Yasmina Khadra - La parte del muerto

Здесь есть возможность читать онлайн «Yasmina Khadra - La parte del muerto» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La parte del muerto: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La parte del muerto»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un peligroso asesino en serie es liberado por una negligencia de la Administración. Un joven policía disputa los amores de una mujer a un poderoso y temido miembro de la nomenklatura argelina. Cuando este último sufre un atentado, todas las pruebas apuntan a un crimen pasional fallido. Pero no siempre lo que resulta evidente tiene que ver con la realidad. Para rescatar de las mazmorras del régimen a su joven teniente, el comisario Llob emprende una investigación del caso con la oposición de sus superiores.

La parte del muerto — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La parte del muerto», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿No le parece que se trata de una versión demasiado simplista?

– No estoy de acuerdo, comisario. En este país todo se decide por una cabezonada o una llamada, tanto los grandes proyectos como las purgas. Yo misma he tenido acceso a unos expedientes tan inverosímiles que resultan hilarantes. Y eso que eran tan oficiales como mi documento de identidad. Algo me dice que SNP no se ha cruzado en el camino de Hach Thobane por casualidad. Tampoco se ha inventado nada Ramdane Cheij. Estuve en el ayuntamiento de Sidi Ba, dos días después de hablar con él, y busqué a Belkacem Talbi en el registro municipal. Lo encontré. Nacido el 27 de octubre de 1950, dado por desaparecido en 1962, con el resto de su familia: su padre, su madre, sus cuatro hermanos y su hermana.

– ¿Y qué tiene que ver Hach Thobane en esto?

Frena y aparca el coche a un lado de la carretera y se detiene junto a un árbol. Mira durante un largo rato un morabito en lo alto de una colina. Se lo piensa durante un rato, apaga el motor y me mira de frente.

– Comisario, si no estuviera convencida de haber dado con algo gordo, ya lo habría dejado. No soy de las que se ahogan en un vaso de agua. Soy perfectamente consciente de las repercusiones que puede tener un asunto como éste; nadie queda impune tras meterse con un zaím, por lo que no me puedo permitir meter la pata. Pero confío en usted. Le mentiría si le dijera que no he husmeado en su expediente. Éste es un caso hecho a su medida. Ahora bien, no tengo la intención de encarrilarle a usted para que luego me deje en la estacada. Este asunto me pone a tope. Si se apunta, no me pienso despegar de usted. Le proporcionaré toda la información de que dispongo. Y usted no me ocultará ningún detalle susceptible de consolidar mi trabajo de historiadora y periodista. ¿Presta usted juramento ahora o necesita varios días para pensárselo?

– A Lino no le haría gracia que perdiera el tiempo.

Me tiende una mano rosácea:

– Ya me quedo tranquila, comisario, y también encantada.

– Sí, pero sigue sin contestar a mi pregunta.

Hunde su mirada hasta el fondo de la mía, como si intentara descubrir en mí alguna intención oculta. No me inmuto. Asiente con la cabeza y dice:

– Hach Thobane fue jefe militar de la comarca de Sidi Ba durante la guerra de liberación. Se cuenta que las hizo pasar moradas a las poblaciones civiles y a los harkis * . Me juego la cabeza a que SNP no atentó contra su vida por casualidad. El modo en que ha hecho que lo eliminaran me ha dejado atónita. Aquí hay gato encerrado, comisario, y no me baso sólo en mi olfato de periodista de investigación. Quizá deberíamos darnos una vuelta por Sidi Ba y empezar a barrer para dentro. Me han dado algunas direcciones, y ahora nos toca a nosotros ver adónde nos llevan.

– ¿Y se puede saber quién se oculta tras ese plural?

Me ofrece su mejor sonrisa, vuelve a arrancar, mete la primera y me susurra:

– Gente creíble e íntegra, que prefiere conservar el anonimato para que la verdad tenga un máximo de posibilidades de salir adelante. Confío tanto en ellos como en usted, y usted también debe creer en mí.

Capítulo 16

La señal que indica el pueblo ha sido modificada. Alguien ha tachado la palabra welcome y la ha sustituido por «wilkum [5] en Sidi Ba», una localidad que se ha convertido en pocos años en un enorme y deforme burgo encajonado entre montañas picudas, entre Argel y Medea.

Para llegar hasta allí hay que sortear un millar de curvas peligrosas, subir cientos de colinas, cada cual más retorcida, y soltar un taco cada cinco segundos por los baches que tienen minada la carretera, cargándose los amortiguadores de nuestro vehículo y el cartílago de nuestras vértebras. Lo peor es que, al final, uno constata personalmente que el paseo no merecía la pena. Sidi Ba es el típico lugar que le quita a uno las ganas de viajar. Un pueblo feo y tonto donde, nada más llegar, sólo se piensa en el momento de salir pitando.

