27. Quizá constituyan una excepción los listados de profesiones religiosas y prioratos, para el Archivo del Reino de Valencia, o el testamento de algunas religiosas, si al Archivo Histórico Nacional nos referimos.
28. Junto a él se halla un muy somero resumen del mismo –con alguna otra información, también muy breve y sin constar su procedencia– a cargo del padre T. Echarte, mecanografiado en 1983 y titulado Convento de Santa María Magdalena. Monjas dominicas de Valencia .
29. ARCSCS. Fondo Magdalenas. Libro antiguo de la fundación y privilegios... , s. f.
30. Ibíd., ff. 1-4v.
31. Ibíd., ff. 5-10v, 11-14v y 15-22v.
32. Ibíd., ff. 23-23v.
33. Ibíd., ff. 24-49v.
34. Ibíd., ff. 27bis-76v.
35. Ibíd., s.f.
36. La primera vuelve sobre las magdalenas valencianas fundadoras de otros conventos, la segunda una toma de hábito y la tercera las fechas de fallecimiento de las últimas religiosas de la comunidad de Na Rovella. Ibíd., s. f.
37. Igualmente, en la sección Diversos. Conde de Sástago , pueden consultarse algunos documentos de carácter económico, referentes a loaciones de censales por parte del convento así como ventas de bienes inmuebles operadas desde comienzos de la modernidad hasta finales del Seiscientos. ACA. Diversos. Sástago . Leg. 236, doc. 135a, y Leg. 239, docs. 134 y 136.
38. Conservados en la Biblioteca Universitaria de Valencia. Además del citado Necrologio de J. Teixidor se trataría básicamente de las siguientes obras: F. Sala , Historia de la fundación y cosas memorables del real convento de Predicadores de Valencia (Mss. 162-163); J. Falcó , Historia de algunas cosas más notables pertenecientes a este convento de Predicadores de Valencia (Ms. 204); y J. Pradas , Memoria de las cosas sucedidas en este convento desde el año 1603 hasta 1628 (Ms. 529) .
PRIMERA PARTE
Capítulo 1
EN LOS ALBORES FUNDACIONALES
A comienzos del Trescientos el castellano Domingo de Guzmán fundó la orden de Predicadores, cuyos orígenes no pueden disociarse de la herejía cátara o albigense, como tampoco de las nuevas formas de religiosidad que el Occidente cristiano demandaba acorde con los tiempos y que el monacato cisterciense difícilmente podía ofrecer. La reconquista espiritual que el de Caleruega defendía pasaba por proporcionar a los obispos un instrumento a través del cual llevar a los creyentes el mensaje de la Iglesia, de ahí la importancia de la predicación. Claro que ésta no debía seguir siendo obra de monjes apartados del mundo y encerrados en sus monasterios, como hasta entonces, sino de hombres formados para ello y conocedores de la sociedad que les rodeaba. El concilio de Letrán, sin embargo, había decretado la prohibición de nuevas órdenes religiosas. Ello motivó que el proyecto dominicano hubiera de acogerse a la regla de san Agustín para poder ser sancionado por el papa Honorio III, en enero de 1217. A partir de este momento, y durante el resto de la centuria, los frailes blanquinegros –bajo la autoridad de un maestro general y los capítulos generales– consolidarían sus estructuras institucionales, expandiéndose a la par por toda Europa. 1
Desde muy temprano contaron estos religiosos con una rama femenina de clausura, establecida por el propio fundador para recoger a las doncellas conversas de la herejía cátara y protegerlas de la misma. La primera de tales casas, consagradas a la contemplación como complemento y apoyo a la predicación itinerante masculina de sus hermanos de hábito, se había establecido en Prulla, muy cerca de Toulouse de Languedoc, el año 1205. 2Sin embargo, los dominicos continuaban resistiéndose a ocuparse, como práctica normal, de los conventos de mujeres a ellos supeditados. Aunque la cuestión tardó tiempo en resolverse, poco a poco se iría elaborando una regla de vida para las monjas, cuya compilación encargaría el papa Alejandro IV al maestro general fray Humberto de Romans. El texto normativo llegó a su forma final en 1259, con las Constitutiones sororum ordinis Praedicatorum . En adelante cada cenobio, con dotación suficiente para su sostenimiento, una superiora al frente elegida por la comunidad y la oración, penitencia y trabajo manual como norma cotidiana, quedaría sujeto a la jerarquía de la orden. 3
