Alan Glynn - Sin límites

Здесь есть возможность читать онлайн «Alan Glynn - Sin límites» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Sin límites: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Sin límites»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La vida de Eddie Spinola toma un inesperado giro cuando prueba el MDT-48, una droga sintética desarrollada por un misterioso laboratorio. Sus efectos le permitirán experimentar una inusitada actividad intelectual y física que lo llevarán a alcanzar el éxito con el que siempre soñó. Sin embargo, al mismo tiempo que comienza a vivir en un mundo de lujos exorbitantes y multimillonarias transacciones, Spinola padece los nefastos efectos secundarios de la droga y un terrible síndrome de abstinencia cuando empiezan a escasear sus suministros del fármaco. La búsqueda por conseguir nuevamente las dosis y evitar su propia muerte, lo conduce a rastrear el pasado del MDT-48 y a verse envuelto en una intensa trama de oscuros experimentos científicos y una difusa cadena de asesinatos. Este es, sin duda, un apasionante y cinematográfico thriller que dejará sin aliento a todos los lectores.

Sin límites — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Sin límites», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Otra parte de mi vida, un aspecto que por desgracia no podía ignorar, era Gennadi. Al estar tan ocupado en aquel momento cada vez más borroso de vigilia, empecé a procurarle una docena de pastillas cada viernes por la noche, diciéndome a mí mismo que resolvería el problema la siguiente vez, que adoptaría medidas para atajar aquella situación. Pero no sabía cómo hacerlo.

Cada vez que acudía me asombraba lo mucho que había cambiado. La palidez del adicto había desaparecido, y de su piel emanaba ahora un brillo saludable. Se había cortado el pelo y también llevaba trajes, aunque no eran ni de lejos tan bonitos como los míos. Ahora acudía en un Mercedes negro, y unos tipos lo esperaban en la calle. Tuvo que hacérmelo saber, por supuesto, y me pidió que mirara por la ventana a su séquito. Otra cosa que me molestaba de Gennadi era que se llevara una píldora a la boca en cuanto se las entregaba, como si yo fuese un traficante de coca y estuviese catando el producto in situ. Luego vertía el resto en un pequeño pastillero de plata, que guardaba en el bolsillo delantero de la americana. Se daba una palmadita en el pecho y decía: «Hay que estar siempre preparado». Gennadi era un imbécil y no soportaba su presencia. Pero no había forma de contenerlo, porque obviamente había ascendido de rango en la Organizatsiya. ¿Qué podía hacer?

Decidí compartimentarlo, aguantar cuando no quedaba más remedio y seguir adelante.

Esa parecía ser una constante en aquellos días.

Sin embargo, pasaba gran parte del tiempo en despachos y salones del Edificio Van Loon con Carl, Hank Atwood y Jim Heche, o con Carl, Jim y Dan Bloom, el presidente de Abraxas, y su gente.

Pero una noche me encontré solo con Carl en una de las salas de reuniones. Tomamos una copa y, como estábamos a punto de alcanzar un acuerdo, aludió al tema del dinero, algo que no había mencionado desde aquella primera noche en su piso de Park Avenue. Comentó la comisión que obtendríamos como mediadores del acuerdo, así que decidí preguntarle directamente cuál sería mi porcentaje. Sin pestañear, y consultando distraídamente una carpeta que había sobre la mesa, respondió:

– Bueno, teniendo en cuenta tu grado de colaboración, Eddie, serán al menos cuarenta. No sé, digamos cuarenta y cinco.

Hice un pausa y esperé a que continuara, porque no estaba seguro de qué pretendía decirme. Pero no añadió nada más y siguió leyendo.

– ¿Mil? -aventuré.

Van Loon me miró, frunciendo el ceño.

– Millones, Eddie. Cuarenta y cinco millones.

XXIII

No me esperaba ganar semejante cifra con tal rapidez, ni imaginaba que el acuerdo entre MCL y Abraxas fuese tan lucrativo para Van Loon & Associates. Pero cuando pensé en ello y me fijé en otros acuerdos y en cómo se estructuraban, me di cuenta de que no tenía nada de raro. El valor total de las dos empresas rondaría los 200.000 millones de dólares. A partir de ahí, nuestros honorarios como intermediarios serían… elevados.

Podía hacer muchas cosas con esa cantidad. Elucubré un buen rato, pero me entristecía no disponer de ese dinero al instante, y de inmediato pedí a Van Loon un anticipo.

Cuando dejó a un lado la carpeta y me prestó atención, le conté que llevaba seis años viviendo en la Calle 10 con la Avenida A, pero que creía que había llegado el momento de cambiar. Van Loon esbozó una sonrisa incómoda, como si le hubiese contado que vivía en la Luna, pero se animó mucho cuando le dije que había estado viendo un piso en el Edificio Celestial, en el West Side.

