EL DRAGÓN-SERPIENTE MULTILINGÜE
Hay figuras arquetípicas que pueden transformar la vida de una persona y el draco es una de ellas. Esto lo afirma la autora de este libro mientras guía al lector en un recorrido poliédrico e interdisciplinario por los mundos “de afuera y de adentro” del dragón-serpiente multilingüe, teniendo presente que, como bien dice el Mahabharata : “Si escuchas [o lees] con atención un relato, no serás nunca más la misma persona”. La autora se apoya en la última física cuántica (“sólo el sujeto en primera persona puede modificar el sistema observado”) para invitar al lector a modificar sus coordenadas mentales emprendiendo un viaje de descubrimiento de sí mismo mientras lee estas páginas.
De todas las figuras misteriosas del dragón-serpiente que describe en este libro, Ricci dedica especial atención al uróboros porque es el que aparece con mayor frecuencia en la literatura hispanoamericana multilingüe. Las dos partes del volumen abordan perspectivas que tocan aspectos mítico-literarios, biopsíquicos, antropológicos, oníricos e imaginales de esta figura fronteriza que, con palabras de la autora, “sigue existiendo en cada uno de nosotros, no sólo en las estructuras ontológicas de los mundos imaginales, sino también en las circumvoluciones de nuestro cerebro, de nuestro intestino y de nuestro ADN”, y que ha hecho decir a Borges que el draco es un “monstruo necesario” en la dinámica evolutiva y alquímica del microcosmos humano. Hacia el final, la autora se dirige al lector con una pregunta dramática que queda sin respuesta: ¿Logrará la conjunción de ciencia y arte poética transformar un mundo que se encuentra al borde de una catástrofe ecológica?
Graciela N. Ricci.Radicada desde hace años en Milán. Catedrática de Lengua y Literatura Española. Ha enseñado Literatura, Teoría Literaria y Lingüística General de grado y posgrado en universidades de Argentina (Rosario) y de Italia (Macerata y Milán). Especializada en psicología analítica y en pragmática neurolingüística (en Suiza y Bélgica), ha sido durante muchos años directora del Ph.D. en Teoría de la Comunicación (Università di Macerata) y counselor en el Instituto Modelli di Comunicazione de Milán. Cofundadora de la revista Heteroglossia (EUM, 1985) y decana de Mediaciones Lingüísticas (Università di Macerata). Ha organizado numerosos congresos internacionales, obtenido premios literarios y publicado un centenar de ensayos de semiótica y literatura, muchos de ellos en ediciones colectivas de Italia, Argentina, España, México, Francia y Alemania. Entre sus numerosos volúmenes publicados se destacan su autobiografía Sguardo allo specchio , Los circuitos interiores: Zama en la obra de A. Di Benedetto (Premio Fondo Nacional de las Artes), Realismo mágico y conciencia mítica en América Latina (finalista concurso Anagrama), Las redes invisibles del lenguaje: la lengua en y a través de Borges , Il viaggio infinito: tecniche e processi di trasformazione .
GRACIELA N. RICCI
EL DRAGÓN-SERPIENTE MULTILINGÜE
MUNDOS DE AFUERA Y DE ADENTRO
A la memoria de todos los seres queridos que se han ido.
A mis seres queridos del presente, en especial a mis dos nietitos, Federico y Eduardo.
La experiencia está unida al mito. Sumergirse en la autoexperiencia significa vivir el propio mito, la historia de la propia vida […] y la experiencia no se puede programar. Somos nosotros los creadores de nuestros mitos, consciente o inconscientemente.
Stanley Keleman , Living your Dying
La autora, a los siete años, leyendo un cuento a sus hermanitos en la casa de familia de Rosario.
Hay figuras míticas o arquetípicas que pueden formar, conformar y transformar la vida de una persona y, como bien dice Stanley Keleman en el epígrafe, la experiencia se conecta con el mito: sumergirse en la experiencia de la propia vida significa vivir el propio mito, develar sus misterios. En mi caso, una de esas figuras significativas fue el draco, protagonista importante de las lecturas de mi niñez y de algunos episodios infantiles, y personaje imponente de mis sueños alquímicos a partir de los veintiocho años. Como es sabido, el draco es un símbolo universal, positivo o negativo según las regiones, y es interesante subrayar que la palabra, de origen latino, abarca las dos acepciones de ‘dragón’ y ‘serpiente’. Recuerdo que a los cinco años, cuando compuse mi primera poesía que tenía como protagonista a una princesita, el dragón ya aparecía conectado a ella en sus versos. Por eso, muchos años más tarde, cuando narraba cuentos a mi hija pequeña para entretenerla (como ahora a mis dos nietitos) me gustaba salpicar los cuentos que inventaba con esa figura tan mítica (y no por eso menos real) que ha ocupado, a lo largo de siglos, la imaginación humana.
Hace poco tiempo publiqué una edición póstuma de un libro de poesías inéditas de mi padre, con ocasión de los cien años de su nacimiento (tuve por años, guardado en un cajón, el manuscrito que me había dado para su corrección, selección y sucesiva publicación, ya que su fallecimiento repentino hizo todo más complicado). El libro (Ricci, 2020), un poemario dedicado a todos los chicos del mundo… y a los adultos que todavía llevan despierto al niño que fueron, se titula paradójicamente El libro de cuentos en homenaje a la narrativa infantil, que ha encantado a generaciones de niños con su mágico jardín de metáforas y maravillas (el dragón-serpiente entre ellas). En los dos primeros poemas, “Infancia” y “El libro de cuentos” (título homónimo al del volumen), se menciona al dragón de los cuentos, así que voy a transcribir el segundo en memoria de la narrativa infantil, de mi padre… y de mi madre, pues el dragón esconde en sus profundidades míticas y arquetípicas la imagen materna, como veremos más adelante:
El libro de cuentos
–“Había una vez
en un lejano país
una hermosa princesa…”
Palabras llenas de encantamiento,
de maravillas,
de magia.
Recuerdos de infancia.
Ojos grandes y asombrados
ante la historia fantástica:
castillos tenebrosos,
fantasmas y piratas,
príncipes y dragones,
duendes y ninfas doradas,
cuevas llenas de tesoros
y princesas encantadas,
héroes con anillos mágicos,
hadas de alas delicadas.
–“Había una vez
en una tierra solitaria…”
Grimm, Andersen y Julio Verne,
Scherazade y Genoveva,
Sandokán y Mujercitas,
Tarzán, Heidi y Blancanieves.
Páginas que te aprisionan
con sus cuentos y sus sagas.
Colores, ilustraciones,
el olor de la hoja cándida.
–“Había una vez
en una tierra lejana…”
Países que hacen volar
en el tiempo y la distancia.
Nostalgias del niño adulto.
Imaginación, recuerdos,
fantasías.
Imposibilidad de volver
a la infancia.
–“Había una vez
en una tierra encantada…”
En esta poesía, además del reiterado íncipit típico de los cuentos infantiles y de palabras como “encantamiento”, “maravillas” y “magia”, se mencionan una serie de libros que, en mi condición de lectora precoz, leí y releí muchas veces a partir de los seis años, refugiada en la enorme biblioteca paterna con sus paredes cubiertas de volúmenes que, para mi mirada infantil, escondían tesoros incalculables. Los primeros libros, de la colección Robin Hood, regalos de mi padre (
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