Marta Rivera de laCruz - En tiempo de prodigios

Здесь есть возможность читать онлайн «Marta Rivera de laCruz - En tiempo de prodigios» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

En tiempo de prodigios: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «En tiempo de prodigios»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La novela finalista del Premio Planeta 2006 Cecilia es la única persona que visita a Silvio, el abuelo de su amiga del alma, un hombre que guarda celosamente el misterio de una vida de leyenda que nunca ha querido compartir con nadie. A través de una caja con fotografías, Silvio va dando a conocer a Cecilia su fascinante historia junto a Zachary West, un extravagante norteamericano cuya llegada a Ribanova cambió el destino de quienes le trataron. Con West descubrirá todo el horror desencadenado por el ascenso del nazismo en Alemania y aprenderá el valor de sacrificar la propia vida por unos ideales. Cecilia, sumida en una profunda crisis personal tras perder a su madre y romper con su pareja, encontrará en Silvio un amigo y un aliado para reconstruir su vida.

En tiempo de prodigios — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «En tiempo de prodigios», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Llevo en la cartera una foto de mi madre tomada en el año 78. Acababa de cumplir treinta y tres años y no le había salido ni una arruga. Tenía la frente limpia, los pómulos altos y tensos, la expresión fresca de una adolescente. Fue mi padre quien tomó el retrato en unas vacaciones, durante el viaje en barco a Ibiza. Mi madre era muy guapa, y está especialmente guapa en esta foto. Lleva el pelo recogido bajo una pañoleta, una camisa de algodón, una falda de flores a la moda de los setenta. Nosotros, sus tres hijos, estamos junto a ella. Es la única que no mira a la cámara. Quizá había fijado los ojos en el mar, en el horizonte azul del Mediterráneo. La imagen de mi madre en esta foto es la de una mujer hermosa, serena, feliz. Una joven madre que reivindica su condición. No parece una esclava. La forma de mirar es la de alguien satisfecho con su elección vital. No sé si yo sería capaz de mirar así, con esa elegante despreocupación, con esa sensación de tranquilo desafío. Parece que está diciéndole al mundo, ésta soy yo, ésta es mi forma de ser yo, atrévete a decir que no estaba en lo cierto cuando elegí hacer así las cosas.

Hoy me miré en el espejo. Con treinta y cinco años, a una edad en la que mi madre ya había criado a tres hijos, yo soy mucho más vieja de lo que era ella. Quizá porque, a su manera, ella supo conducir su vida en la dirección deseada. Y yo aún no sé hacia dónde estoy llevando la mía. Ésa soy yo. La mujer del espejo a la que no había prestado atención en mucho tiempo.

El teléfono sonó justo en ese momento. Era Elena. Me pareció que estaba llorando.

– ¿Qué pasa?

Por favor, otro drama no. En un segundo se me vinieron a la cabeza media docena de posibles desgracias sucedidas al otro lado del Atlántico. El padre de Elena había empeorado. Peter, su marido, había tenido un infarto. Mi amiga acababa de recibir el diagnóstico de alguna enfermedad espantosa. Uno de los niños había sufrido un accidente y estaba en el hospital…

– Ceci… tenía que hablar contigo… estoy tan contenta, Cecilia…

La sensación de alivio que experimenté fue casi física, como si el viento me acariciase la cara. Dejé que Elena llorase sin interrumpirla. Las lágrimas de dicha se venden tan caras que hay que sacarles todo el partido posible. El llanto de mi amiga fluía a muchos kilómetros de distancia, y era maravilloso saber que esa clase de lágrimas no necesitan ser enjugadas.

– Es mi padre… han parado el proceso degenerativo. No saben qué va a pasar en un futuro, pero de momento la enfermedad no va a peor. Acaban de llamar a Peter desde el hospital para decírselo… y tenía que contártelo cuanto antes, Ceci.

Esto es la amistad, pensé. La necesidad de compartir la alegría, mucho más que la obligación de compartir la pena. Hubiese querido abrazar a aquella hija que lloraba por las buenas noticias acerca de la enfermedad de su padre, pero en realidad no era preciso. Elena y yo sólo necesitábamos escuchar nuestras voces, y eso bastaba para saber que estábamos cerca.

– Me ha dado una llorera imponente. -Pude escuchar cómo se sonaba-. Te juro que no sé por qué me pongo así…

– Disfrútalo -le dije, de buen humor-, no pasa todos los días, pero sienta de miedo. Me alegro de que me hayas llamado. ¿Y tu madre? ¿Cómo se lo ha tomado?

– Imagínate. Dice que Europa es el tercer mundo y España, de lo peor, y que aquí sí que saben hacer bien las cosas. Mañana dirá que quiere comprarse una camiseta con la bandera americana. Debe de creerse que tiene una deuda con el Tío Sam en persona.

