Si damos un salto de cinco lustros y consideramos las respuestas de la región de ALC a la crisis financiera global (CFG) en 2008-2009, la diferencia entre ambos escenarios es como la noche y el día: ningún país se vio obligado a recurrir a la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI). La región de ALC tampoco se había restablecido jamás de una crisis de esta magnitud tan plenamente como lo hizo en 2010, sin depender de una reactivación del motor de la economía estadounidense. Aunque la CFG fue esencialmente una crisis financiera, esta golpeó a América Latina, China y a la mayoría de las demás economías emergentes (EE) por el lado comercial. Ello se debe a que los bancos de las EE habían evitado en gran medida los imprudentes instrumentos financieros de alto riesgo que llevaron al sistema bancario estadounidense al borde del abismo en 2008. Los impactos de la CFG fueron claramente variados a través de las EE y de los países desarrollados, pero las respuestas fueron bastante similares. Tanto China como los EE. UU. hicieron rápidos cambios, donde los gestores de políticas de ambos países inocularon a sus respectivas economías domésticas con un enorme estímulo fiscal. Solo en 2009, los EE. UU. gastaron el 5,9 por ciento de su PBI en intentos para evitar una completa depresión económica, mientras que el estímulo fiscal en China ese mismo año ascendía al 4,8 por ciento de su PBI (Armijo, Wise, & Katada, 2015, p. 212).
Tabla I.1
Tendencias anuales del precio de materias primas en dólares reales (2010), 2000-2018
Año |
Cobre, US$ / tonelada métrica |
Petróleo crudo, precio al contado,US$/barril |
Frijol de soya, US$ / tonelada métrica |
Harina de pescado, US$ / tonelada métrica |
Mineral de hierro, US$ / tonelada métrica seca |
2000 |
2.279 |
35 |
266 |
519 |
36 |
2001 |
2.061 |
32 |
256 |
636 |
39 |
2002 |
2.061 |
33 |
281 |
801 |
39 |
2003 |
2.235 |
36 |
332 |
767 |
40 |
2004 |
3.371 |
44 |
360 |
763 |
45 |
2005 |
4.195 |
61 |
313 |
833 |
74 |
2006 |
7.475 |
71 |
299 |
1.297 |
77 |
2007 |
7.459 |
75 |
402 |
1.234 |
129 |
2008 |
6.764 |
94 |
508 |
1.102 |
152 |
2009 |
5.339 |
64 |
453 |
1.275 |
83 |
2010 |
7.535 |
79 |
450 |
1.688 |
146 |
2011 |
7.955 |
94 |
487 |
1.385 |
151 |
2012 |
7.226 |
95 |
537 |
1.414 |
117 |
2013 |
6.682 |
95 |
491 |
1.592 |
123 |
2014 |
6.354 |
89 |
455 |
1.582 |
90 |
2015 |
5.645 |
52 |
400 |
1.596 |
57 |
2016 |
5.192 |
46 |
433 |
1.601 |
62 |
2017 |
6.834 |
61 |
387 |
1.477 |
72 |
2018 |
6.075 |
54 |
381 |
1.480 |
69 |
Fuente: Monitor Económico Global (GEM) del Banco Mundial. Disponible en http://databank.worldbank.org/data/views/variableselection/selectvariables.aspx?source=global-economic-monitor-%28gem%29-commodities
Argentina, Brasil, Chile y el Perú pudieron capear el período de recuperación sujetándose al faldón de China, lo que igualmente le permitió a cada uno emprender políticas para contrarrestar el ciclo negativo de la CFG (Pastor & Wise, 2015). Investigaciones recientes llevadas a cabo por el economista Ambrogio Cesa-Bianchi y sus colegas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) han determinado que «el impacto de largo plazo de un shock [positivo] del PBI chino sobre la economía típica de América Latina se ha incrementado tres veces desde 1990» (Cesa-Bianchi, Pesaran, Rebucci, & Xu, 2012, p. 32). Por consiguiente, para todos, a excepción de México, el rápido repunte del crecimiento en China y la demanda de materias primas de ALC llevaron a esos países a estar operativos mucho antes de la recuperación de los EE. UU. Por estar más estrechamente integrado al mercado de los EE. UU., México estaba ligado a la recuperación económica estadounidense y, por lo tanto, su restablecimiento fue más lento. El panorama general, sin embargo, lucía prometedor. El 9 de noviembre de 2009, Brasil aparecía en la portada de la prestigiosa publicación The Economist bajo el título «Brazil Takes Off» (Brasil despega). Incluso Argentina, la pesadilla de los mercados financieros internacionales tras su turbia suspensión del pago de bonos por valor de US$ 100.000 millones en 2001, fue elogiada por el FMI por lograr una recuperación de la CFG más vigorosa de lo esperado (Buenos Aires Herald, 2011).
Pero en el mundo de los auges de precios de materias primas, inevitablemente, todo lo que sube tiene que bajar. A excepción del petróleo crudo, los precios de todos los productos empezaron a caer en 2014-2015 (véase la tabla I.1); a inicios de 2016, los precios del petróleo habían entrado en su propia caída libre, hundiéndose hasta un nivel justo por debajo de US$ 30 por barril (Kraus, 2016). En 2019, los precios se habían estabilizado alrededor de US$ 62 por barril. Evocando la caída del precio del petróleo de 1986, la combinación de un excedente de producción y la retracción del ritmo de crecimiento de China, de 9-10 por ciento anual en promedio que habían mantenido durante tres décadas, a aproximadamente 6,5 por ciento, mostraba cuán rápidamente un shock negativo del PBI de China podía enfriar el crecimiento mundial. Para la región de ALC, del mismo modo que el shock positivo del PBI de China había sido una bendición durante el período 2003-2013, este revés significaba una sacudida nefasta. El efecto fue agudo para aquellos países que fueron los más celebrados apenas tres años antes: Brasil y Argentina. En ambos casos, la economía se había contraído, los déficits crecían rápidamente y las tensiones sociales eran palpables (Ribeiro, 2018; McNamara, 2019). Tras cancelar su deuda al FMI en 2006 y declarar una guerra de relaciones públicas contra esa entidad, una humillada Argentina se vio obligada a recurrir nuevamente al Fondo a mediados de 2018. El FMI demostró no guardarle rencor, armando un nuevo paquete de créditos para Argentina de alrededor de US$ 57.000 millones (The Guardian, 2018).
Según Pekín, la contracción del ritmo de crecimiento de China ha sido parcialmente intencional, dado que los gestores de políticas de este país buscan distanciarse de una excesiva dependencia de exportaciones de manufacturas y grandes proyectos de inversión a nivel doméstico, y orientarse más hacia servicios, tecnología y consumo doméstico. Pero un crecimiento más lento de China también refleja trabas en cuanto a reformas domésticas en todo el sistema, especialmente en los sectores financiero (desmesuradas deudas de empresas estatales y otros préstamos en cartera vencida) y de bienes raíces. La repercusión para la región de ALC en su conjunto ha sido una contracción del ritmo de crecimiento de 1-2 por ciento en promedio desde el año 2014 (Focus Economics, 2019). Más aún: en la medida en que se desvanece la aureola de abundancia, las antiguas brechas en cuanto a reformas se han hecho más notorias en ambas orillas del Pacífico. Tanto China como la región de ALC enfrentan severos retos en los campos de eficacia gubernamental, calidad regulatoria, Estado de derecho y control de la corrupción. Pero es en ALC, mucho más que en China, donde los indicadores de eficiencia, competitividad e inversión productiva se encuentran más agudamente rezagados (Perry & Forero, 2014).
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