V. Beaumont de Navarra, Compendio histórico del real convento de Santa María Madalena de religiosas del Gran Patriarca santo Domingo de la ciudad de Valencia. Ilustrado con las noticias de heroicas virtudes de algunas de sus hijas más insignes , Valencia, 1725.
La ópera magdaleniense del padre Beaumont de Navarra –dedicada al entonces capitán general del reino don Luis Riggio y Branciforte y promovida por don José Salcedo Enríquez de Navarra, caballero de la orden de Montesa, comendador de Borriana y probablemente emparentado con la casa de Ariza, muy vinculada al convento de Na Rovella a través de algunas de sus monjas– tuvo sus orígenes en la memoria de las fiestas organizadas por esta comunidad en 1724 con ocasión de la coronación pontificia del papa Benedicto XIII, religioso de la orden de Predicadores. Escuchémoslo en palabras del propio autor, cuyo barroquismo y ampulosidad anunciarían el tono de su composición, gestada a la mayor gloria del hábito blanquinegro:
Ya pues no se estrañará resuenen los ecos de la fama prompta a publicar los trofeos del real monasterio de Santa María Madalena, pensil frondoso que entre los deliciosos de Valencia plantó para los divinos recreos y abundantes cosechas de frutos de santidad el espíritu del gran patriarca santo Domingo en sus hijas ha depositado, quando se perciben los festivos aplausos con que su real magnanimidad solemnizó en su templo la exaltación dichosa de nuestro santíssimo padre Benedicto XIII a la Apostólica Silla, coronando con la tiara todos los timbres de su dominicana familia. La noble liberalidad, congénita al generoso espiritu de sus hijas, que fue admiración universal con tan festivos como costosos aparatos, motivó el más cordial afecto a que no quedassen sepultadas memorias de tan manirrota bizarría entre las cenizas del olvido. Y como era preciso darles origen a tan ilustres destellos de la más religiosa piedad y fervorosa gratitud a los divinos favores, por ser éste uno de los más crecidos que ha podido en estos calamitosos tiempos feriar la divina benignidad a la dominicana estirpe, gloriosa con este laurel in[e]sperado, pareció executiva la narración, aunque compendiosa, de la grandeza de tan real casa. Pero como ésta, no tanto es por lo que en lo material la ilustran prerrogativas bien singulares, sino las que desabrochó la gracia en los ángulos más ocultos de sus estancias, depositando sus tesoros en varias prodigiosas heroínas, preciso es texer de algunas más insignes un catálogo, con algunas noticias de la fundación y aprecio que con los reyes, pontífices y príncipes siempre ha sido famoso este real monasterio. Ya aquí se descubre el principal argumento de este compendio, siendo el motivo la celebridad referida, a dexar correr la pluma para formar un escorzo, aunque con toscas pinzeladas de mal distribuidas sombras, de la grandeza de este real convento, que pedía volumen más dilatado. 15
Efectivamente, junto a la Descripción breve de la solemne fiesta con que el real convento de Santa María Madalena de religiosas dominicas de la ciudad de Valencia solemnizó a exaltación de nuestro santíssimo padre Benedicto XIII a la Apostólica Silla y la Oración panegyrica que en la solemne acción de gracias con que celebró el real y religiosíssimo convento de Santa María Madalena de religiosas dominicas de la ciudad de Valencia la exaltación a la tiara de nuestro muy santo padre Benedicto XIII predicó el trinitario fray Bartolomé Cases, 16aparecería la historia de esta fundación religiosa elaborada –si hemos de creer a su responsable– en apenas unos meses. 17Treinta y dos extensos capítulos la integraron, repartidos en trescientos veinte folios. Para su elaboración contó fray Vicente con fuentes de primera mano conservadas en el antiguo archivo de las magdalenas. Destacan entre ellas un par, descritas por él mismo al final de la obra. La primera,
