Ignacio García-Valiño - El Corazón De La Materia

Здесь есть возможность читать онлайн «Ignacio García-Valiño - El Corazón De La Materia» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Corazón De La Materia: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Corazón De La Materia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¿Serías capaz de cuestionar tus más firmes creencias para descubrir la verdad sobre la persona que amas?
Lucas Frías es un joven y prometedor científico. Cuando su novia Elena muere en un misterioso accidente, Lucas emprende una investigación para descubrir la naturaleza del suceso a partir de su legado: una valiosa figurilla precolombina, un pasado común con un compañero de excavación y los números de la combinación de una caja fuerte que esconden una fecha clave. Éste será el inicio de un viaje revelador que le llevará de las calles de París al desierto de Atacama, en Chile, y le sumergirá en un inquietante mundo de videntes, mentalistas, peligrosos embaucadores y físicos cuánticos que se mueven al filo de lo racional. Por el camino descubrirá nuevos interrogantes que dinamitarán su escepticismo científico y le harán asomarse al territorio de lo sobrenatural.
El corazón de la materia es, además de una historia de amor, una reflexión sobre los límites de la ciencia y una audaz indagación sobre la realidad de los fenómenos paranormales.
Ignacio García-Valiño cuestiona la fe, la razón científica, los creyentes y los escépticos, para buscar la verdad de lo invisible, pero sobre todo construye una intriga hipnótica y cautivadora, cargada de suspense, que sin duda emocionará a los lectores.

El Corazón De La Materia — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Corazón De La Materia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Se quedó unos segundos pensativa. Finalmente, cabeceó.

– Tienes razón, Lucas. He tratado de racionalizarlo y de eliminar ese punto oscuro que tú dices, y admito que sigue estando ahí.

– Has debido de hacer un gran esfuerzo. Me has invitado a tu casa y me has tratado muy bien. Sin embargo, creo que debería volver al hotel.

– Como quieras -dijo ella, y los ojos le brillaron de tristeza.

– Espero que no te importe.

– No me parece bien, pero haz lo que quieras.

– Será lo mejor. Gracias de todas formas.

Salimos poco después. No recuerdo qué calles atravesamos, pues estaba tan imbuido en mis pensamientos, tan inundado de emociones, que era como si no viera nada a mi alrededor. La tristeza, cuando te acomete de golpe, rompe ciertas inhibiciones que ni siquiera la bebida libera, es como si toda apariencia te dejara de importar, necesitas dejar que hable tu corazón y te olvidas de todo lo demás.

Le confesé que no tenía muy claros cuáles eran mis sentimientos hacia ella, pero que comenzaban a ser intensos. Por eso iba a encontrarme más cómodo en el hotel. Con esto rompí la última coartada para el disimulo. Emocionada, ella me asió del brazo y declaró que ella tampoco tenía claros sus sentimientos, y que en cualquier caso, yo era para ella algo más que una simple tentación para poner a prueba su fidelidad a Édouard, o algo sobre lo que reafirmarla. No obstante, ¿qué podía esperar de mí? Nuestra relación nos conduciría a una senda destructiva. El punto de partida era la muerte de una persona que quisimos. Estaba enterrada, y no era cuestión de echar nosotros nuevas paletadas de tierra. Y eso por no hablar de la imposibilidad de vivir juntos. No había futuro, así que nuestra única opción era conformarnos con un affaire de peau con despedida previsiblemente sentimental en el aeropuerto, promesas de reencuentro que no se cumplirían, palabras y más palabras. Cierto, habría sido exactamente así. Y le faltó añadir que en cuanto me alejara de ella creería más que nunca que mis sentimientos eran profundos y sinceros.

La ex pareja de Andy había regresado fugazmente para llevarse todas sus pertenencias. Volvieron a discutir. Herido en su amor propio, Andy necesitaba desahogarse. Le escuché hora tras hora y traté de reconfortarlo diciéndole lo obvio: que no merecía afecto ni amistad quien tan mal le había tratado. Bajo su rabia latía una vieja y cansada melancolía. Pasó un par de días malos, bebiendo sin control y hablando más de la cuenta, pero pronto se recuperó y nos centramos en los preparativos para el ascenso al Tronador.

En el club de montañismo averiguamos que no necesitábamos tienda de campaña ni sacos de dormir, puesto que el refugio Otto Mailing, a los pies del macizo, rodeado de glaciares, disponía de literas y hasta de calefacción. Trazamos a modo de borrador un mapa del ascenso. Marcamos los pasos difíciles, los posibles puntos de reposo, estudiamos las variantes para evitar largos de hielo muy verticales o desplomados y zonas demasiado expuestas al viento del sur. Partiríamos el 1 de enero y, con suerte, tres días después coronaríamos la cima.

Andy no ignoraba que yo tenía algo más en la mente, algo más que ese macizo nevado. Era ese tipo suspendido en el aire, una visión que me volvía una y otra vez, como si no acabara de digerirla, en toda su dimensión anómala. Esta extraña experiencia me había acercado a su proyecto, Inquiring Minds . Sólo ahora me intrigaba. Admitía que estaba ante algo que superaba mi capacidad de comprensión, algo que ni siquiera podía aprehender.

