Estas instancias están destinadas a realizar una evaluación que contribuya a orientar y ajustar la enseñanza. Se trata, por lo tanto, de una evaluación formativa que dará herramientas a los maestros para planificar situaciones e intervenciones que favorezcan el avance de los aprendizajes.
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¿Qué características tienen las pausas evaluativas que permiten acceder a las estrategias lectoras desplegadas por los alumnos?
Las autoras de este trabajo, conjuntamente con otros colegas, iniciamos en 2006 una investigación para diseñar instrumentos de evaluación que permitieran detectar cómo leen y escriben los niños a lo largo de su escolaridad primaria.
A la luz de esa investigación, proponemos realizar pausas evaluativas que contemplen actividades de lectura de los niños por sí mismos para relevar las estrategias lectoras que estén en condiciones de desplegar. Sugerimos que las situaciones tengan una complejidad creciente y que se consideren tres categorías de respuestas para acceder a los conocimientos que cada niño haya logrado construir hasta ese momento. Por ejemplo:
Respuestas A: dan cuenta de que el niño ha adquirido los conocimientos de mayor nivel en el ítem correspondiente.
Respuestas B: son indicadoras de una construcción parcial de los contenidos seleccionados.
Respuestas C: revelan un momento muy inicial del proceso constructivo vinculado con el despliegue de estrategias lectoras.
Los instrumentos posibilitarán relevar los conocimientos de cada alumno y del grupo al que pertenece, así como comparar los avances en los aprendizajes de diferentes grupos.
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¿Qué situaciones proponemos para evaluar el uso de estrategias lectoras cuando los niños todavía no leen convencionalmente?
Para los niños que todavía no leen convencionalmente, proponemos el empleo de tres situaciones que revisten diferentes niveles de complejidad. En la primera se propone la lectura de palabras; en la segunda, se trata de títulos de cuentos; y en la tercera, leen breves fragmentos de esos mismos cuentos.
Si trabajamos con un grupo muy numeroso, una posibilidad consiste en dividirlo en varios subgrupos. Mientras se administra la evaluación a uno, el resto puede realizar otra actividad que no requiera una intervención especial de su docente.
La primera situación tiene que proveer un contexto gráfico para que los niños lean las palabras seleccionadas. En una columna aparecerán las imágenes y en la otra, los nombres ubicados en un orden diferente de la posición de las ilustraciones. Los alumnos unirán con una línea cada dibujo con el nombre correspondiente.
En el ejemplo que presentamos a continuación, el contexto gráfico permite saber que las escrituras son los nombres de esos medios de transporte y que es necesario explorar sus características (letras conocidas o extensión) para decidir qué palabra corresponde a cada uno.
Como puede advertirse, entre los nombres siempre es conveniente agregar una palabra que sobre, sin ilustración. Esto responde al propósito de que el niño explore atentamente todas las escrituras, es decir, que también deba elegir cuando se trata de encontrar el nombre que corresponde a la última imagen. Por otra parte, el nombre “intruso” (COLECTIVO) comienza con la misma letra que otro de la lista (CAMIÓN), lo que obliga a los pequeños a superar la mera identificación de la inicial. El docente puede dar una consigna similar a: “Acá hay cinco medios de transporte: una bicicleta, un avión, un auto, un camión y un tren. Tienen que buscar el nombre de cada uno en la otra columna y unirlo con una línea. Cuando terminen, va a sobrar un nombre que no tiene dibujo”.
En esta tarea, se pueden categorizar en el nivel A las respuestas que identifican correctamente todos los nombres con sus imágenes y, en el nivel B, las que identifican al menos tres. Quedarían en el nivel C las respuestas que unen en forma incorrecta la mayoría de los nombres e imágenes.
Lectura de títulos de cuentos
Esta tarea solo se propone a los niños que hayan podido identificar todos los nombres de los medios de transporte de la situación anterior.
Aquí también es factible presentar un cuadro con dos columnas. En la primera, aparecen cuatro ilustraciones correspondientes a cuentos tradicionales. En la segunda, cinco títulos: los correspondientes a las cuatro imágenes y un quinto título de otro cuento conocido. Esta inclusión responde al mismo propósito que comentamos en la situación anterior, cuando mencionamos el elemento “intruso”. Es importante que se trate de cuentos que el docente haya compartido previamente con sus alumnos, es decir, que resulten familiares para los niños.
En el ejemplo que incluimos para ilustrar esta tarea, además de sobrar un título, se agrega la complejidad de que dos comienzan con las mismas palabras: “La bella durmiente del bosque” y “La bella y la bestia”. La maestra puede compartir una consigna como la siguiente: “En la primera columna, aparecen imágenes de cuentos que ustedes conocen. Son ‘El gato con botas’, ‘Caperucita Roja’, ‘La bella y la bestia’ y ‘El patito feo’. En la otra columna, están los nombres de esos cuentos y hay uno que sobra. Tienen que fijarse bien y unir con una línea cada dibujo con el título del cuento que corresponda y dejar suelto el título que está de más”.
La categorización de las respuestas podría ser la siguiente: alcanzan el nivel A las que identifican todos los títulos; el nivel B, las que unen al menos dos títulos con las imágenes correspondientes. En el nivel C se ubican las que no logran identificar ningún título o solo uno de los cuatro.
Lectura de fragmentos de cuentos
La tercera propuesta revestirá una dificultad mayor y es aconsejable que la realicen los niños que hayan podido identificar adecuadamente todos los títulos de la tarea anterior. Se trata de leer breves fragmentos de los cuentos y de unirlos con los títulos correspondientes.
Esta lectura puede ser realizada por niños que todavía no leen convencionalmente porque el docente les informa que en la primera columna están los títulos que ya identificaron en la tarea anterior y que en la otra aparecen breves fragmentos de cuatro de esos cuentos. Los pequeños podrán anticipar a qué cuento corresponde cada fragmento apelando al reconocimiento de algunas letras que les servirán como indicios para identificar ciertas palabras.
La consigna que da el docente podría ser la siguiente: “En la primera columna están escritos los títulos de los cuentos que unieron antes con sus imágenes y, otra vez, hay un título de más. En la otra columna aparecen pedacitos de esos cuentos. Tienen que descubrir a qué cuento corresponde cada uno y unirlo con su título”.
Se incluirían en el nivel A las respuestas que logran identificar de manera adecuada todas las frases de la segunda columna. En el nivel B, las respuestas que unen al menos dos títulos con las frases correspondientes. Quedan en el nivel C las que no unen ningún título con la frase correcta o lo hacen solo con una.
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