DIOS Y LA EXISTENCIA DEL MAL
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Ediciones Berea
Editor General: Héctor Hernán Gómez Iriarte
Diseño General y Diagramación: Catherine Niño
ISBN: 978-958-46-6172-2
Bogotá D. C., Colombia.
Contenido
Introducción
Dios y las Tragedias
¿Qué es el Mal?
¿Por qué Dios Permite el Mal?
Las Opciones
La Negación de la Maldad
Los Filósofos de la Maldad
La Arrogancia de la Maldad
El Poder y la Sabiduría de Dios
¿Es Dios Responsable del Mal?
El Origen del Mal
Jesús y las Tragedias
Introducción
No hay duda de la existencia de la maldad en el mundo que nos rodea. Desde el primer asesinato de la historia, cuando Caín mató a su hermano Abel por envidia y celos, la humanidad ha sido testigo de más de seis mil años de guerras, revoluciones, violencia, ambición, avaricia, celos, odios, genocidios, etc.
El Instituto para la Paz Internacional, en Estocolmo (Suecia), nos informa que de aproximadamente seis mil años de historia, sólo han habido 25 años de paz. ¿De dónde proviene esta maldad que se anida en el corazón del ser humano y que no le ha permitido vivir en paz con sus semejantes? ¿Nos podrá la psicología o la psiquiatría dar alguna respuesta? ¿Sabrán los filósofos cuál es el origen de la maldad humana? Si Dios existe, ¿Dios es el origen del mal?
La sociedad está buscando respuestas en la astrología, la brujería, la psicología, la Cienciología, la antropología, la ciencia, la filosofía y las diferentes religiones humanas, sin mayores resultados. Sin embargo, no se trata de lo que estas prácticas y corrientes ofrezcan o enseñen, ni de lo que yo digo o pienso, o de lo que dictamine la jurisprudencia, sino qué dice la Biblia. Estas son algunas preguntas de carácter ético y moral que demandan respuestas:
• ¿Qué dice la Biblia acerca de la maldad humana?
• Según la Biblia, ¿Cuál es el origen del mal?
• ¿Acaso es Dios el origen y autor del mal?
• ¿Qué dice la Biblia acerca de la eutanasia o de quitarse la vida por sufrir alguna enfermedad terminal u otra circunstancia?
• ¿Tenemos derecho a elegir cuándo y cómo morir?
• ¿Qué dice la Biblia acerca de la clonación?
• ¿Debemos protestar o darle la bienvenida a la ingeniería genética que quiere curar y tratar los efectos biogenéticos, biológicos y las enfermedades hereditarias?
• ¿Qué le diríamos a un genetista o un ginecólogo que enseña que la biología biotécnica molecular es la que va a mejorar a la raza humana con sus experimentos?
• ¿Es pecado el sexo fuera del matrimonio?
• ¿Es válido el amasiato?
• ¿Debemos adaptarnos a la “nueva moral”?
• ¿Debemos perdonar a los criminales?
• ¿Hay casos en los que debamos aplicar la pena capital?
• ¿Se les debe dar derechos a los homosexuales?
• ¿Es verdad que la homosexualidad es un nuevo estilo de vida?
• ¿Se les debe permitir a los homosexuales que legalmente contraigan matrimonio, adopten hijos y formen una familia “común y corriente”, dentro de una sociedad?
¿Qué dice Dios acerca de todos estos cuestionamientos en los que el ser humano está confundido? ¿Conoce las Escrituras? ¿Podría usted dar respuesta acerca de estos controversiales temas?
Estamos empezando el siglo XXI. La vida era aparentemente mucho más simple en épocas anteriores, antes de que se pudieran trasplantar riñones, congelar embriones y manipular los genes; antes de que se inventaran los respiradores artificiales, pocas familias se enfrentaban al dilema de dejar morir o no a su familiar en algún hospital. Muchas generaciones vivieron y murieron sin tener que reflexionar sobre las implicaciones morales de la clonación, de la inseminación artificial y de la libre distribución de anticonceptivos.
Nuestros abuelos vivieron en un mundo donde nunca se habló del SIDA, de divorcios por cualquier pretexto, de homosexuales pidiendo derechos ni de la ingeniería genética del siglo XXI. Todos estos avances tecnológicos y descubrimientos científicos del siglo pasado no han podido en manera alguna, ayudar moralmente al ser humano. Aunque somos gigantes en tecnología y el siglo XX pasará a la historia como el siglo de la mayor evolución científica y tecnológica, al mismo tiempo fue el siglo en el que se ha derramado más sangre humana: dos guerras mundiales y más de 300 revoluciones, genocidios y golpes de Estado.
Vivimos en un mundo demasiado complejo y sofisticado que está desafiando a Dios todos los días a través de los medios masivos de comunicación. Prendemos la televisión y vemos, desde los noticieros de la mañana hasta los de la noche, un ataque continuo con un tremendo odio en el corazón humano contra todos los valores espirituales. Ese es el mundo al que nos estamos enfrentando.
Mientras más cerca estemos de la venida de Cristo, más crecerán la hostilidad contra la Biblia, los argumentos de las filosofías y el odio contra las cosas de Dios. La Biblia describe esta rebelión humana contra Dios y sus leyes:
“¿Por qué se amotinan las gentes y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su Ungido, diciendo: rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas.” Salmo 2:1-2
Vemos a las naciones congregadas en organizaciones como la ONU (Organización de Naciones Unidas), la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico del Norte) o la Unión Europea, discutiendo si es ético o no invadir una nación, perseguir o no a los terroristas, sacar a un dictador de un país que está oprimiendo a su pueblo o dejar que siga gobernando. Toda la consultoría que existe alrededor de estos temas éticos y de carácter moral no incluye la opinión de la Biblia. Todas las decisiones y conclusiones que se han tomado ahora, como la de la famosa guerra de Iraq y otras guerras que han pasado, han llevado a los mismos cristianos a pensar y a actuar conforme a como el mundo piensa y actúa.
Dios nos manda que seamos diferentes, que cambiemos nuestra manera de pensar y a no permitir que el mundo moldee nuestra filosofía. Cuando una idea viene a su mente, ésta da a luz una ideología; la ideología se convierte en una teoría, la teoría forma su filosofía, la filosofía forma su psicología y ésta determina su conducta. Para que se entienda mejor, somos el resultado de nuestras ideas.
Si usted es ateo, es porque hay ideas que se formaron en su mente y usted aceptó, convirtiéndose en su ideología. Aceptó que Dios no existe y esa idea, ¿quién la sembró? Posiblemente un maestro en la secundaria o la preparatoria y eso lo amargó contra Dios.
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