Andrés Trapiello - Los amigos del crimen perfecto
Здесь есть возможность читать онлайн «Andrés Trapiello - Los amigos del crimen perfecto» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Los amigos del crimen perfecto
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Los amigos del crimen perfecto: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los amigos del crimen perfecto»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Los amigos del crimen perfecto — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los amigos del crimen perfecto», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Maigret volvió a bisar el ademán que advertía al camarero, y le pidió que le pusiese otro whisky.
– ¿Y qué pasó? ¿Qué dijo mi suegro de que entrara en el coche uno que no conocía de nada?
– Nada. Como Poe le saludó, debió de pensar que era el camello o un gancho, cualquier cosa. Hasta que Poe, ya con Marlowe en el coche, va y le pregunta: ¿Le recuerda a usted algo el nombre de Domiciano Hervás? Al principio tu suegro no se acordaba de nada. Poe le dijo, yo soy el hijo de Domiciano Hervás y usted mató a mi padre. Parece que cuando oyó esto, tu suegro se puso muy nervioso. No se acordaba de ese Domiciano, pero lo dio por cierto. Poe sólo quería que tu suegro dijera, sí, me acuerdo de tu padre, y siento lo que le pasó. Pero no recordaba nada. Estuvieron allí un buen rato. Hablando.
– Y Marlowe, ¿qué hacía?
– Nada, en el asiento de atrás, escuchando.
– ¿Iba armado? -preguntó Masón.
– No lo sé, no me lo dijeron. Supongo -añadió Maigret-. Al principio tu suegro negó todo. Según me contaron, tenía mucho miedo. Le temblaban las piernas. El hombre estaba muy nervioso, no le salía la voz. Empezó diciendo que no se acordaba de nada, luego que él recibía órdenes y que hacía lo que le mandaban, pero juraba y perjuraba que del padre de Poe no se acordaba, porque él estaba con la cabeza todo el tiempo puesta en 1940, hasta que le dijo que no, que era en 1960 cuando lo había matado, en Madrid, no en Albacete, y cómo fue, y entonces parece que sí se acordó. Tanto que quiso sacar la pistola, pero Poe sacó la que le había dejado Marlowe. El policía trató de quitársela. Poe me dijo que en ese momento supo que le mataría a él como había matado a su padre. Forcejearon. Un tiro fue al suelo, otro a la pierna y otro le dio en la cabeza. Y que todo sucedió muy deprisa.
– ¿Y tú, siendo policía, te creíste todo ese cuento? -preguntó Paco Cortés.
– Sí.
– ¿Nadie oyó los tiros, nadie vio el coche?
– No.
– ¿Y por qué no diste parte? Te jugabas mucho si te descubrían.
– Llegué a un pacto con Poe. Si veía que las investigaciones llegaban cerca de mí, él se entregaría y contaría una versión maquillada de los hechos, sin mencionarnos ni a Marlowe ni a mí. Por experiencia sé que un diez por ciento de los asesinatos se quedan sin resolver o sin detener al culpable. No se perdía nada esperando unos días. Y siempre podría negarlo todo. Luego las sospechas apuntaron hacia ti, y nos tranquilizamos.
– ¿Y tu te creíste que Poe se entregaría? ¿En qué parte has visto tú que alguien se entregue a la policía y confiese su crimen?
– En todas partes, a diario. Y Poe lo habría hecho, de eso estoy seguro.
– Me hubierais dejado solo -dijo Paco sin demasiado pesar, tampoco muy convencido.
– Las acusaciones eran insostenibles. Estaba claro que no te hubiese pasado nada.
– No, podrían habérseme complicado las cosas. La vida está llena de falsos culpables y de falsos inocentes. Y yo siempre he dicho que el crimen perfecto trae aparejado un falso culpable y la condena de un inocente.
– No dramatices. El caso es que cuando pasaron los tres primeros meses -siguió diciendo Maigret-, todo eso fue diluyéndose, y en comisaría volvió a cobrar fuerza la teoría del atentado, de los Grapo. Es una suerte que en España haya un grupo como ése, porque cuando algo no cuadra, se le atribuye.
– Pero tú supongo que tendrás una teoría, por si llega el caso de que tengas que echar mano de ella.
