Mijail Shólojov - Lucharon Por La Patria

Здесь есть возможность читать онлайн «Mijail Shólojov - Lucharon Por La Patria» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Lucharon Por La Patria: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Lucharon Por La Patria»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Lucharon Por La Patria — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Lucharon Por La Patria», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

«¡El muy perro debe estar borracho!» se le ocurrió pensar a Sviaguintsev; y con manos temblorosas se apresuró a llenar de nuevo el cargador; sus dientes rechinaban de rabia e indignación. «Espera y verás. ¡Te haré besar el suelo! Llevarás a la tierra tu…»

Mientras cargaba el arma, el sargento Nikiforov derribó con dos ráfagas cortas al oficial y a tres de sus soldados. Los cinco restantes, amedrentados ante tales pérdidas, se refugiaron rápidamente en los cráteres que había por aquella zona y empezaron a disparar como si quisieran terminar la munición lo antes posible.

Por algún lugar de la derecha se oía el rugido de los tanques. En el fragor de la lucha Sviaguintsev justamente oyó la voz del teniente Golostchiekov que, aunque ronca, sonaba muy aguda:

– ¡Deja que pasen los tanques! ¡Deja que pasen los tanques! ¡Fuego a la infantería!

A lo largo de toda la línea defensiva ocupada por la compañía, así como en el sector vecino, hacia donde avanzaba principalmente el enemigo, la infantería alemana, que había quedado retrasada de los tanques por el fuego a que estaba sometida, se echó a tierra; pero luego se levantó para seguir a los tanques e ir ganando posiciones protegida por los mismos, en espera del ataque decisivo.

Los alemanes estaban ya bastante cerca. Sviaguintsev oía perfectamente las órdenes del mando alemán, extrañas impresiones del odiado lenguaje enemigo, y los fuertes latidos de su corazón le llenaban el pecho. Disparaba y al mismo tiempo escuchaba con impaciencia: ¿cuándo empezaría a oírse la ametralladora de Nikiforov, que se había quedado muda? Pero la ametralladora guardaba silencio. «Ahora, a la bayoneta», se dijo Sviaguintsev sintiéndose irremediablemente perdido, mientras palpaba una granada con manos sudorosas. La emoción le dificultaba la respiración, abría las fosas nasales e inspiraba el aire caliente, que olía a humo, con un ronquido, como un caballo al que obligaran a correr.

A los pocos minutos los alemanes se levantaron gritando. Como a través de una niebla Sviaguintsev vio las guerreras de color verde grisáceo, pudo oír fuertes pisadas y el retumbar de las explosiones de las granadas de mano, los estallidos rápidos de los disparos, las ráfagas de las ametralladoras, entrecortadas y continuas. Echó un vistazo rápido e iracundo a ambos lados; de las demás trincheras ya saltaban los camaradas, sus cámara-das entrañables, hermanos en la vida y en la muerte. No eran muchos, pero el claro «hurra» que lanzaron en el momento de avanzar sonaba ardiente y amenazador.

El soldado Sviaguintsev saltó de su trinchera como lanzado por una catapulta; su cuerpo voluminoso parecía haberse aligerado e incluso le pareció haber perdido parte de su peso habitual; con la ametralladora en la mano, echó a correr hacia delante, sin dejar de mirar a los alemanes que se le aproximaban; sintió que todo el peso del fusil pasaría en seguida al extremo de la bayoneta.

Sólo tuvo tiempo para alejarse unos metros de la trinchera. A sus espaldas relampagueó una llama, sonó un ruido ensordecedor y Sviaguintsev cayó de bruces en la oscuridad más absoluta, que se abrió de improviso ante sus ojos enloquecidos y desorbitados por un dolor fortísimo.

13

Antes de que llegara el anochecer los alemanes disminuyeron la intensidad de su ataque. Fatigados por los extenuantes intentos de apoderarse de los puentes del Don, se hicieron fuertes en las cotas de las montañas cercanas y, sin iniciar ataques en toda regla, se dedicaron a bombardear ininterrumpidamente el paso del río y los caminos desiertos que discurrían por la pradera. El fuego de la artillería y de los morteros no se detenía.

Ya por la tarde la unidad de cobertura había tenido conocimiento de la orden de replegarse hasta la ribera izquierda del Don. Tuvieron que esperar al anochecer para empezar a retirarse silenciosamente de sus posiciones. Evitando las ruinas incendiadas del pueblo, cruzaron los campos y sin seguir camino alguno se retiraron hacia el Don.

Iba al mando de la compañía el cabo primero Popristshenko. Los soldados iban relevándose para llevar la camilla del teniente Golostchiekov, que había caído gravemente herido. Cerraba la marcha Lopajin, enfurecido y malhumorado como un diablo.

Apartado de él avanzaba Kopytovski, agobiado por el peso de una mochila llena de cartuchos y del fusil antitanque del soldado Borsij, que había muerto.

