• Пожаловаться

Gueorgui Martinov: 220 dias en una nave sideral

Здесь есть возможность читать онлайн «Gueorgui Martinov: 220 dias en una nave sideral» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. Город: Buenos Aires, год выпуска: 1958, категория: Фантастика и фэнтези / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Gueorgui Martinov 220 dias en una nave sideral

220 dias en una nave sideral: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «220 dias en una nave sideral»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Gueorgui Martinov: другие книги автора


Кто написал 220 dias en una nave sideral? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

220 dias en una nave sideral — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «220 dias en una nave sideral», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

— ¡Ponerse las máscaras! — vino la segunda orden.

Ya no había duda de que Kamov no volvería. Quedaba la esperanza de localizarlo desde arriba. El poderoso reflector lo encontraría…

— ¡Ocupar las redes!

En el observatorio estaban preparadas unas hamacas.

En Marte no había plataforma de despegue y la nave iría cambiando de dirección de vuelo.

Belopolski ocupó su lugar frente al tablero de dirección. Su hamaca quedó vacía.

En la Tierra, en el primer despegue de mi vida para un vuelo sideral, no estaba tan emocionado ni sentía tanta angustia.

Miraba sin cesar el rostro de nuestro nuevo comandante. Estaba muy pálido, pero reconcentrado y sereno. ¡Con qué esfuerzo sobrehumano habría conseguido esta aparente tranquilidad!

Toda la nave se estremeció. Los motores producían un rumor creciente que aumentaba por segundos y parecía ahogar el universo entero…

¡La astronave se puso en marcha! Pero aún se encontraba sobre la superficie marciana.

Belopolski apretó el botón ya conocido. Entraron las ruedas. Ya estábamos en el aire. Un rápido movimiento de las manos… Se callaron los poderosos motores propulsores y entró en acción el «atmosférico». El vuelo fue interrumpido en su ascensión fuera de la atmósfera marciana y la nave, dócil al mando de su comandante, sobrevolaba el planeta como lo hiciera cinco días atrás. Paichadze y yo nos precipitamos fuera de las hamacas y a las ventanas…

La nave realizaba una amplia maniobra, sobrevolando el lugar recién abandonado, y el reflector permitía divisar la superficie. Se vio el lago, la pista con el obelisco de acero con su estrella de rubíes en la cúspide.

La velocidad era muy grande y no se podía reducirla. Volábamos hacia el Sur, allá donde se había ido el coche de Kamov. A los cuatro minutos la máquina giró, pues Kamov no podía haber ido más allá de ochenta kilómetros. Cien kilómetros al sur, cien de vuelta, otros cien al sur… pero no vimos nada.

¡El desierto marciano estaba oscuro y despoblado! Me sentía desfallecer…

¡Todo se acabó! ¡Serguei Alexandrovich Kamov ha perecido!

La astronave cambió bruscamente de dirección: volábamos por otros rumbos.

Eché una mirada al rostro de Belopolski. Se había inclinado sobre el periscopio. En sus labios firmemente apretados leí una determinación inflexible.

No nos hacía el menor caso. Diríase que se había olvidado de nuestra existencia.

Paichadze se apartó de la ventana y se dirigió a su lugar. Automáticamente lo seguí. Su rostro estaba inundado de lágrimas.

No tuve tiempo de acostarme. Un brusco golpe me echó en la hamaca y la desagradable sensación de supergravitación invadió mi cuerpo, petrificándolo como si pesara diez veces su peso natural.

En los oídos repercutía en precipitación creciente, el poderoso rumor ensordecedor.

¡SOLO!

Las obscuras rocas de granito se yerguen, siniestras y lúgubres, en el aire frío del anochecer. A sus pies, moviendo lentamente sus mal desarrolladas patas delanteras, rondan las velludas bestias. Su piel plateada tiene a veces reflejos escalofriantes cuando uno de los animales se acerca al pie de la roca, se acurruca como si quisiera saltar, y mira hacia la cumbre con sus ojos felinos.

Arriba hay un hombre. Está recostado en la roca, apoyando la cabeza en el brazo izquierdo. En la mano derecha aprieta su revólver. Hace tiempo que el hombre yace en la roca. Está cansado, muy cansado, física y moralmente. Ha perdido toda esperanza de salvación. No puede bajar al pie de la roca donde se encuentra su coche blanco con ventanillas de cristal… ¡En él están la salvación y la vida! Pero entre ellos, en el camino, acecha una muerte horrible en las fauces de las bestias…

¡No, cualquier cosa, pero no acabar así! Mejor que se extinga la dosis de oxígeno que alimenta su máscara.

