Miguel Ángel Barrios ha dedicado sus esfuerzos y su vida a la construcción de la Patria Grande. El título de este libro, Por qué Patria Grande: teoría y praxis de una política latinoamericana en tiempos de pandemia , revela el núcleo de su reflexión como historiador y geopolítico. Barrios ha buscado identificar las causas de los obstáculos, internos y externos, que se han opuesto a la construcción de la unión de América del Sur, precursora necesaria de la unión de América Latina.
La Patria Grande debe tener bases sólidas en la Argentina, un Estado-nación de origen español y mestizo, y en Brasil, de origen portugués y mestizo. Los estadistas y pensadores del pasado llaman a los del presente, en especial a Alberto Fernández y Luiz Inácio Lula da Silva, a tomar en sus brazos y en su corazón la tarea de superar todos los obstáculos y continuar, sin temor, la histórica misión de construir la Patria Grande.
Samuel Pinheiro Guimarães
Miguel Ángel Barrios.Profesor de Historia (Instituto Superior del Profesorado Antonio Ruiz de Montoya). Magíster en Sociología (Universidad Nacional de Lomas de Zamora). Magíster en Ciencias de la Educación (Universidad Tecnológica Intercontinental de Asunción). Doctor en Ciencias de la Educación (Universidad Tecnológica Intercontinental). Doctor en Ciencia Política (Universidad del Salvador). Diploma en Relaciones Internacionales (Universidad Complutense de Madrid). Diploma en Seguridad Ciudadana (Universidad Blas Pascal). Diploma en Criminología y Criminalística (Universidad Siglo 21). Realizó cursos de Alta Especialización en Políticas Públicas y Seguridad Ciudadana en el Banco Interamericano de Desarrollo. Profesor de posgrado en la Universidad del Salvador y en el Instituto Superior Goya. Investigador y consultor internacional. Ha dictado y dicta cursos, seminarios, conferencias y posgrados en academias diplomáticas, universidades y academias militares y policiales de América Latina, Europa, Asia y África. Ha escrito más de quince obras sobre la historia y política de América Latina.
MIGUEL ÁNGEL BARRIOS
POR QUÉ PATRIA GRANDE
Teoría y praxis de una política latinoamericana en tiempos de pandemia
A mi familia, Lidia Angélica y Bautista Miguel, a mi madre y a todos los que creemos en el llamado de Manuel Ugarte de la Patria Grande.
A los maestros del pensamiento político latinoamericano de la Patria Grande Manuel Baldomero Ugarte, Jorge Abelardo Ramos y Alberto Methol Ferré, mi reconocimiento eterno.
Samuel Pinheiro Guimarães
Secretario general de Itamaraty (2003-2009)
Ministro de Asuntos Estratégicos (2009-2010)
Miguel Ángel Barrios ha dedicado su esfuerzo y su vida a la construcción de la Patria Grande. El título de este libro, Por qué Patria Grande: teoría y praxis de una política latinoamericana en tiempos de pandemia , revela el núcleo de su reflexión como historiador y geopolítico.
Me une una profunda amistad con el profesor Barrios y, en el diálogo que cultivamos permanentemente, he aprendido a conocer más sobre el pensamiento argentino y sudamericano acerca del sueño común y cómo hacerlo realidad: la Patria Grande.
Barrios ha buscado identificar las causas de los obstáculos, internos y externos, que se han opuesto a la construcción de la unión de América del Sur, precursora necesaria de la unión de América Latina.
La Patria Grande debe tener bases sólidas en la Argentina, un Estado-nación de origen español y mestizo, y en Brasil, de origen portugués y mestizo.
