Todavía peor se pusieron las cosas durante el priorato de sor Isabel de Bellvís, a cuya instancia e interés propio se sustraería el cenobio de la jurisdicción de la orden de Predicadores para ponerlo bajo el báculo episcopal valentino, 11asido en aquellas fechas por don Alfonso de Borja, futuro Calixto III. 12En 1432 corona y municipio obtenían del papa Eugenio IV la correspondiente aprobación a esta permuta. La noticia quedó recogida en el Libro antiguo de la fundación y privilegios del convento de Santa María Madalena :
... com per lo sucés de tems se refredàs la devotió y com dormissen los hòmens qui havien sembrat esta religió y plater de virtuts, vingué lo enemich de l’home y sobre sembrà zizània en dit monestir, movent entre les religioses algunes passions, per les quals la cura del dit convent fon donada a l’ordinari d’esta ciutat de València per lo sant pare papa Eugeni Quart, en lo any 1432, a petició del señor rey don Alfonso y de la dita Ciutat, essent priora sor Ysabel Bellvís, la qual negosiava tot assò al seu gust y encara volen dir anà a Roma, dissimuladament, para est effecte. 13
Poco más se conoce de este episodio, prácticamente silenciado por la historia oficial dominicana. Salvo las crípticas insinuaciones sobre el mismo vertidas por el padre Beaumont de Navarra, para quien algo tuvo que ver el convento de Predicadores en la suerte de las religiosas; quizá el exceso de celo de aquél –abuso dirían algunos– sobre éstas: 14
De aquel desmayo común cúpole alguna parte a este real convento [de Predicadores], originado de una imprudencia y de un arrojo, que fue ocasión a que sugeriessen al papa Eugenio Quarto algunos que no constava del beneplácito del obispo de Valencia para la incorporación del monasterio en la religión. Pudo abultar la astucia con tan vivos tintes esta representación que el papa expedió su breve en el año 1432, con que volvía el monasterio a la jurisdicción del ordinario. 15
Menos aún puede decirse sobre esta nueva etapa de Santa María Magdalena, de la que ha llegado hasta nosotros una enumeración –datada en 1448– de bienes sujetos a censo con la que al menos puede reconstruirse su realidad económica durante aquellos días. 16Por un lado los censos sobre bienes inmuebles, situados mayoritariamente en la ciudad de Valencia. Abundaban los pagados sobre casas, aunque se dan pocos detalles en relación a éstos. Albergues y patios sólo existían dos, al igual que hornos. Y un único molino. De otro lado figuraban los censos sobre tierras, con o sin viñas, predominantes ambos en Alzira, entre la población musulmana, y sujetos muchos a fadiga y luismo, mientras el resto eran recibidos por carta de gracia. La comunidad explotaba directamente parcelas sitas en Andarella, Soterna y Coscollar y El Puig, dedicadas también a la vid y el olivo. Los ingresos totales derivados de todo ello para las arcas cenobiales no llegaban a las quinientas veinte libras, cantidad nada elevada si se compara con otras, aunque compensada por un nivel de gastos mínimos gracias a la reciente finalización de la fábrica, que explicaría el saneamiento de las rentas magdalenienses en este tiempo. 17
Ciento quince años en la historia del convento de Na Rovella en los que, a juzgar por los escasos testimonios conservados, «no s’arrancaren les males herbes que l’havien polutat, abans ne naixqueren de pijors, fent-se en dit convent algunes insolènties y vivint-se molt destruydament». 18A nadie debe extrañar la prolongación de tal ocaso, con unos obispos absentistas, a quienes andaban sometidas las monjas, gobernando la diócesis de Valencia en la distancia hasta la cuarta década de la posterior centuria. 19
La decadencia religiosa, sin embargo, no pudo con algunas magdalenas perseverantes en el espíritu dominicano. Hasta donde sabemos, san Vicente Ferrer contó con un grupo de fieles seguidoras entre éstas,
Quán suyo miravan las hijas de este monasterio al santo el tiempo que residía en Valencia, lo eternizan sus memorias aún dentro de la clausura, en donde se conserva un poço que bendixo el santo en una de las muchas ocasiones que entrava para el consuelo y dirección de sus hijas de espíritu que allí tenía. 20
Tampoco debe descartarse la posible influencia en tales monjas de frailes miembros de la Congregación de la Observancia de la Provincia de Aragón, que a partir de 1439 combatiría en estos territorios la relajación de la regla primitiva por parte de la claustra , reivindicando una vuelta al brío primitivo de la orden en aspectos como la pobreza, el estudio, la mortificación, el eremitismo o la predicación. 21
Así se explicarían los casos ejemplares de sor Virginia Faxardo, de la noble casa de los Vélez, 22o sor Consentina Muñoz, antigua hermana franciscana de Nuestra Señora de la Puridad. 23Dos modelos a seguir por una nueva generación de monjas que, llegada con el Quinientos, retornaría el convento al redil de la orden de Predicadores, vuelta a la unidad tras la superación de las disidencias internas de los últimos tiempos.