El 15 de enero iba a repetirse el experimento en la universidad y dos semanas después lo replicarían en el Stanford Research Institute. El primer objetivo era lanzar un claro mensaje a la comunidad científica: «Esto existe. Dejemos de mirar hacia otra parte. Tenemos pruebas. Ahora basta de discusiones sobre si es ciencia o pseudociencia, y ayúdennos a entenderlo y, sobre todo, pongan mucho dinero encima de la mesa».

Una sólida muralla de recelo y escepticismo se oponía al primer objetivo. Pedirían que se repitiera el experimento en condiciones draconianas. Vendrían destacados miembros de los comités de redacción de las revistas más importantes para verificar que no había trampa ni cartón, para certificar la autenticidad de los resultados, antes de publicarlos. Vendrían expertos en detectar fraudes, habría muchos pronunciamientos. Esto podía durar un año o algo más, antes de pasar a la segunda fase: dilucidar la naturaleza del fenómeno, el origen de esa anomalía relacionada con la conciencia.

Andy quería que yo estuviera presente en los experimentos, como observador. Podría comprobar el buen estado de la campana de vacío y cualquier variación que se produjera en su interior sobre los elementos metálicos. Eran tareas sencillas, que podría realizar antes de incorporarme a mi nuevo trabajo en Brookhaven, a finales de enero.

Aún quedaba un trámite para sellar el acuerdo: tenía que contar con el visto bueno de su supervisor, John Lizzy, responsable de la financiación del programa. Andy daba por seguro que Lizzy no iba a poner pegas, pues hasta entonces había aprobado todas sus iniciativas. Además, contaba con que mi trayectoria fortalecía la solvencia de la plantilla.

Lizzy se encontraba ocupado con los preparativos en el Stanford Research Institute cuando Andy le llamó para informarle de que yo estaría presente en el primer experimento. No se esperaba su reacción. Lizzy trató de disuadirlo con objeciones carentes de sentido. Andy no podía entender qué había de malo en disponer de un nuevo observador cualificado, un físico de partículas. John Lizzy le dijo: «De acuerdo, estaré allí en un par de días».

La intempestiva llegada de su jefe puso bastante nervioso a mi amigo. Recuerdo que era el 28 de diciembre porque bromeamos con una posible inocentada. La verdad es que no quería complicarle las cosas, y estaba dispuesto a retirarme siempre y cuando se me diera una buena razón.

Andy, John y yo mantuvimos una extraña reunión en el hotel Libertador. En realidad, la propuesta inicial de Lizzy fue reunirse sólo con él, pero mi amigo se obstinó en que yo debía estar presente, si se iba a hablar de mí. John Lizzy era un hombre de tez rubicunda, flemático, de gestos pausados, medidos, que a lo largo de la entrevista no dejó de estudiarme en una actitud recelosa. Reprochó a Andy que a qué venía ahora una nueva incorporación en el equipo y le advirtió que no estaba dispuesto a cambios de última hora. Andy apuntó que mi presencia no suponía alteración alguna en el programa; en todo caso aportaba un observador cualificado y eso confería mayor solidez al experimento. Por mi parte, no supe qué decir. Sentía que estaba allí de más, no deseaba crear problemas, pero el caso era que tampoco entendía en qué podía interferir mi presencia al otro lado de un cristal unidireccional. Consciente de que no podían hablar libremente sobre mí, al poco rato me retiré de la reunión y esperé a mi amigo en la cafetería del hotel.

Andy debió de abandonar el hotel por otra salida y no nos encontramos. Lo comprendí al ver a John Lizzy acodado en la barra del bar, una hora después. Yo estaba leyendo el periódico en una butaca junto a la vidriera y de golpe escuché mi nombre y me giré. No se dirigía a mí: John mantenía una conversación telefónica con otra persona, referente a la crispante reunión que acababa de terminar. John se mostraba preocupado porque fallara «el plan» por culpa de mi intromisión, y explicó que Andy se había puesto inflexible a la hora de exigir que su amigo (es decir, yo) supervisara el experimento. Me intrigaba saber en qué consistía mi peligrosidad. Me sorprendió que aludiera a Andy en términos despectivos, como «ese bobo» o «ese zoquete».Varias veces mencionó el Proyecto Psy. Extraño, ya que Andy nunca me había hablado de este proyecto (en todo caso, él se había referido a Inquiring Minds ). Lo que me puso definitivamente en alerta de que ahí había algo anómalo fue cuando dijo: «No estoy seguro, pero puede que el amigo sospeche algo (…) Lorenzo me ha dicho que irrumpió en el Zócalo y le sorprendió en pleno ensayo». Tras este intercambio de impresiones, quedaron en verse al cabo de quince minutos «en la oficina».

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Corazón De La Materia»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Corazón De La Materia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Ignacio Walker Prieto - Cambio sin ruptura
Ignacio Walker Prieto
Ignacio Olaviaga Wulff - Hace mucho
Ignacio Olaviaga Wulff
José Ignacio Cruz Orozco - Prietas las filas
José Ignacio Cruz Orozco
Juan Ignacio Colil Abricot - Un abismo sin música ni luz
Juan Ignacio Colil Abricot
Oihane Molinero García - Lo que el corazón no puede callar
Oihane Molinero García
María Isabel García Esteban - Corazón de trapo
María Isabel García Esteban
Fernando García de Cortázar - España en el corazón
Fernando García de Cortázar
Ignacio Serrano del Pozo - Después del 31 de mayo
Ignacio Serrano del Pozo
Отзывы о книге «El Corazón De La Materia»

Обсуждение, отзывы о книге «El Corazón De La Materia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x