Lan Chang - Herencia

Здесь есть возможность читать онлайн «Lan Chang - Herencia» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Herencia: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Herencia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Herencia narra el rastro de una traición a lo largo de generaciones. Sólo una mirada mestiza como la de la escritora norteamericana de origen chino Lang Samantha Chang podía percibir así los matices universales de la pasión, sólo una pluma prodigiosa puede trasladarnos la huidiza naturaleza de la confianza.

Herencia — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Herencia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Hwa también había perdido peso. En su día tenía los pechos redondos y los hombros curvos, pero con el ajetreo de la boda había adelgazado hasta convertirse en la mujer que sería por el resto de sus días: chiquita, huesuda, con los ojos penetrantes y el pelo, aquella preciosa melena, corto y marcado con permanente. Los preparativos de la boda la habían enflaquecido. Había envuelto el vestido con unas telas y lo había guardado en una caja enorme, pero así y todo tenía miedo de que, en el trayecto hasta la capilla, se le mojase con la lluvia. El chófer le iba protegiendo la cara, toda maquillada, con un inmenso paraguas rojo, pero ella, de todas formas, sostenía una gabardina sobre la cabeza. Al final, tanta precaución resultó un acierto. Según se apeaba de la limusina, el rugido de un trueno nos dejó a todos sordos y el chófer, un emigrante como nosotros que de niño había vivido la ocupación de Nanjing, se llevó tal susto entreverado de recuerdos, que el paraguas se le venció peligrosamente hacia un lado y tuvo que ser un viejo amigo del difunto general Pu quien, renqueante y todo, se lanzase a rescatarlo.

En el vestíbulo me tropecé con Pu Li. Estaba espléndido con su esmoquin completo de brillantes tachones dorados y unos zapatos de charol que relucían en sus pequeños pies. Me pregunté cómo habría hecho para llegar con ellos así a la iglesia, con la que estaba cayendo. Resultó que se había presentado allí antes de la lluvia para cerciorarse de que todo estaba tal y como Hwa y su propia madre querían.

– Felicidades -le dije-. Me alegro de que vayas a ser mi hermano.

No bien me salieron de la boca, pensé en lo estúpidas e insultantes que debían de sonar esas palabras.

Pero Pu Li se limitó a sonreír y me dijo:

Jiejie.

Tras la ceremonia, él y mi hermana pasarían una semana juntos en Taipei. Luego él se volvería a California para reanudar sus estudios. Hwa se reuniría con él pasados unos meses. Pu Li me preguntó qué planes tenía, y le expliqué que pensaba especializarme en psicología e inglés. Me felicitó por ello. Yo también lo felicité y le deseé que fuese muy feliz. Me di cuenta de que nunca me había gustado tanto como en ese momento. Entonces se retiró, para ocuparse de no sé qué detalle, y me quedé sola en mitad de aquel vestíbulo atravesado de ecos. Si no hubiese vuelto a ver a Hu Ran -o si hubiese acudido al boticario- esa boda podría haber sido la mía. Poco a poco, el instante de arrepentimiento se transformó en alivio.

Mi madre y yo nos sentamos en nuestros bancos. Al instante, Hwa entró a solas en el templo. Iba tan tiesa como un general y con una expresión de inescrutable serenidad en el rostro. No teníamos parientes ni amigos que la llevasen del brazo al altar. Los amigos varones de mis padres, como tantos otros de su generación, habían muerto. Hwa llegó lentamente al altar y allí se quedó parada, austera y hermosa con su traje blanco.

El pastor leyó en mandarín:

– Por más que hable las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no poseo amor, no seré más que un ruidoso gong o un platillo estrepitoso. Por más poderes proféticos que tenga, por más que entienda todos los misterios y todos los saberes, y mi fe sea tanta que mueva montañas, si no poseo amor, no seré nada. Por más que regale todas mis posesiones y haga entrega hasta de mi cuerpo con tal de gloriarme, si no poseo amor, no ganaré nada.

»El amor es paciente y amable; el amor no es envidioso, ni jactancioso, ni arrogante, ni descortés. No porfía en imponer su voluntad; no se irrita ni guarda rencor; no se regodea en fechorías, sino que se regocija con la verdad. Lo soporta todo y todo lo cree, lo espera todo y todo lo resiste.

»El amor nunca acaba.

Pu Li estaba muy serio; la expresión de Hwa era de resolución. A mi vera, del otro lado del pasillo, Pu Taitai alzaba el rostro hacia el pastor con gesto fervoroso, como embebida en sus palabras, pero al observar con detenimiento sus ojos ojerosos, una se daba cuenta de lo lejos que estaba.

