Arundhati Roy - El Dios De Las Pequeñas Cosas

Здесь есть возможность читать онлайн «Arundhati Roy - El Dios De Las Pequeñas Cosas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Dios De Las Pequeñas Cosas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Dios De Las Pequeñas Cosas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Ésta es la historia de tres generaciones de una familia de la región de Kerala, en el sur de la India, que se desperdiga por el mundo y se reencuentra en su tierra natal. Una historia que es muchas historias. La de la niña inglesa Sophie Moll que se ahogó en un río y cuya muerte accidental marcó para siempre las vidas de quienes se vieron implicados. La de dos gemelos Estha y Rahel que vivieron veintitrés años separados. La de Ammu, la madre de los gemelos, y sus furtivos amores adúlteros. La del hermano de Ammu, marxista educado en Oxford y divorciado de una mujer inglesa. La de los abuelos, que en su juventud cultivaron la entomología y las pasiones prohibidas. Ésta es la historia de una familia que vive en unos tiempos convulsos en los que todo puede cambiar en un día y en un país cuyas esencias parecen eternas. Esta apasionante saga familiar es un gozoso festín literario en el que se entremezclan el amor y la muerte, las pasiones que rompen tabúes y los deseos inalcanzables, la lucha por la justicia y el dolor causado por la pérdida de la inocencia, el peso del pasado y las aristas del presente.

El Dios De Las Pequeñas Cosas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Dios De Las Pequeñas Cosas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Cuando el avión de la línea Bombay-Cochín en que iba Sophie Mol apareció en el cielo color azul cielo, la multitud se apretujó contra la barandilla de hierro para ver mejor.

La sala de espera de llegadas era un apiñamiento de cariño y emoción porque a bordo del vuelo Bombay-Cochín llegaban los emigrantes que volvían del extranjero.

Sus familias habían ido a esperarlos. Desde todos los puntos de Kerala. Haciendo largos viajes en autobús. Desde Ranni, desde Kumili, desde Vizhinjam, desde Uzhavoor. Algunos habían pasado la noche acampados en el aeropuerto y se habían llevado su propia comida. Y tapioca frita y chakka velaichathu para el camino de vuelta.

Estaban todos: las ammoomas sordas, los appoopans artríticos y cascarrabias, las esposas que suspiraban, los tíos intrigantes, los niños con cagalera. Las novias para que les volvieran a dar el visto bueno. El marido de la maestra, que seguía esperando el visado para Arabia Saudí. Las hermanas del marido de la maestra, que esperaban sus dotes. La esposa embarazada del encofrador.

– La mayoría de esta gentuza es de la casta de los barrenderos -dijo Bebé Kochamma con gesto adusto, y miró hacia otro lado mientras una mamá, que no quería abandonar el Buen Puesto conseguido junto a la barandilla, ponía a su niño a hacer pipí metiéndole el pito en una botella vacía. El crío sonreía y saludaba con la mano a la gente que había alrededor.

– Ssss… -hizo su madre. Al principio con tono persuasivo, después furiosa. Pero el niño se creía que era el Papa. Sonreía y saludaba y volvía a sonreír y a saludar. Con el pito en la botella.

– No olvidéis que sois embajadores de la India -les dijo Bebé Kochamma a Rahel y a Estha-. Vosotros le vais a dar la Primera Impresión sobre vuestra patria.

Embajadores Gemelos Bivitelinos. Su Excelencia el Embajador E(lvis). Pelvis y Su Excelencia la Embajadora I(nsecto). Palo.

Rahel, con su vestido de encaje rígido y su fuente con un «amor-en-Tokio», parecía un Hada de Aeropuerto de pésimo gusto. Estaba encerrada entre caderas sudorosas (como volvería a ocurrirle en un entierro en una iglesia amarilla) y entusiasmo adusto. Tenía la mariposa de su abuelo posada sobre el corazón. Desvió la mirada del ruidoso pájaro de acero del cielo azul cielo que llevaba dentro a su prima y lo que vio fue canguros de boca roja, con sonrisa de rubí, que se movían cementosamente por el suelo del aeropuerto:

Tacón, punta,

tacón, punta.

Con grandes pies planos.

Y con la basura del aeropuerto en las bolsas de llevar a sus canguritos bebé.

El más pequeño alargaba el cuello como la gente de las películas inglesas cuando se afloja la corbata después de salir de la oficina. La cangura mediana revolvía en su bolsa a la búsqueda de alguna colilla grande de cigarrillo para fumársela. Encontró una nuez en una bolsa de plástico opaca y la partió con los dientes delanteros como si fuera un roedor. El canguro más grande bamboleaba el cartel que decía: la corporación para el desarrollo del turismo en kerala le da la bienvenida, con un bailarín de kathakali haciendo un ñamaste. Otro cartel, que no bamboleaba ningún canguro, decía: sodinevneib a al atsoc ed sal saicepse ed al aidni.