– No. Unas veces pienso que fue un accidente. Poe no es alguien que responda a la tipología del asesino. Pero al mismo tiempo, fue capaz de organizar ese secuestro, para hablar con don Luis. Yo insistí mucho; podrías haber hablado con él en otra parte, le decía. No, repetía. Quería hacerlo en un sitio del que no pudiese marcharse. Tenía que oírme todo lo que no quiso escuchar de mi padre. Y además creerme. Y también me dijo Poe que si tu suegro hubiese pedido perdón, no hubiera pasado nada, pero sólo se le ocurrió sacar su pistola y luego arrebatarle a Poe la suya. Lo que nunca sabré es por qué le pidió a Marlowe que lo acompañara ni por qué me lo pidió a mí. Poe es lo bastante inteligente como para haber pensado en otra manera de acabar con tu suegro, si eso es lo que le interesaba, o hacerse oír, si era lo que perseguía. Ni necesitaba a Marlowe ni me necesitaba a mí.
– No lo creo -dijo pensativo Paco-. He hablado con ellos dos, con Poe y con Marlowe, y ahora contigo. Ellos son buenos amigos y sobre todo son muy jóvenes; no creen en la justicia, pero sí en la justicia poética. Lo que hicieron, lo hicieron juntos, por justicia poética. Si lo hicieron. Quiero decir, si se pudiese probar que lo hicieron. Mientras no se les pueda probar, ellos no cometieron ese crimen. Basta con que tú sigas negando que fuiste a recogerlos. Poe me dijo, textualmente: Tu suegro al final murió por su propia estupidez; no me siento responsable de su muerte, pero tampoco me apena que haya muerto.
– A mí -dijo Maigret- llegó a decirme más. Me dijo: En el fondo me habría gustado que aquella pistola no se disparase; que hubiese podido vivir con el miedo que hemos vivido todos, y que hubiese llevado su infierno en este purgatorio.
Masón había estado todo el tiempo taciturno. Por fin abrió la boca, y dijo:
– Puesto que son culpables, lo mejor sería decir la verdad. Desde ahora yo también soy cómplice y la verdad nos hace libres. Eso al menos es lo que estudiamos en Derecho.
– No, Masón -dijo Maigret-. A mí, si se supiese la verdad, seguramente me haría menos libre, y a Poe le haría menos justo. Y acuérdate de aquello que decía Sherlock Holmes: muchas veces deteniendo al criminal se causa un perjuicio mucho mayor que el que él causó cometiendo su crimen. Y en este caso es algo palpable.
– Las cosas están bien como están ahora. ¿No me dijiste una vez, Modesto, que tú estarías dispuesto a encubrir un crimen según en qué circunstancias, y que por ello eras abogado? No vas a tener mejor ocasión de hacerlo que en ésta.
Masón rumió estas palabras de su amigo Paco y asintió con la cabeza.
– Míralo como una manera simbólica y poética de cerrar la guerra -añadió Paco Cortés-. Ya lo decía Poe. Todo está en el pasado. Si sojuzgase a Poe y a Marlowe, si se probase que fueron ellos quienes mataron a mi suegro, cosa que está por ver que se pudiera probar, no se habría arreglado nada. Ahora Poe, o Poe y Marlowe, han traído, sin haberlo pretendido, más justicia a este mundo y más tranquilidad. Ha sido la propia vida quien se ha cobrado su tributo. Poe y Marlowe no han hecho más que de recaudadores.
– Pero ése es el cuento de nunca acabar. En el mismo caso de Poe habrá lo menos en España doscientas mil personas -dijo enfadado Masón, que nunca perdía los estribos-. Y si cada uno de ellos se dedica a quitar de en medio a su particular verdugo, en España habría en quince días otros doscientos mil muertos. Otras doscientas mil injusticias.
– No exageres. Masón -dijo Paco-. Si se pudiese hacer esa justicia tan silenciosamente como se ha hecho por esta vez, sería una maravilla. Si todos los malvados desapareciesen discretamente en unas horas, el mundo mejoraría.
– ¡Por Dios, Paco! Lo que acabas de decir es una barbaridad. No somos asesinos. Al mundo lo hacen bueno también los malos -arguyó Masón.
– Eran ganas de hablar, Modesto. Como en las novelas.
Se quedaron los tres reflexionando en silencio.
Al cabo de un rato dijo Maigret:
– Poe y Marlowe han actuado en la sombra. Y en el fondo si nadie en la policía quiere volver sobre el caso, es porque todos creen que esa muerte era la que le estaba destinada a tu suegro desde siempre.
– Exactamente, Lorenzo -dijo Paco, dirigiéndose a Masón-. Pongamos las cosas a la inversa. Imagina que en la punta de su dedo tu suegra tiene un botón, y que, pulsándolo, le devolvía la vida a su marido. Es una bellísima persona, muy religiosa y no me cabe la menor duda de que fue además una buena esposa, hasta donde pudo serlo, y una madre estupenda. ¿Creerías que lo apretaría?
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Los amigos del crimen perfecto»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los amigos del crimen perfecto» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Los amigos del crimen perfecto» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.