En el pasado, encontramos a los estadistas que lucharon y dedicaron su vida a la construcción de la Nación argentina: San Martín (1778-1850), Juan Manuel de Rosas (1793-1877), Juan Domingo Perón (1895-1974), Raúl Alfonsín (1927-2009), Néstor Kirchner (1950-2010). Y también pensadores que se han destacado a través de los tiempos, como los argentinos Juan Bautista Alberdi (1810-1884), Domingo F. Sarmiento (1811-1888), Manuel Ugarte (1875-1951), Carlos Saavedra Lamas (1878-1959), Raúl Prebisch (1901-1986), Ernesto Sabato (1911-2011), Jorge Abelardo Ramos (1921-1994), Aldo Ferrer (1927-2016) y el uruguayo Alberto Methol Ferré (1929-2009), quien se consideraba sobre todo un rioplatense, y la figura de Manuel Ugarte (1875-1951) –del cual Barrios es uno de sus biógrafos–, nacionalista y antiimperialista que predicó a lo largo de su vida la unidad de la América Latina o Patria Grande.
Asimismo, encontramos a los estadistas que lucharon y dedicaron su vida a la construcción de la Nación brasileña: José Bonifácio (1763-1838), Diogo Feijó (1784-1843), el duque de Caxias (1803-1880), el barón de Rio Branco (1845-1912)), Getúlio Vargas (1882-1954), Luiz Carlos Prestes (1898-1990), Juscelino Kubitschek (1902-1976), Ernesto Geisel (1907-1996), San Tiago (1911-1964) y José Sarney (1930) quienes merecen una mención especial. Y los pensadores brasileños, que se esforzaron por comprender la sociedad, la economía y el Estado de esta vasta nación: Francisco de Varnhagen (1816-1878), João de Capistrano (1853-1927), Roberto Simonsen (1889-1948), Gilberto Freyre (1900-1987), Sérgio Buarque de Holanda (1902-1982), Caio Prado (1907-1990), Werneck Sodre (1911-1999), Roberto Campos (1917-2001), Florestan Fernandes (1920-1995), Helio Jaguaribe (1923-2018), Celso Furtado (1920-2004), Darcy Ribeiro (1922-1997), Raimundo Faoro (1925-2003), Luiz Alberto Moniz Bandeira (1935-2017).
Los estadistas y pensadores del pasado llaman a los del presente, en especial a Alberto Fernández y Luiz Inácio Lula da Silva, a tomar en sus brazos y en su corazón la tarea de superar todos los obstáculos y continuar, sin temor, la histórica misión de construir la Patria Grande.
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La política de desarrollo de cualquier gobierno latinoamericano para que su sociedad alcance niveles cada vez más altos de bienestar económico, social y soberano debe tener los siguientes objetivos: la explotación racional y sostenible de sus recursos suelo y subsuelo; el pleno empleo y mejora física e intelectual de su fuerza laboral; la construcción, expansión y diversificación de su capacidad productiva, es decir, el capital físico del país; la mejor distribución de ingresos y riqueza, y la eliminación de la pobreza. La integración económica no es un fin en sí mismo: es solo un instrumento de política de desarrollo que puede contribuir a lograr estos objetivos.
La integración económica expande los mercados, los hace más estables, permite la instalación económica de unidades productivas de mayor escala, contribuye a ampliar la cooperación, especialmente tecnológica; fomenta la coordinación política, fundamental para defender y promover los intereses de los Estados que forman parte de la política internacional.
En un mundo que atraviesa grandes transformaciones, con grandes desplazamientos de poder, a ningún bloque ni a ninguna potencia le conviene constituir o fortalecer un nuevo bloque de Estados, especialmente si se trata de Estados periféricos y de gran escala de territorio, población y recursos. Cualquier potencia, especialmente Estados Unidos como potencia imperial, o cualquier bloque de Estados, como la Unión Europea, considera acertadamente más interesante tratar y negociar acuerdos con Estados individuales, en especial cuando se trata de países subdesarrollados que, incluso cuando son grandes, son relativamente débiles económica y políticamente.
Cuanto más cohesionados estén los Estados del Mercosur en la defensa del Mercosur, más cohesionadas serán sus sociedades, mayor su esfuerzo de desarrollo, mayor su capacidad para defenderse y beneficiarse de la actual situación internacional de enfrentamiento entre Estados Unidos, la potencia imperial, y sus Estados adversarios, China y Rusia. Hoy vemos que los países del Mercosur como Brasil o Uruguay pretenden negociar zonas de libre comercio en forma individual, todo lo contrario a la esencia de un mercado común como debería ser el Mercosur.
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