He visto un montón de estupideces en mi vida, pero la que encarna Sidi Ba se merece una mención especial: demuestra que, tras haber alcanzado un punto álgido de genialidad, la humanidad se ve falta de imaginación y está rehaciendo, con el mismo entusiasmo que los primeros trogloditas, la aventura humana en sentido inverso, es decir, el retorno a la Edad de Piedra. Pero en Sidi Ba, la inauguración de la era del declive se ha prolongado en una anarquía urbanística que sobrepasa al entendimiento. Unos edificios hechos a patadas y a la carrera para reabsorber una demografía galopante, cuya construcción ha movilizado a todos los crápulas locales, estimulada por una administración fundamentalmente canalla, que se ha pringado hasta el alma en unos chanchullos que no se le habrían ocurrido ni al diablo. Empresas fantasmas creadas de la noche a la mañana, al amparo de predadores municipales secundados por arquitectos de dudosa titulación. Y apártate, que ahora me toca a mí ponerme las botas.

Al abrir la ventana de la habitación del hotel se me viene encima un torrente de disonancias, y luego el espectáculo traumatizante de un espacioso gueto de leprosas calzadas, tiñosas aceras y repelentes callejuelas cuyo enmarañado desorden produce mareo. No hay un palmo de espacio verde ni un edificio razonable; sólo casas rudimentarias, empalizadas combadas y cuchitriles superpuestos que se saltan todas las reglas de la albañilería. En medio del caos de cemento, un hormiguero tentacular fluye por todas partes, exacerbando la demencial agitación de las carretas y los coches.

– No se me ocurriría escribir aquí mi próximo libro -comento.

– ¿Es usted escritor, señor Llob?

– No me diga que no lo sabía.

– Pues no lo sabía. ¿Qué escribe usted?

– Novelas policiacas.

– No es lo mío, pero haré una excepción por tratarse de usted.

– Muy amable, señora.

Soria se acerca a la ventana y contempla el bullicio de la plaza.

– Lo siento, es el único hotel de la ciudad.

– Y suerte que haya uno.

Cierro la ventana.

Es una habitación exigua, con las paredes tapizadas con un papel descolorido, sin mantas ni cortinas. Una cama pensada para alguien en huelga de hambre, con un colchón podrido y, encima, unas sábanas dobladas de dudoso color. Enfrente, un armario metálico junto a una mesa mutilada y un lavabo espantoso.

– Esperemos que haya agua corriente.

Soria esboza un gesto de apuro. Llegó la víspera para reservar las habitaciones y preparar el terreno y se siente culpable por no haberme encontrado nada mejor.

– No es grave -la tranquilizo-, he traído unos guijarros para mis abluciones.

– Hay unos baños a dos pasos de aquí.

– Me alegra saberlo. ¿Y qué tal su suite imperial?

– Más de lo mismo, salvo que la ventana da a una carpintería con mucha actividad.

– ¿En qué piso?

– En este mismo. Es la habitación de al lado.

Enciendo un pitillo y le digo:

– Es usted muy imprudente. ¿No sabía que soy sonámbulo?

– Y yo padezco insomnio.

No sé cómo tomarme la réplica. La mirada franca de Soria tampoco me ayuda. No insisto.

– ¿Tengo derecho a echar una cabezada?

– Por supuesto, señor Llob. Le dejo descansar. Ha sido un viaje duro, y lo que nos espera tampoco es moco de pavo.

Me saluda con la mano y se eclipsa.

La primera dirección nos propone una escala en el barrio viejo de Sidi Ba. No pueden pasar los coches, así que vamos a pie. De entrada, el populacho no está acostumbrado a los contoneos de las señoras que llevan las nalgas enfundadas en pantalones estrechos. Los chavales dejan de jugar, maravillados. Algunos nos toman por turistas occidentales, se encogen de hombros y siguen a lo suyo; otros, menos emancipados, se apartan de nuestro camino para evitar los sortilegios que ven gravitar en torno a nuestras sombras con cuernos. Asoman por las ventanas y puertas, por encima de los hombros, algunas cabezas escandalizadas. La agitación se va atenuando a medida que nos acercamos a una tienducha y desaparece del todo cuando la mayoría de las miradas converge hacia los ancianos sentados en la terraza de un café. Éstos, muy serios con sus turbantes, apartan la vista a nuestro paso y escupen al suelo uno tras otro.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La parte del muerto»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La parte del muerto» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La parte del muerto»

Обсуждение, отзывы о книге «La parte del muerto» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x