– Mientras no piense que ha sido cosa de Bush…

– Espero que no. Peter se está portando muy bien con mis padres, pero no sé qué tal llevaría el tener en casa a una suegra republicana.

Nos reímos las dos. En un segundo recordé cómo se había forjado nuestra amistad, durante mi corta estancia en Oxford, cuando el destino nos hizo coincidir en una casa victoriana del barrio de Summertown donde una profesora española acogía estudiantes de la universidad. Elena vivía allí. Yo me había trasladado a disfrutar durante unos meses de una beca que ni siquiera estaba segura de merecer. Cuando llegué a Oxford, con sus hermosas cúpulas y los parques impecables de los colegios, sentí que estaba allí como de prestado, que era una auténtica intrusa entre todas aquellas mentes prodigiosas de jóvenes trilingües destinados a ocupar un lugar de privilegio en el mundo futuro. Elena era uno de aquellos alumnos casi superdotados a los que hubiera querido parecerme. Hablaba inglés, francés y alemán como una nativa, y tenía conocimientos de italiano y de lenguas eslavas. Preparaba su tesis doctoral bajo el manto protector del Trinity College, y además era una experta en comida macrobiótica y estaba obteniendo un diploma profesional de masajista de shiatsu .

La primera vez que vi a Elena, llevaba una falda larga y un sombrero negro, y no sé por qué creí que aquella chica morena y vivaz no tenía nada que ver conmigo. No me equivocaba: éramos la noche y el día. Creo que precisamente por eso acabamos haciéndonos amigas. Guardo en la memoria nuestras conversaciones en el invernadero de la casa, bebiendo té Lady Gray mientras divagábamos acerca de nuestras vidas en construcción.

Ella y yo pasábamos el día enfrascadas en nuestros trabajos, y no nos veíamos hasta la noche, pero solíamos esperarnos la una a la otra para cenar juntas y hacer luego una larga sobremesa antes de dormir. Los fines de semana preparábamos algún desayuno especial, o un auténtico té a la inglesa con scones de pasas y crema batida. De vez en cuando íbamos a algún concierto o a una obra de teatro. A veces viajábamos juntas a Londres y antes de tomar el autobús comprábamos brownies de chocolate con nueces. Nos cambiamos mutuamente. Yo rescaté a Elena del vegetarianismo; ella me salvó de un amor empecinado que no tenía sentido y cuyo recuerdo había arrastrado hasta la pérfida Albión. Luego, cuando yo dejé Oxford y ella se quedó, supimos que aquellos meses compartidos en la casa del número 10 de Hamilton Road iban a ser parte esencial del resto de nuestras historias respectivas.

La conversación telefónica duró más de una hora. Hablamos de antiguos camaradas de la universidad, de la tarde en que nos trasladamos a Londres para asistir a una conferencia de Vargas Llosa en el Instituto Cervantes y de una fiesta que habíamos organizado en casa coincidiendo con el día de Guy Fawkes. Luego, Elena me dio cuenta de los progresos en la escuela de Eliza y Alexander, yo del último trabajo que había entregado en la editorial.

– Por cierto, mi madre me pide que te dé las gracias otra vez por cuidar del abuelo. Ayer hablamos con él, y parece tan contento contigo… ¿de verdad no te está incordiando?

– En absoluto. Le he cogido cariño. A lo mejor hasta le pido que me adopte…

– Es una posibilidad. Oye, Ceci, tengo que colgar. Unos colegas de Peter vienen a cenar a casa, y como uno de ellos es el que trata a mi padre, voy a echar el resto para parecer la perfecta esposa americana, que es lo que de verdad le gusta a esta gente. Se creen muy modernos porque votan demócrata y hablan pestes de la guerra, pero en el fondo son más carcas que nadie. Lo que es por ellos, las mujeres deberían estar en casa haciendo tarta de pacanas y tejiendo calcetines. Te llamaré en unos días.

Iba a despedirme, pero había algo que debía contar a Elena, y tenía que hacerlo en ese mismo momento.

– Una cosa más… he dejado a Miguel.

Silencio.

– ¿Cuándo?

– Hace cuatro semanas. No te lo dije antes porque quería rumiarlo sola, ¿vale?

– Vale. -Otro silencio-. ¿Tú estás bien?

– No estoy mal. Ya seguiremos hablando. Tus dinosaurios deben de estar a punto de llegar y no deberían encontrarte en zapatillas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «En tiempo de prodigios»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «En tiempo de prodigios» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «En tiempo de prodigios»

Обсуждение, отзывы о книге «En tiempo de prodigios» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x