La reelección legislativa permite al ciudadano evaluar a sus representantes, lo que constituye un pilar para la calidad de la democracia. No obstante, Diamond y Morlino (2005, p. 21) nos dicen que “entre los electores, la disciplina es considerada más importante que la rendición de cuentas, a nivel parlamentario”. Por medio de la disciplina partidaria se logran coaliciones y se pactan acuerdos que son esenciales para la gobernabilidad. Pero, en presencia de reelección legislativa, los representantes se encuentran en la disyuntiva de atender las necesidades del electorado o disciplinarse con la agenda política de su partido.
La decisión de los representantes dependerá esencialmente de dos variables: la reputación personal y la del partido, que son indicadores del grado de autonomía o vulnerabilidad de un legislador. Ames (2000) señala que la autonomía es una variable importante que nos permite identificar el grado de vulnerabilidad y de dominio de los legisladores frente al electorado: una medida de vulnerabilidad es la posición en la lista del partido:
un diputado que ocupa la primera posición de la lista tiene un grado mucho más alto de libertad de acción que un diputado que queda al final. Los diputados que obtienen una mayor proporción de los votos emitidos para los candidatos de su partido o que tienen mayor antigüedad son también más autónomos (Ames, 2000, p. 38).
El argumento del autor antes citado esclarece el vínculo entre la reelección legislativa y el comportamiento de los legisladores mediante las variables “grado de autonomía” y “grado de vulnerabilidad” que son explicativas de la reputación personal y de la del partido. Este argumento es cercano a la idea del legislador autónomo de Bejar (2006) y Valencia (2005), quienes resaltan la importancia de la comunicación entre el legislador y su electorado en presencia de reelección consecutiva (conexión electoral).
Los trabajos de Morgenstern (2003), Carey y Shugart (1995) y Nacif (2002) también aportan elementos para identificar el vínculo entre la reelección consecutiva y el comportamiento legislativo a partir del análisis de los principios de elección y su relación con el grado de control de los liderazgos de los partidos sobre las nominaciones y el orden de las listas de los candidatos.
De estos trabajos mencionados, específicamente el estudio de Carey y Shugart (1995) nos ayuda a entender el efecto de la reelección consecutiva en el actuar parlamentario por medio de tres variables: a) grado de control de los líderes del partido; b) tipos de voto, y c) magnitud del distrito.[3] Los autores muestran un método que permite estimar el valor relativo de la reputación personal de los legisladores y de los candidatos a puestos legislativos, frente a la reputación del partido.
La magnitud de distrito es una variable que analizan por separado. Los autores explican que metodológicamente existen dos motivos que llevan a darle un trato aislado a dicha variable: la magnitud de distrito, a diferencia de las dos restantes, es una variable de intervalo natural y tiene la propiedad de que la dirección de sus efectos depende del valor de las otras variables. El segundo motivo es referente a la manera en que la variable “magnitud de distrito” afecta la reputación personal. ¿Cómo se da el mecanismo entre la magnitud del distrito y la reputación personal?
Carey y Shugart (1995) retoman el argumento de Lancaster (1986) para explicar que a medida en que los distritos se hacen más grandes —tanto en magnitud como en área—, la reputación personal disminuye (incluyendo el pork-barrel ).[4] Sin embargo, Carey y Shugart (1995) agregan un elemento importante que no es tomado en cuenta por Lancaster (1986): la reputación personal disminuye en distritos grandes siempre y cuando no exista competencia intrapartidaria. Dicho en otras palabras, sin competencia intrapartidaria, a medida que el número de candidatos crece en una lista electoral dada, la importancia relativa de cada candidato y su reputación personal disminuyen. Para ilustrar el argumento, señalan como ejemplo el sistema de representación proporcional con listas cerradas: como la magnitud crece en el sistema de listas cerradas, la reputación del partido político domina las reputaciones personales de los miembros de la lista.
Carey y Shugart (1995) nos dicen que la relación se invierte cuando el grado de control de los líderes de los partidos políticos sobre las candidaturas y sobre la posición en la lista de candidatos es bajo. Cuando la relación se invierte estamos en presencia de otras fórmulas de asignación o de sistemas electorales (listas abiertas,[5] listas múltiples[6]), donde la reputación personal aumenta en la medida en la que crece la magnitud de los distritos, debido a que varios candidatos de un mismo partido político compiten entre sí por los votos y los escaños. Hay incentivos para aumentar la reputación personal frente a la reputación del partido.
Entonces, en un distrito grande sin competencia intrapartidaria el liderazgo del partido político está fortalecido mediante el control de las nominaciones y del orden de los candidatos en la lista. En este caso, la importancia de la reputación personal disminuye y estas características pueden observarse en el sistema electoral de representación proporcional con listas cerradas. Si la reputación personal no es relevante, existe mayor dependencia de la carrera del legislador hacia su partido político, ya que el liderazgo de este controla las nominaciones y el orden en las listas cerradas. En este caso el electorado vota por la lista y no por el candidato, y además no tiene oportunidad de modificar dicha lista según sus preferencias. Por ello se espera que aumenten los comportamientos que respaldan la línea del partido político, como la disciplina y la cohesión partidarias, y que disminuyan aquellos que fomentan la reputación personal, como la asistencia puntual a las sesiones del Pleno: “la medida en que cada uno de los integrantes de un grupo parlamentario acata las directrices del partido y subordina las preferencias personales o el interés de sus electores al momento de votar es un indicador de su dependencia o su independencia” (López y Loza, 2002, p. 10).
Ahora bien, con un distrito de gran magnitud en presencia de competencia partidaria el liderazgo del partido político no estaría fortalecido porque no dispone de los atributos antes mencionados para controlar las nominaciones y el orden de las listas que pueden ser abiertas, fórmulas personales, únicas o plurales. El electorado tiene la posibilidad de cambiar el orden de los candidatos en las listas e influir en su nominación, por lo que su voto es personal. La reputación personal es relevante, así como las acciones que ayuden a conservarla. Por ejemplo, mantener un porcentaje alto de asistencia legislativa que coadyuve a fomentar una buena imagen del representante frente al electorado. Las acciones que ayudan a fomentar la reputación personal podrían incidir en la disminución de la disciplina y cohesión partidarias.
Con respecto a la magnitud pequeña de distrito, Carey y Shugart (1995, p. 419) no profundizan en el tema. Sin embargo, dan elementos para establecer que este tamaño de distrito es indiferente a la variación de la competencia intrapartidaria debido al particularismo que impulsa el desarrollo de la reputación personal.
Si bien Carey y Shugart (1995) otorgan elementos importantes para determinar la influencia del sistema electoral en la reputación personal, lo hacen solamente para el caso del sistema de representación proporcional en presencia de reelección legislativa sin adentrarse en el análisis de los efectos de los sistemas de mayoría o de los sistemas mixtos.
Cox (2004, p. 77) explica que en los sistemas de mayoría “los ciudadanos votan por candidatos y no por listas”. Los distritos en este sistema de elección son uninominales, que se caracterizan por un sufragio por votante, no hay listas ni cárteles sino candidatos. En la definición de Payne, Zovatto, Carrillo y Allamand (2003) acerca de los sistemas de mayoría, encontramos características que relacionan a este tipo de sistema con la importancia de la reputación personal:
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