los espacios no inscritos de la identidad
Bibliografía citada
Capítulo I
MÁRGENES Y SUBTEXTOS DE LA PROBLEMÁTICA DE LA MUJER EN NARRADORAS DEL SIGLO XIX
PREÁMBULO
A mediados del siglo XIX, la figura de la “mujer ideal” semejaba una amplia campana bajo una cintura breve, pechos abultados y una larga cabellera peinada en rizos y trenzas o en un complicado moño. El corsé usado desde el siglo XVI era un artefacto de género y varillas metálicas que se ceñía al cuerpo para realzar las caderas y el busto achicando la cintura entre diez y quince centímetros con el objetivo de crear lo que en aquella época se llamaba “una cintura de avispa”. Debajo del corsé, las mujeres usaban una camisa de lino y sobre él, una fina camisola cubrecorsé. Los calzones de pierna larga llegaban hasta la rodilla y las medias se sujetaban en los muslos con gruesas ligas o jarreteras. Los vestidos de amplias faldas debían cubrir hasta la punta de los pies y requerían entre diez y doce metros de tela que, en la falda, se extendía en forma perfectamente redondeada, gracias a las enaguas confeccionadas con aros de acero en un armado metálico.
El énfasis en las caderas descomunalmente anchas apuntaba hacia el potencial de la maternidad en un contexto histórico en el cual al hombre se le asignaba el león como animal semejante a él mientras a la mujer correspondía la avestruz con sus caderas voluminosas y su cabeza pequeña que hacía evidente su reducido cerebro. Por otra parte, los escotes dejaban al descubierto una generosa porción de los senos para indicar que serían aptos en proporcionar buena y abundante leche para los hijos que pariera.
El peso de los vestidos, de las enaguas llenas de alambres y los apretados corsés no les permitían a las mujeres respirar bien y era corriente que se desmayaran, hecho que inmortalizó el Romanticismo dando realce a la noción de la mujer como ente débil e inerte en brazos del héroe romántico como único agente de aventuras heroicas y búsquedas trascendentales. Bajo la influencia de este movimiento artístico, las mujeres usaban polvos de arroz en el afán de lucir una tez pálida y acudían a las sombrillas para evitar el contacto directo de sus cuerpos con la luz del sol.
Casi todas las mujeres eran analfabetas puesto que la educación se impartía exclusivamente a los hombres y solo en los sectores más adinerados, algunas sabían leer y escribir —habilidades que les permitían usar la lectura como pasatiempo para el ocio burgués—. La meta de todas ellas, sin distinción de clase social, era casarse y tener hijos para convertirse en ángel del hogar, en la madre y esposa que, por su inocencia innata y su ignorancia de los saberes y los conflictos del mundo de afuera, debía salvaguardar la paz y la armonía en el hogar para otorgarle a su esposo el merecido descanso después de sus arduas faenas diarias en su rol de proveedor económico de la familia. A esta inocencia/ignorancia se agregaba la creencia de que debido a la menstruación y los cambios biológicos de la maternidad, las mujeres poseían una intuición que sustituía y complementaba la lógica y la razón (atributos únicamente masculinos). Además, se creía que, por su naturaleza intrínseca, tendían a una sentimentalidad que expresaban a través de suspiros y copiosas lágrimas. A diferencia de los hombres poseedores de fuerza física y talento intelectual, la mujer era “puro corazón” y con su ternura y otras virtudes —entre ellas, la obediencia y la sumisión— debía ser el apoyo espiritual de su esposo inserto en los avatares de la producción económica y el devenir histórico.
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