– Bien. Eso suena mejor. Sin ofender, Eddie, pero ¿por qué la Avenida A?

– Por mis ingresos, Carl, por eso. Nunca he tenido dinero suficiente para vivir en otro sitio.

Van Loon, que obviamente creía haberme puesto en una situación delicada, farfulló algo y mostró cierta inquietud. Le conté que me gustaba vivir allí, y que era un barrio fantástico, lleno de bares viejos y personajes peculiares. Sin embargo, cinco minutos después me estaba diciendo que no me preocupara, que lo arreglaría todo para que pudiera comprar el piso en el Celestial. Sería un préstamo de empresa rutinario que podría satisfacer más adelante, cuando fuese. Claro, pensé yo, nueve millones y medio de dólares. Un préstamo rutinario.

A la mañana siguiente telefoneé a Alison Botnick, de Sullivan y Draskell, los agentes inmobiliarios de Madison Avenue.

– Señor Spinola, ¿cómo está?

– Bien.

Le dije que lamentaba haberme ido corriendo aquel día, y bromeé sobre el asunto. Ella respondió que no hacía falta ni mencionarlo. Entonces le pregunté si el piso seguía estando en el mercado. Lo estaba, dijo, y ya habían terminado las obras. Me interesaba verlo otra vez, aquel mismo día si era posible, y hacerle una oferta.

Van Loon también dijo que me escribiría una carta de recomendación, lo cual ahorraría a Sullivan y Draskell evaluar mi declaración de la renta y mi historial crediticio, y significaría, si todo iba bien, que podría firmar los contratos y mudarme de inmediato.

Aquello se había convertido en la dinámica que regía mi vida: inmediatez, aceleración y rapidez. Saltaba presto de una escena a otra, de una localización a otra, sin ser muy consciente de los nexos de unión. Por ejemplo, tenía que ver a varias personas aquella mañana, y en lugares distintos: la oficina de la Calle 48, un hotel al norte de la ciudad y un banco de Vesey Street. Luego me había citado con Dan Bloom en Le Cirque. Me las arreglé para programar una visita al piso después de comer. Alison Botnick me esperaba cuando llegué a la planta 68, como si no se hubiese ido desde mi última visita y hubiese aguardado pacientemente mi regreso. Al principio le costó reconocerme, pero al cabo de cinco minutos, tal vez menos, le había ofrecido una pequeña pero estratégica cantidad y había regresado a la Calle 48 para reunirme con Carl, Hank y Jim, y tomar después unos cocteles en el Orpheus Room.

Cuando esta última reunión tocaba a su fin, Van Loon recibió una llamada. Estábamos a punto de anunciar el acuerdo y todo el mundo se mostraba animado. La reunión había ido bien, y aunque lo más duro estaba por llegar -la aprobación del Congreso, la FCC y la FTC -, en la sala reinaba una sensación de triunfo colectivo.

Hank Atwood se levantó de la silla y se dirigió hacia mí. Tenía sesenta y pocos años, pero era esbelto y atildado, y estaba en forma. Aunque era de baja estatura, su presencia resultaba imponente, casi amenazadora. Propinándome un suave puñetazo en el hombro, dijo:

– Eddie, ¿cómo lo haces?

– ¿El qué?

– Esa memoria extraordinaria que tienes. Cómo lo procesas todo mentalmente. Casi puedo ver cómo trabaja tu cerebro. -Me encogí de hombros-. Estás llevando esto de una manera que me parece casi… -empezaba a incomodarme-, casi… Llevo cuarenta años en el mundo de los negocios, Eddie. He dirigido una empresa de alimentación y bebidas, y un estudio de cine. Lo he visto todo, hasta el último truco, hasta el último acuerdo existente, todas las tipologías humanas que te puedas imaginar… -Ahora me miraba fijamente a los ojos-. Pero creo que nunca he conocido a nadie como tú…

No sabía a ciencia cierta si aquello era una declaración de amor o una acusación, pero justo entonces Van Loon se puso en pie y dijo:

– Hank… Hay alguien que quiere saludarte.

Atwood se dio la vuelta.

Van Loon se alejó de su mesa y fue hacia la puerta. Yo me levanté de la silla y seguí a Atwood. Jim Heche se encontraba en mitad de la sala y sacó el teléfono móvil.

Me volví hacia la puerta.

Van Loon la abrió e hizo un gesto a la persona que esperaba entrar. Oí voces que llegaban del exterior, pero no lo que decían. Hablaron un momento, se echaron a reír, y unos segundos después, Ginny Van Loon hizo aparición en la sala.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Sin límites»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Sin límites» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Sin límites»

Обсуждение, отзывы о книге «Sin límites» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x