A toda prisa, la embajadora Rahel hizo un túnel por entre la gente apiñada hasta donde estaba su hermano y coembajador.

¡Mira, Estha, mira!

El embajador Estha no miró. No quería mirar. Estaba mirando el traqueteo del avión en el momento del aterrizaje, con su termo Águila con agua corriente colgado al cuello y un sentimiento de vacío y de lleno: el Hombre de la Naranjada y la Limonada sabía dónde encontrarlo. En la fábrica de Ayemenem. En las riberas del Meenachal.

Ammu miraba con su bolso.

Chacko, con sus rosas.

Bebé Kochamma, con su lunar protuberante en el cuello.

Y luego la gente del Bombay-Cochín empezó a salir. Del aire fresco al aire caliente. Gente entumecida que se desentumecía camino a la sala de espera de llegadas.

Y allí estaban, los emigrantes que volvían, con sus trajes de lavar y poner y sus gafas de sol irisadas. Con la solución a la extrema pobreza en sus maletas Aristocrat. Con tejados de cemento para sus casas de techo de paja y calentadores para los cuartos de baño de sus padres. Con redes de alcantarillado y fosas sépticas. Con faldas maxi y tacones altos. Con mangas abullonadas y lápiz de labios. Con batidoras-trituradoras y flashes automáticos para sus cámaras fotográficas. Con llaves que contar y armarios que cerrar. Con hambre de kappa y de meen vevichathu, que hacía tanto que no comían. Con cariño y una ligera capa de vergüenza de que sus familiares que habían ido a recibirlos fueran tan… tan… tan palurdos. ¡Mira cómo van vestidos! Seguro que tienen ropa más adecuada para venir al aeropuerto. ¿Por qué tendrán los de Kerala unas dentaduras tan horribles?

¡Y el aeropuerto! Si parece más bien una estación de autobuses. Hay palomina por todo el edificio ¡Oh, qué manchas de escupitajos tienen los canguros!

¡Ay! La India se está yendo a la ruina.

Cuando los viajes larguísimos en autobús y la noche pasada en el aeropuerto se encontraron con el cariño y la ligera capa de vergüenza, aparecieron pequeñas fisuras que habían de crecer y crecer y, antes de que se dieran cuenta, los Emigrantes que Volvían se encontrarían con que les habían dejado fuera de la Casa de la Historia y con que sus sueños habían sido resonados.

Y entonces, allí, entre los trajes de lavar y poner y las maletas resplandecientes, apareció Sophie Mol.

Que bebía de un dedal.

Que daba volteretas en su ataúd.

Venía andando por el pasillo con el olor a Londres en el pelo. Con el vuelo de los pantalones amarillos aleteando alrededor de sus tobillos. Con el largo cabello flotando bajo su sombrero de paja. Una mano en la de su madre. La otra, balanceándose como la de los soldados (izquierda, izquierda, izquierda, derecha, izquierda).

Era una niña

alta y delgada.

Parecía

un hada.

Y su pelo,

y su pelo

era color caramelo (izquierda, izquierda, derecha).

Era una niña,…

Margaret Kochamma le dijo que parara. Así que paró.

– Rahel, ¿la ves? -preguntó Ammu.

Se volvió y vio a su hija, la de las crujientes bragas, comunicándose con los marsupiales de cemento. Fue a buscarla y, con una regañina, se la llevó adonde estaban los demás. Chacko dijo que no se la podía poner sobre los hombros porque ya sostenía algo: dos rosas rojas.

Orondo.

Cariñoso.

Cuando Sophie Mol entró en la sala de espera de llegadas, Rahel, llevada por la emoción y el resentimiento, pellizcó fuerte a Estha y le clavó las uñas. Estha le retorció la piel de la muñeca girando las dos manos, una en dirección contraria de la otra. A Rahel se le puso la piel colorada y le dolió mucho. Se la chupó y le supo salada. La saliva le dio una sensación de alivio y frescor.

Ammu no se dio cuenta de todo aquello.

Al otro lado de la gran barandilla de hierro que separaba a los que Esperaban de los Esperados, a los que Saludaban de los Saludados, Chacko, con una sonrisa radiante, a punto de reventar dentro de su traje y con la corbata ladeada, saludó a su nueva hija y a su ex mujer.

Estha dijo para sus adentros: «Saludo».

– ¿Qué tal, señoras? -dijo Chacko en tono de Leer en Voz Alta (el tono de voz de la noche anterior, con el que dijo «Amor. Locura. Esperanza. Júbilo infinito»)-. ¿Cómo ha ido el viaje?

Y el Aire estaba plagado de pensamientos y Cosas que Decir. Pero en momentos como ésos sólo se dicen Pequeñas Cosas. Las Grandes Cosas permanecen dentro, sin decirse.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Dios De Las Pequeñas Cosas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Dios De Las Pequeñas Cosas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Dios De Las Pequeñas Cosas»

Обсуждение, отзывы о книге «El Dios De Las Pequeñas Cosas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x