Mi madre estaba inmóvil como una estatua. Tenía la cabeza vuelta y sólo yo vi sus lágrimas.

El lago de los sueños

Nueva York y Palo Alto 1989-93

Cuando era pequeña mi tía me contó una vez el cuento de una mujer china que le llevó un naranjo plantado en un tiesto a una amiga coreana a la que le encantaban las naranjas. En China, el naranjo daba esferas de oro pálido cargadas de gajos dulces y brillantes, envueltos en piel traslúcida y apergaminada. La coreana colocó el arbolito en una ventana orientada al sur. Cuidaba de los azahares y esperaba con impaciencia, pero, con el paso de los meses, se dio cuenta de que las naranjas no eran las mismas. Eran más pequeñas, tanto como mandarinas, de piel escarlata y con hoyuelos. Por fin una de ellas maduró y, al ir a tocarla, se quedó con ella en la mano. La mondó con ansiedad: los carnosos gajos se habían contraído y teñido de un carmín oscuro. Parecían haberse encerrado en sí mismos, como para conservar las fuerzas en su nuevo hogar. La coreana comprobó que el sabor, si bien seguía siendo delicioso, era algo más ácido y peculiar.

Hoy en día, siempre que pienso en la suerte que corrimos, nacidas y criadas en un país y emigradas a otro, me acuerdo del cuento de Yinan.

Pu Li creció en direcciones imprevistas y sus raíces prendieron con solidez en suelo extranjero. Sus virtudes siempre habían sido la diligencia, la formalidad y el buen carácter. Con los años, su talento para cumplir con su trabajo y congeniar fue cristalizando en un ascenso tras otro hasta llegar a jefe de uno de los departamentos de la floreciente empresa de software en la que trabajaba, donde tanto superiores como subordinados lo admiraban y tenían por un hombre justo. También demostró ser un marido tierno y generoso, y aunque Hwa jamás lo sacaba a colación, me consta que tácitamente se enorgullecía de ello.

Hwa quería empezar de cero en los Estados Unidos. Construyó para su familia un mundo de claridad y orden, estudiándose los programas de televisión y suscribiéndose a revistas que le enseñasen el estilo de vida americano. Convenció a Pu Li de que se pasase a los filetes con patatas y los postres americanos. Cuando tuvo a su primer hijo, un niño, su designio estaba completo. Decidió que a Marcus lo criarían en inglés, un idioma sin las palabras precisas para dar nombre a los dilemas que nos habían atormentado. Instaló una moqueta blanca que empezaba en el borde del recibidor y se extendía por todas las habitaciones. Todo el que entraba debía quitarse los zapatos y ponerse unas zapatillas bordadas. Las visitas solían comentar lo espléndida que era la moqueta y lo nueva que estaba, y siempre que Hwa esperaba invitados, hacía una batida por toda la casa para alisar marcas y rozaduras hasta dejarla como un manto de nieve blanca y reluciente que hubiese caído uniformemente por todas partes.

¿Y qué decir de mi vida en los Estados Unidos? Al final, como decía Hwa, igual resultaba que no era ni mejor ni peor que la de cualquier otra persona.

Al terminar la universidad me traje a la pequeña Mudan a Nueva York, donde Rodale Taitai me consiguió un trabajo en una organización subvencionada por la iglesia para asistir a inmigrantes recién llegados. Me ocupaba de presentar los unos a los otros, explicarles las leyes y resolverles el papeleo. Cuando en 1965 se pusieron barreras a la inmigración, aprendí cantonés y me convertí en defensora de los que pretendían traerse a sus parientes cercanos. Asistía a clases nocturnas, hice un master en trabajo social y conseguí un trabajo en un organismo municipal.

Durante años, la gran urbe, enorme e indiferente, me procuró consuelo. Nadie sabía nada de mí ni conocía a mi familia. La pequeña Mudan era una niña grácil e imprevisible; había sacado el pelo de su padre, azul de puro negro, y sus expresivas facciones. Después de haber estado separadas tanto tiempo, era un alivio poder irme a la cama sabiendo que estaba en el otro cuarto, leyendo tebeos de Hong Kong bajo el edredón, a la luz de una linterna. Hasta lidiar con sus problemas de adaptación al nuevo país me suponía un alivio. Con el tiempo se fue aclimatando y poco a poco aprendió a hablar inglés. Estábamos muy unidas, aunque no me contaba nada de la época que habíamos pasado separadas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Herencia»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Herencia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Herencia»

Обсуждение, отзывы о книге «Herencia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x