Volvieron a pasar por el lugar que habían visto aquella mañana; antes brillaba la hojarasca verde del huerto y se oía el alegre canto de los pájaros. Ahora sólo se veían troncos carbonizados, como golpeados por una tormenta de fuerza irresistible. Los árboles, arrancados de la tierra, quebrados y malheridos, yacían desordenadamente; el ramaje estaba destrozado por la metralla. Lopajin se paró un momento junto al gran pozo y contempló la mancha oscura del carro alemán abrasado en la penumbra. Su masa seguía recostada sobre uno de los flancos; una de las orugas aplastaba unas frambuesas y la vieja noria del molino, molino gracias al cual en otro tiempo allí habían nacido, crecido y fructificado los árboles. En la atmósfera abrasadora imperaba una mezcla de olores: lubricante, hierro caliente y carne achicharrada; pero ni ese olor tan repugnante llegaba a cubrir el aroma suavísimo, presente antes que todos los demás, de la hierba prematuramente agostada, que no había llegado a florecer. De aquel huerto casi desaparecido surgía un hálito grato y maravilloso.

Arrastrando las botas por entre los setos destrozados de las zarzamoras, Kopytovski se le acercó suspirando y dijo en voz baja:

– ¡Qué asco de vida la nuestra! Si por lo menos pudiéramos fumar…

– Se diría que te has aburrido. Aguanta sin fumar -le replicó Lopajin con sequedad.

– ¡Aguantar, aguantar! -exclamó Kopytovski de malhumor-. Desde luego, el soldado ruso lo soporta todo, pero su paciencia no es de hierro. Yo he aguantado tanto que mi paciencia ya ha rebasado el límite…

Lopajin seguía mirando con fijeza y en silencio el oscuro y enorme tanque. Kopytovski se acomodó el macuto a las espaldas y dijo:

– Tengo muchas ganas de fumar, ¡y no digamos de comer! Todo depende de la naturaleza de cada uno; algunos, cuando tienen miedo sólo sienten deseos de vomitar, mientras que a mí, cuando me asusto, me entra el hambre. ¡Y el día de hoy ha sido de miedo! ¡Cómo nos atacaba el maldito alemán! Yo ya me había apuntado en la lista de los muertos y creí que me olvidaría de respirar. Pero no fue así.

Lopajin no prestaba atención a Kopytovski; con voz queda y señalando el tanque, dijo:

– Esto ha sido trabajo de Kochetigov, que ya no se encuentra entre los vivos; ha muerto como un héroe. ¡Qué buen muchacho era!

Aunque no se podía evitar, resultaba desagradable hablar de la muerte de los camaradas; y por eso existía el acuerdo tácito de no mencionarla. Pero fue como si Lopajin rompiera el acuerdo, y eso que por lo general no era aficionado a desahogarse. De pronto empezó a hablar, con un susurro:

– ¡ Ese muchacho era todo fuego! Un auténtico secretario del Konsomol. No hay nada parecido en el regimiento. ¡Qué digo en el regimiento! ¡Ni en todo el ejército! ¿ Viste cómo quemó el tanque? Ya le había aplastado, le había cubierto de tierra hasta la mitad del cuerpo, le había estrujado el pecho… Yo mismo vi cómo le salía la sangre por la boca. Pero se irguió en la trinchera, se levantó con el último aliento y lanzó la botella. ¡Y lo incendió! ¿Llegará a saber su madre cómo ocurrió? ¿Cómo podrá vivir después de lo sucedido? Yo mismo disparé sobre ese tanque maldito. ¡Pero no acerté, no le di! ¡Maldito! Tenía que haber disparado antes, y no de frente, sino de lado… ¡Qué estúpido soy! ¡No soy más que un viejo tres veces maldito por Dios! Yo me precipité y el muchacho perdió la vida… No había tenido tiempo de vivir, apenas había salido del cascarón, pero tenía un corazón de águila. ¡De qué heroicidad ha sido capaz! Y yo, hermano, cuando veo matar ante mí a criaturas así, me entran ganas de llorar… ¡De llorar y de matar sin compasión a esos cerdos alemanes! Para mí, morir es algo completamente distinto, yo soy un hombre maduro y he saboreado todos los aspectos de la vida. Pero cuando caen personas como Kochetigov, mi corazón no lo aguanta, ¿comprendes? ¿Cómo van a pagar eso los alemanes? ¿Con qué? Fíjate en esa carroña alemana que se ha quedado aquí; apesta y, no obstante, mi corazón está sediento de venganza. ¿Y cómo van a pagar por las lágrimas de la madre? ¡Me mancharé de la sangre de los alemanes hasta las rodillas, hasta el cuello, hasta las narices, y consideraré que no han pagado! ¡Que ni siquiera han empezado!

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Lucharon Por La Patria»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Lucharon Por La Patria» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Lucharon Por La Patria»

Обсуждение, отзывы о книге «Lucharon Por La Patria» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x