Entre las fundaciones femeninas más antiguas levantadas en tierras de la Corona de Aragón –espacio privilegiado del proceso expansivo dominicano arriba aludido– se cuenta Santa María Magdalena de Valencia. Erigido poco después de la conquista de esta ciudad por Jaime I, fue de los primeros conventos en abrir sus puertas, y el pionero de los habitados por mujeres en el entramado urbano valentino. 4
Poco se sabe acerca de sus orígenes en la partida de Na Rovella, junto al portal de la Boatella, una de las principales entradas a la urbe y vía importante de paso. 5Hasta el punto de confundírsele con otros dos establecimientos religiosos coetáneos muy próximos, cuyas instalaciones acabarían incorporándose a él tarde o temprano. Hablamos de la casa de mujeres pecadoras arrepentidas y el monasterio de la Penitencia de Jesucristo. Deshacer semejante equívoco aconseja referirnos a estas dos fundaciones antes de historiar la que nos ocupa.
Localización de los principales monasterios valencianos. Plano de T. V. Tosca.
La primera de ellas hunde sus raíces en la tradición, atribuyéndose al escándalo protagonizado por una aristócrata de nombre desconocido. A la agitada vida amorosa de esta noble dama se refirió ya el escritor mosén Jaime Roig, en una de sus más populares obras:
Primerament/ d’aquell convent/ quin temps passat/ fonc començat,/ quant era horta/ fora la porta/ del Mur Antich,/ per fer càstich/ d’un horrent cas/ en lo camp ras/ deyas Rovella,/ aras se apella/ e se nomena/ la Magdalena, / hach mal inici/ del crim y vici/ abominable/ fet per diable/ dona vilment/ hac fonament./ La Pecadora/ qui gran senyora/ fon, e contesa,/ per fer revesa/ a son marit,/ seguint partit/ per sa fortuna/ se féu comuna/ en lo públich./ Fon son amich/ un cavaller,/ un mariner/ puix la-y tolgué/ e la-y tengué/ peix li venia./ Molt la seguía/ lo gran señor/ ple de furor,/ e la cercava:/ tot sol anava/ e desfraçat,/ desesperat/ cercant lo món/ quant ací fon/ lo marit seu/ de fet la veu/ vil envellida/ e mal vestida,/venent lo peix;/ allí mateix la volch matar,/ e degollar: carnicería,/ peixcateria/ se avolota/ tothom cuytà/ e la-y levaren,/ presa portaren/ a la cadena/ per fer smena/ de semblant vida./ Repenedida/ dins la caseta/ de parets feta/ hi fonch tancada,/ emparedada,/ sola reclusa:/ ya hui no s’usa/ lo emparedar, ni sola estar./ Lo marit comte/ donà per conte/ son exovar,/ e féu obrar/ lo monestir,/ per a sostener allí tancades/ dones errades/ d’incontinència./ Per temps avant,/ molts ajudant/ fon ampliat,/ e fon fundat/ de observança/ a la usança/ de prehicadors. 6
Según este relato, extramuros del cap i casal , se habría erigido un cenobio –bajo la advocación de la Magdalena– para castigo de una condesa adúltera que, huida de su esposo, recaló en la ciudad, regentando la pescadería de su amante por cierto tiempo. Hasta que el deshonrado marido dio con su paradero. No logró matarla, pero la encerró de por vida entre las cuatro paredes de una casa por él auspiciada para féminas de igual trayectoria a la suya, como recogieron también las crónicas dominicanas más conocidas, 7los historiadores clásicos valencianos 8y algunas otras narraciones, la del dietarista José Agramunt, todavía en el siglo XVII, entre ellas:
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