... un libro manuscrito que se escrivió cerca de ducientos años, y quando se formó recogieron en él todas las memorias antiguas del monasterio. En él se trata de su fundación, de la venida de sus venerables fundadoras de Italia, de las dotaciones magníficas que para ella hizieron los reyes; ay un extracto por anales de las bulas apostólicas y privilegios reales. Se hallan escritos los ingressos y professiones de todas las religiosas, que desde el año 1247, siete años después de la fundación, hasta el presente 1725 vistieron en hábito, los dotes que traxeron, en qué especie y en dónde se cargaron; el año, mes y día en que murieron, que con esta puntualidad creo ay muy pocos libros en muchas religiones; ay sylabo por anales de las prioras que le han governado, desde las fundadoras asta oy, lo que han hecho en beneficio del convento hasta nuestros tiempos. 18
El segundo de los libros aludidos por el religioso sería
... el indículo de las religiosas difuntas, que se lee en el coro después del martyrologio, según antiguo estilo. En él ay, con autoridad de los superiores, singulares elogios en latín de algunas religiosas de insigne santidad. 19
Lástima que el padre Beaumont de Navarra sacrificara el rigor de la crítica histórica en aras de una historia impoluta –hagiografía, podría decirse– de sus hermanas de hábito, dejándose llevar demasiado a menudo por leyendas y tradiciones con escaso fundamento o pasando por alto los episodios menos edificantes acaecidos entre los muros de Santa María Magdalena. Tan particular estilo valdría al dominico los reproches de su más aventajado discípulo, no otro que fray José Teixidor, exponente destacado –junto a los padres Luis Galiana, Jacinto Segura y Bartolomé Ribelles– de una nueva generación de frailes artífices de la denominada escuela historiográfica del convento de Predicadores de Valencia. 20De fray Vicente escribiría lo siguiente el padre Teixidor:
Sus vivíssimos talentos lo hicieron poeta latino y castellano, grande humanista y noticioso en todo género de historia, sacra y profana. En ésta le faltó el buen gusto de la crítica, por lo que se tragava i adoptava qualquiera cosa sin detenerse a examinar su verdad y fundamento; y assí llenó de narraciones fabulosas su libro Compendio histórico del convento de Madalenas . 21
Todo apunta a que fray José trataría de enmendar los yerros de su maestro, e incluso los del padre Diago, componiendo su propia historia del convento de Santa María Magdalena a partir de las escrituras antiguas localizadas en su archivo. En 1764 revelaba a fray Luis Galiana el estado de esta investigación:
... tengo trabajada i concluida en borrador una larguíssima Disertación de la fundación del convento de Madalenas , contra lo que escrivieron Diago y Beaumont, probado todo con escripturas de aquellos tiempos. Si se proporcionare ocasión, avisaré al amigo Christianópulo, 22pues si en los Anales siguen a Diago i Beamont errarán enormemente.
Cuatro años más tarde –en este caso a un anónimo corresponsal residente en Roma– el padre Teixidor ofrecía nuevas noticias sobre otros escritos magdalenienses debidos a su pluma:
Yo tengo concluido dos tomos en folio mayor de Observaciones críticas a las antigüedades de Valencia , en que trato de sus fundadores i de todos sus templos, conventos, etcétera, assegurando su antigüedad por noticias sacadas de privilegios i escrituras auténticas que he leído i copiado en los archivos públicos i en los particulares de cada iglesia i convento. Tuve la mira de exterminar las monstruosas fábulas creídas de todos; i porque no son pocas las de nuestro convento de Madalenas, discurro no le será ingrata su noticia... Amigo, el deseo de que se escriva la pura verdad i la buena lei que le devo i le professo me ha forzado a resumir lo que concierne al convento de Madalenas, i tengo difussamente en mi tomo 2 de Observaciones críticas (libro 4, capítulo 15), sometiéndolo todo a la prudente censura de vuestra paternidad. De lo que concierne el abandono del govierno de nuestra orden de dichas monjas escriví un largo qüaderno, que me copió el padre Fortún i se le llevó el padre reverendíssimo [fray Juan Tomás de Boxadors], cuya bendición estimaré que vuestra paternidad me impetre. 23
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