Chistopher Priest - El mundo invertido

Здесь есть возможность читать онлайн «Chistopher Priest - El mundo invertido» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Buenos Aires, Год выпуска: 1976, ISBN: 1976, Издательство: Emecé, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El mundo invertido: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El mundo invertido»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Cuando Helward Mann abandona la ciudad, no tiene motivos para pensar que el mundo que se extiende más allá no sea sino el de su propio planeta de origen. De hecho, y a pesar de las semejanzas, hay pruebas —que él no puede ignorar— que lentamente contradicen todas sus convicciones. A medida que crece su experiencia en el trabajo fuera de la ciudad, se ve forzado a aceptar la razón fundamental y descarnada de esa lucha por la supervivencia. El planeta no es la Tierra. De alguna manera, el mundo en que vive —y por cierto el universo mismo en el cual existe el planeta— es intrínsecamente diferente.
El mundo está invertido: un planeta de dimensiones infinitas existe y palpita en un universo de tamaño limitado. Esta novela, de brillante originalidad, ha sido distinguida con el premio a la mejor novela de ciencia-ficción publicada en Inglaterra, y está destinada a convertirse en un clásico de la literatura imaginativa.

El mundo invertido — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El mundo invertido», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Con la ayuda que Kellen le había dado, Helward estaba seguro de poder llegar a la ciudad sin mayores problemas. Después de la tremenda distancia que había recorrido, cinco millas le parecían nada, y pensó que podría arribar a destino al anochecer. El paisaje que lo rodeaba era totalmente extraño y, a pesar de lo que le había dicho Kellen, daba la impresión de que la ciudad había avanzado considerablemente durante su ausencia.

Cayó la noche y aún no había rastros de la ciudad.

La única señal alentadora era que las huellas de los durmientes teman dimensiones más normales. Helward hizo un alto para tomar agua y aprovechó para medir el pozo más próximo, comprobando que tenía alrededor de un metro ochenta de largo.

Hacia adelante el terreno se elevaba, y podía ver un risco sobre el cual se prolongaban las marcas del riel. Pensó que la ciudad debía estar del otro lado, en el valle, de manera que apuró el paso para poder divisarla antes que se hiciese de noche.

El sol rozaba ya el horizonte cuando alcanzó la cima del promontorio y miró hacia abajo.

Vio un ancho no. Los rieles que estaban hasta la margen Sur... y continuaban en la ribera opuesta. Según pudo apreciar, las vías cruzaban todo el valle y se perdían en una zona boscosa. Tampoco halló rastros de la ciudad.

Enojado y confundido, permaneció contemplando el panorama hasta que oscureció. Luego, se decidió a acampar.

Por la mañana reanudó la marcha apenas despuntó el alba, y en pocos minutos estaba en la orilla del río. De esta margen había muchos signos de actividad humana: la tierra más cercana al agua estaba revuelta y convertida en un barro pegajoso, y había gran cantidad de maderas desechadas y durmientes partidos. En el agua misma había varios pilotes de madera, presumiblemente lo único que quedaba del puente que la ciudad debió haber construido.

Helward se metió al río sosteniéndose del pilote más próximo. Luego de haberse internado, comenzó a nadar, pero la corriente lo arrastró un largo trecho antes de que pudiera salir con dificultad, a la costa Norte.

Empapado, caminó no arriba hasta alcanzar las huellas del riel. Como la mochila y la ropa le pesaban mucho, se desvistió y tendió las prendas al sol. Luego extendió también la mochila y la lona. Al cabo de una hora se había secado la ropa, de modo que volvió a vestirse y se preparó para partir. La bolsa de dormir no estaba del todo seca, pero pensó orearla en la próxima parada.

Cuando se estaba colocando la mochila escuchó un ruido y algo le golpeó en el hombro. Dio vuelta la cabeza justo en el instante en que una flecha caía a la tierra.

Se tiró al suelo.

—¡Quédese ahí donde está!

Miró hacia el lugar de donde provenga la voz. No alcanzaba a ver a su interlocutor, pero divisó unos arbustos a unos cincuenta metros.

Helward examinó su hombro. La flecha le había arrancado un pedazo de manga, pero no lo había lastimado. Estaba indefenso al haber perdido su ballesta junto con el resto de su equipo.

—Yo salgo... Usted no se mueva.

Al instante salió de atrás de los arbustos un hombre que vestía el uniforme de aprendiz de un gremio, apuntando a Helward con su arco.

—¡No dispare! ¡Soy un aprendiz de la ciudad! El hombre no dijo nada sino que siguió avanzando. Se detuvo cuando estaba a cinco metros.

—Está bien... Párese.

Helward así lo hizo, confiando en que el hombre lo reconociese.

—¿Quién es usted?

—Soy de la ciudad —respondió Helward.

—¿De qué gremio?

—Del Futuro.

—Dígame la última frase del juramento. Helward agitó la cabeza sorprendido.

