Digamos que tanto la psicosis como la perversión son formas particulares de asentamiento del yo. La psicosis porque requiere restituirse, en ausencia del simbólico al imaginario yoico, como forma de participación, sin duda radicalmente fallida, en el Mundo y la perversión porque requiere del yo para transformar en acto la pulsión.
¿Cómo sostener, entonces, las diferencias psicopatológicas estructurales? En mi afán de usar solo a los autores y no de plegarme doctrinariamente a ellos, construyo según mi criterio, una respuesta que me parece operativa. Lo estructural en los cuadros psicopatológicos sería lo propio de la neurosis, sería allí donde tomaría peso el lenguaje y su función de corte, precisamente por su carácter representacional. En la psicosis, dice Lacan, retorna lo real que, siguiendo a Calligaris, se imanta a lo imaginario. Por lo tanto, el corte no ocurre, sino en una deriva imaginaria que escamotea el lugar de la Ley. En la perversión el corte es nuevamente situado, con gran coherencia, sin deriva, en el lugar del yo, para birlar el peso de la Ley.
Las diferencias psicopatológicas vale considerarlas como estructurales, en tanto sea la estructura neurótica la que instala el referente diferencial. De este modo, psicosis y perversión tendrían connotaciones estructurales por la regularidad funcional, es decir, yoica de su manifestación, en lo particular del registro imaginario en el abordaje del mundo. Esta tipicidad permitiría el diagnóstico y daría lugar a las diferencias estructurales cuyo determinante sería la ausencia de neurosis. Lo definitorio se daría en la manera positiva de organización de esta ausencia de neurosis. Esto solo se afirma en lo relacionado a los campos descriptivos y estructurales que sirven conceptualmente a la estipulación de las diferencias estructurales. No tiene que ver con la afirmación freudiana que dice que “la perversión es el negativo de la neurosis”. 7 Eso merece una discusión aparte.
El diagnóstico estructural puede hacerse y tendría que poder hacerse desde todas las posturas. Quería de alguna manera integrar los aportes de las distintas escuelas psicoanalíticas, distinguiendo entre lo funcional, lo estructural y lo existencial, partiendo de que todas las aproximaciones psicoanalíticas deberían saber hacer un diagnóstico estructural, es decir, saber distinguir entre una neurosis, una psicosis o una perversión. Pero cuando nosotros integramos lo estructural tenemos lo psicótico, lo neurótico, lo perverso, entendiendo que lo neurótico, lo psicótico y lo perverso, sí pueden aparecer en estructuras disímiles. Por ejemplo, puede aparecer lo perverso como función en una psicosis estructural.
Estudiante:[Pregunta por el posible diagnóstico de la estructura denominada limítrofe].
JC:Lo limítrofe, a mi entender, no es un diagnóstico estructural. Lo limítrofe es un diagnóstico yoico; lo limítrofe es un diagnóstico en el funcionamiento y las alteraciones del yo. Digamos, si pudiera estar en algún lugar de este, podría estar en el lugar de la función. Esto es, un psicótico puede tener funcionamiento limítrofe, pero un limítrofe tiene funcionamiento psicótico sin ser psicótico. Aunque, cuando Winnicott habla de los limítrofes, dice que son psicóticos que funcionan neuróticamente. Habría que pensarlo. Lo limítrofe es un diagnóstico absolutamente necesario, y creo que Otto Kernberg verdaderamente hizo un estupendo trabajo clínico y teórico para que pudiéramos tener acceso al funcionamiento limítrofe, porque es de gran utilidad. Pero no se puede decir que eso es un diagnóstico estructural. Muchos de ustedes saben que distingo entre estructura y sistema. Para mí, la estructura está definida en función del lenguaje y el sistema está definido en función de lo imaginario.
1 Lacan, J. (1999). Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.
2 Heidegger, M. (1999). Introducción a la metafísica . Barcelona: Gedisa.
3 Coloma, J. (2009). La simultaneidad de lo simétrico y lo asimétrico como meta de lo psicoanalítico. Revista del Centro Psicoanalítico de Madrid 18.
