Oihane Molinero García - Lo que el corazón no puede callar

LO QUE EL CORAZÓN NO PUEDE CALLAR

OIHANE MOLINERO GARCÍA

LO QUE EL CORAZÓN NO PUEDE CALLAR

EXLIBRIC

ANTEQUERA 2020

LO QUE EL CORAZÓN NO PUEDE CALLAR

© Oihane Molinero García

Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric

Iª edición

© ExLibric, 2020.

Editado por: ExLibric

c/ Cueva de Viera, 2, Local 3

Centro Negocios CADI

29200 Antequera (Málaga)

Teléfono: 952 70 60 04

Fax: 952 84 55 03

Correo electrónico: exlibric@exlibric.com

Internet: www.exlibric.com

Reservados todos los derechos de publicación en cualquier idioma.

Según el Código Penal vigente ninguna parte de este o

cualquier otro libro puede ser reproducida, grabada en alguno

de los sistemas de almacenamiento existentes o transmitida

por cualquier procedimiento, ya sea electrónico, mecánico,

reprográfico, magnético o cualquier otro, sin autorización

previa y por escrito de EXLIBRIC;

su contenido está protegido por la Ley vigente que establece

penas de prisión y/o multas a quienes intencionadamente

reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria,

artística o científica.

ISBN: 978-84-18230-27-1

Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y Cualificación S. L.

OIHANE MOLINERO GARCÍA

LO QUE EL CORAZÓN NO PUEDE CALLAR

Índice de contenido

Portada

Título LO QUE EL CORAZÓN NO PUEDE CALLAR

Copyright LO QUE EL CORAZÓN NO PUEDE CALLAR © Oihane Molinero García Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric Iª edición © ExLibric, 2020. Editado por: ExLibric c/ Cueva de Viera, 2, Local 3 Centro Negocios CADI 29200 Antequera (Málaga) Teléfono: 952 70 60 04 Fax: 952 84 55 03 Correo electrónico: exlibric@exlibric.com Internet: www.exlibric.com Reservados todos los derechos de publicación en cualquier idioma. Según el Código Penal vigente ninguna parte de este o cualquier otro libro puede ser reproducida, grabada en alguno de los sistemas de almacenamiento existentes o transmitida por cualquier procedimiento, ya sea electrónico, mecánico, reprográfico, magnético o cualquier otro, sin autorización previa y por escrito de EXLIBRIC; su contenido está protegido por la Ley vigente que establece penas de prisión y/o multas a quienes intencionadamente reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica. ISBN: 978-84-18230-27-1 Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y Cualificación S. L.

Índice

PRÓLOGO

PRIMERA PARTE

TIRA Y AFLOJA

NOCHES PROHIBIDAS Y NOCHES EN VELA

9069,13

19 DE OCTUBRE

EL LIBRO (DESCRIPCIÓN I)

SEGUNDA PARTE

LUNA

DE TANTO SOÑAR

POR QUÉ TEMEMOS AL AMOR

ESPEJO

DOMINGO

INEXPLICABLE

SE LE ROMPIERON LOS HILOS

CANTIDAD

EL TERRENO

SENTIMIENTO 17

CASSIE

COSER

CORAZÓN: SIN EXISTENCIAS

EL PERRO NEGRO Y CÓMO NO HE CONSEGUIDO ENFRENTARME A ÉL

TIEMPOS VERBALES

CASSIE, EL LOBO Y EL CAZADOR

EL PUENTE

PUNTO Y COMA

FRUSTRACIÓN

ALINEACIÓN

ÁRBOL

TERCERA PARTE

LO QUE OIGO AL MIRARTE

SILENCIO

2019

UNA CARTA PARA TI

MARRONES

EL ARTE PARA MÍ

DIME QUE ME QUIERES

ADRENALINA

QUERER ES PODER

1º DOLOR, 2º AMOR

LAS PALABRAS QUE YA NO ESTÁN VACÍAS

LA MEJOR POESÍA

AGRADECIMIENTOS

Aquellos que me conocen profundamente, y las pocas personas que han osado meterse en mis pensamientos leyendo mis escritos, ya conocen mi posicionamiento y opinión acerca del mundo y del astrónomo Carl Sagan y sus teorías.