—¿Qué diabl...?

—Vamos, el juramento.

—Todo esto lo juro sabiendo cabalmente que la violación de cualquiera...

El hombre bajó su arco.

—De acuerdo —dijo—. Yo tenía que asegurarme. ¿Cómo es su nombre?

—Helward Mann.

El otro lo miró detenidamente.

—¡Dios mío, no te había reconocido! ¡Te has dejado la barba!

—¡Jase!

Los dos muchachos se miraron fijo unos segundos más. Luego se saludaron calurosamente. Helward notó que ambos habían cambiado —hasta el punto de no poder reconocerse— desde la última vez que se vieran. En ese entonces los dos eran niños imberbes, atormentados por las frustraciones del internado. Allí, Gelman Jase acostumbraba demostrar un profundo desdén por el sistema de vida que se les imponía y asumía el rol de líder irresponsable de los chicos que no «maduraban» con rapidez. Nada de ello notó Helward en su amigo mientras permanecían junto al no, renovando su antigua amistad. Las experiencias de Jase fuera de la ciudad lo habían curtido humana y físicamente. Ninguno de los dos se asemejaba a aquellos niños inocentes, pálidos, no desarrollados. Ahora estaban bronceados, tenían barba y un aspecto robusto, fuerte. Ambos habían madurado rápidamente.

—¿Por qué me disparaste? —preguntó Helward.

—Creí que eras un nativo.

—¿Acaso no viste el uniforme?

—Eso ya no significa nada.

—Pero...

—Mira, Helward, las cosas están cambiando. ¿Cuántos aprendices viste allá en el pasado?

—Dos. Tres, contándote a ti.

—Bueno. ¿Sabías que mandan un aprendiz al pasado cada milla? Debería haber muchos más allá. Y como todos seguimos la misma ruta, tendríamos que encontrar alguno casi diariamente. Pero los nativos se están avivando. Matan a los aprendices y les quitan los uniformes. ¿A ti te atacaron?

—No —respondió Helward.

—A mí, sí.

—Podrías haberme hecho identificar antes de dispararme.

—Apunté para no herirte.

Helward le mostró la manga rasgada.

—Entonces tienes una pésima puntería.

Jase fue hasta el lugar donde había caído su flecha. La alzó, comprobó que estaba intacta y volvió a guardarla en su carcaj.

—Será mejor que tratemos de llegar a la ciudad —dijo, al regresar.

—¿Sabes dónde está? Jase parecía preocupado.

—No alcanzo a entender —dijo—. He venido caminando por millas y millas. ¿Es que de pronto la ciudad aceleró la marcha?

—Que yo sepa, no. Ayer me crucé con otro aprendiz que me dijo que, de hecho, la ciudad se había demorado.

—Entonces, ¿dónde diablos está? —dijo Jase.

—Por allá arriba. —Helward señaló las huellas de las vías que rumbeaban al Norte.

—Vamos, pues.

Al final del día no habían logrado aún divisar la ciudad —a pesar de que, aparentemente, las vías tenían ya dimensiones más normales—, y acamparon en un bosquecillo atravesado por un arroyo de agua pura.

Jase estaba mucho mejor equipado que Helward. Además de la ballesta, tenía una bolsa de dormir de más (la de Helward había tomado feo olor por la humedad, así que la tiró), una carpa y gran cantidad de alimentos.

—¿Qué te pareció? —preguntó Jase.

—¿El pasado?

—Todavía estoy tratando de entenderlo —respondió Helward—. ¿Y a ti?

—No sé. Supongo que lo mismo. No puedo interpretar lo que vi, y sin embargo sé que lo he visto y lo he vivido, de modo que debe ser así, no más.

—¿Cómo es posible que la tierra se mueva?

—¿También tú lo notaste? —dijo Jase.

—Creo que sí. Eso era lo que pasaba, ¿no?

Mas tarde, cada uno relató lo que había ocurrido luego de abandonar el internado. Las experiencias de Jase eran muy distintas de las de Helward.

Había salido del internado varias millas antes que Helward y había llevado una vida similar a la de él, trabajando fuera de la ciudad. Una diferencia fundamental, no obstante, era que no había contraído matrimonio y había sido invitado a alternar con las mujeres «transferidas». De resultas de lo cual, ya conocía a las dos muchachas que debió llevar consigo en su viaje al pasado.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El mundo invertido»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El mundo invertido» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Cherie Priest - Boneshaker
Cherie Priest
libcat.ru: книга без обложки
Christopher Priest
Christopher Priest - The Islanders
Christopher Priest
Christopher Priest - Fuga para una isla
Christopher Priest
Christopher Priest - Le monde inverti
Christopher Priest
Christopher Priest - La máquina espacial
Christopher Priest
Cherie Priest - Clementine
Cherie Priest
Отзывы о книге «El mundo invertido»

Обсуждение, отзывы о книге «El mundo invertido» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x