1. V. Beaumont de Navarra, Breve y devota descripción de la gloriosa celda del padre san Luis Bertrán, acreditada con singulares prodigios y favores celestiales, venerada en el real convento de Predicadores de Valencia , Valencia, 1722, pp. 87-88.
2. BUV. Ms. 932, J. Teixidor, Necrologio de este real convento de Predicadores de Valencia. Devidas memorias a sus hijos nativos con extensión en los más ilustres recogidas de monumentos antiguos i seguros. Tomo II. Desde el año de 1531 al año 1599 , p. 2.
3. F. Diago , Historia de la Provincia de Aragón de la orden de Predicadores, desde su origen y principio hasta el año de mil y seyscientos, Barcelona, 1599, f. 39v .
4. En la Biblioteca Universitaria de Zaragoza se conservan algunas colecciones de Actas de la Provincia de Aragón que incluyen los capítulos de estos años. En concreto los manuscritos 180 y 262.
5. Además de las páginas dedicadas al asunto por F. Diago, Historia de la Provincia de Aragón..., op. cit ., ff. 58 y ss., para el período del cisma resulta de imprescindible consulta G. G. Meersseeman, «Études sur l ’ordre des freres precheurs au debut du Gran Schisme», Archivum Fratrum Praedicatorum , 25 (1955), pp. 213-257; 26 (1956), pp. 192-248; y 27 (1957), pp. 168-199.
6. Véase en cualquier caso V. Beltrán de Heredia, Historia de la reforma de la Provincia de España (1450-1550) , Roma, 1939, pp. 185-217, y Las corrientes de espiritualidad entre los dominicos de Castilla durante la primera mitad del siglo XVI , Salamanca, 1941; J. M. ade Garganta, «Los dominicos de la Provincia de Aragón en la historia de la espiritualidad (siglos XIV-XVII)», Teología espiritual , 1 (1957), pp. 98-121, y «San Juan de Ribera y san Luis Bertrán», Teología espiritual , 5 (1961), pp. 67-89; A. Robles Sierra, «La reforma entre los dominicos de Valencia en el siglo XVI», en Corrientes espirituales en la Valencia del siglo XVI (1550-1600) , Valencia, 1983, pp. 183-210; y A. Esponera Cerdán, «La Provincia y la reforma de los siglos xv y xvi», en La Provincia dominicana de Aragón. Siete siglos de vida y misión , Madrid, 1999, pp. 69-91.
7. «Dimats, a 10 de maig [1414], en la nit, se mogué foch en lo monestir de les monges de Santa Maria Magdalena. Cremaren-si dos cambres». buv. Ms. 204, J. Falcó, Historia de algunas cosas..., op. cit ., p. 840.
8. Repetiría como priora en 1421 y 1425. ARCSCS. Fondo Magdalenas. Libro antiguo de la fundación y privilegios... Priores , f. 24v.
9. J. Teixidor, Antigüedades de Valencia , Valencia, 1895, vol. II, p. 117.
10. G. Escolano, Década primera de la historia de la insigne y coronada ciudad y reyno de Valencia , Valencia, 1610, pp. 943-944. La respuesta ofrecida a mosén Escolano por parte de los hijos de santo Domingo desmentiría este particular. «Que este caso sucediera en este real convento, y como él le pondera, no con toda la modestia que devía, ni es voz pública, como él piensa, ni ay instrumento que lo convença, ni Jayme Roig lo assegura. No es disimulable la poca inclinación o mucha aversión que tuvo este autor a la orden de Predicadores, como se evidencia en sus escritos. Ni es menester formar apología contra lo que dize, pues nadie ignora la facilidad con que habla freqüentemente. Grande lo es en este punto apropiar el sucesso a este convento». V. Beaumont de Navarra, Compendio histórico del real convento de Santa María Madalena..., op. cit ., p. 60.
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