El sol desaparecerá enseguida en el horizonte y caerá la noche tan rápida de los trópicos. El aire se enfriará hasta helarse. Hará mucho frío. Pero el hombre no piensa en esto. ¿Qué le importa el frío, si el oxígeno no ha de durar ya más de una hora? Allá, en el coche blanco, hay balones de gas vivificador, hay aire y vida, pero son inalcanzables y es tan difícil transponer esta barrera de cincuenta metros como si se tratara de llegar a uno de los satélites marcianos que se ven tan nítidamente ahora en el cielo ya en tinieblas.

El hombre reconoce su condena. Sus ojos negros miran, bajo las frondosas cejas, con firmeza y serenidad. Sus gestos son seguros y medidos. Lleva la muñeca a los ojos y mira su reloj luminoso. Son las veinte y diez. Se alza un poco sobre el codo y parece escuchar. Pero no oye nada, ni un sonido perturba el silencio del desierto. Con un gesto de fastidio vuelve a recostarse sobre el granito.

Pasan otros diez minutos. El sol ha desaparecido por completo. El aire se enfría por momentos y llegan las heladas nocturnas.

Los oídos del hombre perciben un rumor. Se levanta con precipitación y se inclina con fervor hacia el lado del que le llegara el ruido tan esperado, que va creciendo, como si desde lejos se precipitara un alud de piedras infernales.

El hombre palidece, pero sus labios sonríen con aprobación.

El ruido se amortigua poco a poco, se desvanece y el hombre reasume su posición anterior, con infinito y mortal cansancio. ¡Ya está! Se encuentra solo en Marte. En todo ese enorme planeta… La muerte no ha de hacerse esperar, ¡todo acabará dentro de unos treinta o cuarenta minutos!

El hombre de la roca no teme a la muerte. Le duele solamente no haber realizado todos sus planes, no haber tenido tiempo para llevar a cabo todas sus intenciones, aunque ya sabe que otros se dedicarán a ello. El mismo tiene la culpa de esta muerte prematura.

¡Qué lentos parecen los minutos que pasan…!

Pero, ¿qué es eso…? Se oye el mismo rumor, nuevamente. Más y más cerca… En el horizonte apareció un rayo de luz enceguecedora. Iluminó la tierra arrancando de la oscuridad las plantas, las aguas del lago helado. El hombre de la roca apretó su cuerpo contra la piedra, como si temiera que lo pudieran ver. Efectivamente lo temía. La imagen del coche blanco cruzó por su mente: si el rayo del reflector lo tocara, el techo de la máquina brillaría como un espejo, tornándose visible a los que manejaban el reflector.

Pareciera que mil explosiones de pesados obuses se fundieran en un solo ruido insoportable para los oídos. Fue una conmoción en el aire. Un viento huracanado atravesó las montañas con un silbido estridente y las amplias alas de la astronave pasaron encima de la cabeza del hombre. La luz del reflector pasó de lado y toda la zona y el paisaje se iluminaron con un reflejo rojo. Tras la cola de la máquina lanzada a toda velocidad brilló una larga llama roja que luego se esfumó con el ruido decreciente.

El hombre suspiró con alivio pasándose la mano por la frente como si quisiera librarse de pensamientos inútiles. Otra vez se oyó el ruido que se acercaba; la máquina volvía y llegó hasta unos dos kilómetros de la roca donde el hombre seguía los movimientos de la nave. La luz del proyector corría por el suelo y por un breve segundo iluminó las rocas que lo rodeaban. Pero este segundo fue bastante para que pudiese notar lo que llenó su corazón de arrebatadora alegría: ¡las bestias habían desaparecido, no se las veía más entre las rocas!

En los reflejos rojos de las llamas que se iban divisáronse las sombras de los - фото 8

En los reflejos rojos de las llamas que se iban, divisáronse las sombras de los lagartos que se alejaban a grandes saltos: estaban asustados y escapaban. El hombre estaba libre.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «220 dias en una nave sideral»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «220 dias en una nave sideral» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Gueorgui Martinov: Guianeya
Guianeya
Gueorgui Martinov
Георгий Мартинов: Гианея
Гианея
Георгий Мартинов
libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
Georgij Martinov
Отзывы о книге «220 dias en una nave sideral»

Обсуждение, отзывы о книге «220 dias en una nave sideral» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.