Este afirmaba que la Tierra «era una mota de polvo suspendida en un rayo de sol», y se inspiró en la fotografía Un punto azul pálido, tomada por la sonda espacial Voyager 1, donde se presentaba la Tierra como un diminuto punto casi imperceptible.

Es curioso, y me aterroriza cómo es, paradójicamente para nosotros, un planeta enorme lleno de vida, de historias, que rebosa sentimientos y emociones.

En él estás tú, tus familiares, tus antepasados, las personas que son y fueron en su día relevantes, las que cambiaron el curso de la vida, aquellos que se manifestaron, aquellos que mataron, los que llevaron a cabo atrocidades, los que fueron capaces de los más bonitos signos de amor y los que no viven pues, por una decisión que tuvo la casualidad, solo pueden luchar por sobrevivir.

Es curioso que el planeta sea una mota de polvo suspendida en medio de la arena cósmica, y que nosotros tengamos un universo desmesurado en nuestro interior.

Es complejo, enorme y se escapa, en la mayoría de las ocasiones, de nuestra comprensión. Cada uno tiene numerosas experiencias, sus batallas que librar, su pasado y su historia. Aquí está un trocito de la mía.

Necesito que tires de mi cuerda una vez más,

he vuelto a caer en la misma trampa,

no me levantaré.

Hoy estoy sola en este oscuro agujero

que cientos de ellos abrieron una y otra vez:

necesito que tires de mi cuerda una vez más.

He vuelto a caer en la misma trampa,

sola y aturdida,

no me levantaré.

Recuerdo que sabías que te amaba,

pero a ti no te importaba,

y yo, desilusionada,

ya sabía lo que me esperaba.

¿Cómo no pude darme cuenta

de que hay almas rotas,

hay sonrisas partidas, hay dolor en las heridas?

Recuerdo que te veía cada día,

que soñaba con que me volvieras a amar.

Mas, nada más observarte,

la mirada apartabas,

y hoy, hoy sigo llorándote.

Fue entonces

en esa noche prohibida

cuando soñé que arrancabas mi ropa,

que echabas las cortinas.

Joder, me deseabas.

En esa noche prohibida

desperté de repente,

no sentía tu frente

y supe que te amaba.

Fue otra noche en vela,

pero acepté que no comprenderías

que yo te necesitaba.

Silencio.

Solo yo y el viento.

Me pregunto qué es lo que pasa, dudo de mi existencia.

No hay presencia que me detenga, ¿paciencia? Rompe los esquemas.

Otro más. Y el corazón parece seguir funcionando de una manera un tanto peculiar.

¿No está roto, acaso?

Y, de repente, dejaste de dolerme.

Llegó el 19 de octubre sin darme cuenta.

Y no me dolió pensarte, no me dolió recordar cómo tus manos me envolvían,

cómo tus ojos me desnudaban y cómo tu sonrisa me deslumbraba.

Y, de repente... dejaste de dolerme. Y no me di ni cuenta.

Necesitaría cada minuto del resto de mi vida si tuviese la valentía de intentar escribirte, y no te confundas: no hablo de escribir para ti, sino de escribirte a ti.

Una vez alguien me regaló un libro. Tenía una de las portadas más bonitas que había visto nunca, sin embargo, lo almacené al fondo de una de mis estanterías. Cogió polvo y fue olvidado. Un día lo tomé, soplé el polvo, lo observé detenidamente y lo abrí, permitiendo que este desprendiera un olor a otoño. Quise recordar quién me lo había regalado, y pensé en el día que demoré su lectura y, solo por curiosidad, me dispuse a leer.

Al principio solamente parecía un buen libro, pero como otro cualquiera. Hasta que leí dos capítulos, me hundí en la lectura y me acabó mostrando sus encantos.