4 Bion, W. (1974). Atención e interpretación . Buenos Aires: Paidós. La cita completa reza lo siguiente: “En una carta a Lou Andreas-Salome, Freud sugirió su método para lograr un estado mental que le diera ventajas para compensar la oscuridad cuando el objeto investigado era peculiarmente oscuro. Habla de enceguecerse de una manera artificial. Como método para lograr esta ceguera artificial he señalado ya la importancia de evitar la memoria y el deseo. Para continuar y extender el proceso incluyo la comprensión y la percepción sensorial entre las propiedades que deben evitarse. La suspensión de la memoria, el deseo, la comprensión y las impresiones sensoriales puede parecer imposible sin una negación completa de la realidad; pero el psicoanalista está buscando algo diferente de lo que normalmente se conoce como realidad; una actitud crítica aplicada a lo que ordinariamente se designa como realidad no indica que el propósito de tomar contacto con la realidad psíquica, es decir, las características evolucionadas de O, sea indeseable. Este procedimiento es válido en psicoanálisis y en otras ciencias; del mismo modo, F es un componente esencial del procedimiento científico, por riguroso que sea” (p. 45). [ N. de los E. ]
5 Lacan, J. (1987). De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad . México: Siglo XXI editores.
6 Sor, D. y Senet, M-R. (2004). Fanatismo . Buenos Aires: Ediciones Biebel.
7 Freud, S. (2005 [1916]). Conferencias de introduccion al psicoanalisis: Parte III: 1916-1917. Obras Completas Sigmund Freud Vol. XVI. Buenos Aires: Amorrortu.
CLASE 2
ANTE EL DESLINDE DE ESTRUCTURA E HISTORIA. ¿ANTINOMIA O CONTRADICCIÓN?
Estuvimos hablando del cuadro sobre las teorías, las estructuras, las funciones y la existencia. Este cuadro tiene la meta de usar los aportes de los autores para hacer diagnóstico. Interesa definir si estos autores aportan desde lo funcional y no desde lo estructural, como los kleinianos y sus seguidores, o desde lo estructural y no de lo funcional, como los discípulos de Lacan. Siguiendo una indicación que Max Hernández, 8 psicoanalista peruano, nos hizo a Juan Francisco Jordán y a mí hace muchos años haciendo referencia a Heidegger, pretendo plantear que Winnicott aporta desde lo existencial. Sin duda, esta afirmación tendría que tomarse otorgándole a Heidegger el horizonte de trasfondo. Insisto siempre en que los psicoanalistas no tienen disciplina filosófica para generar concepciones a nivel ontológico o metafísico. Esto no pretende descalificar la disciplina psicoanalítica. Solo busca afirmar que esta se ajusta a una zona específica de la existencia. El psicoanálisis se traduce, necesariamente, en un oficio.
La estructura y la función, de eso quiero hablar. Existe tradicionalmente algo que refiere a una tendencia que denominaría “bipolar” en el modo de abordar las teorías. Fredric Jameson, en un libro titulado Las semillas del tiempo 9 dice que vale la pena diferenciar entre antinomia y contradicción. Esta terminología, antinomia y contradicción, puede servirnos para aproximarnos a la perspectiva que les estoy presentando a través del cuadro. Jameson distingue la antinomia de la contradicción, diciendo que la antinomia implica conservar dos ideas o posiciones opuestas, distintas entre sí, como enfoques incompatibles. Afirma que la antinomia es una forma de lenguaje más limpia que la contradicción. En la antinomia podríamos decir que el asumir una posición excluye la posición opuesta. Hay un tratamiento de los opuestos en la antinomia en la cual estos opuestos se excluyen. Distinto es en la contradicción, donde los opuestos se influyen mutuamente entre sí. Las posiciones en psicoanálisis pueden parecer antinómicas, vale decir, el estructuralista tiende a excluir al que vamos a llamar funcionalista; no es que sea un funcionalismo, pero, por ejemplo, un teórico de la función como lo es un kleiniano no toma en cuenta a un lacaniano, y al revés, un lacaniano no toma en cuenta a un kleiniano.
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