Joanne Harris - Chocolat

Здесь есть возможность читать онлайн «Joanne Harris - Chocolat» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Chocolat: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Chocolat»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El chocolate es algo más que un placer para los sentidos. Por eso para el párroco la llegada al pueblo de Vianne Rocher, una singular mujer que decide montar una chocolatería, no puede ser sino el primer paso para caer en la tentación y en el pecado. Y frente a él, la joven Vianne solo puede apelar a la alegría de vivir de las gentes.

Chocolat — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Chocolat», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¡M’sieur le Curé! -se vuelve un segundo y pongo en sus manos un paquetito engalanado con cintas-. ¡Para usted! Invita la casa -mi sonrisa no tolera una negativa, por lo que acepta el paquete con incómoda turbación-. Es un placer para mí.

Frunce ligeramente el entrecejo, como si la simple idea de que aquello pueda producirme placer ya fuese para él motivo de dolor.

– La verdad es que no me gusta…

– ¡Bah, tonterías! -lo digo con tono decidido y que no admite vuelta de hoja-. Le gustará. ¡Me recuerdan tanto a usted!

Me ha parecido que, debajo de su imperturbable calma exterior, parece sobresaltado. De pronto desaparece con el blanco paquetito en la mano bajo la lluvia gris. Observo que no corre en busca de refugio, sino que camina con paso mesurado, no indiferente pero con ese aire de quien sabe sacar partido incluso de un contratiempo tan insignificante como este.

Me gusta pensar que va a comerse los bombones. Lo más probable es que obsequie con ellos a alguien, pero me gusta pensar que por lo menos abrirá la caja y los mirará… A buen seguro que no eludirá una mirada, aunque sólo sea por curiosidad.

«¡Me recuerdan tanto a usted!»

Una docena de mis mejores huîtres de Saint-Mâlo, pralinés pequeños y planos tan parecidos a ostras obstinadamente cerradas.

8

Martes, 18 de febrero

Quince clientes ayer. Hoy, treinta y cuatro, Guillaume entre ellos. Ha comprado un cucurucho de florentinas y se ha tomado una taza de chocolate. Lo acompañaba Charly, obediente y acurrucado debajo de un taburete mientras Guillaume de vez en cuando le echaba un terroncito de azúcar moreno, que él recogía en sus mandíbulas expectantes e insaciables.

Guillaume me dice que no hay recién llegado a quien no le cueste que lo acepten en Lansquenet. Me dice que el domingo pasado el curé Reynaud hizo un sermón tan virulento sobre la abstinencia que la apertura de La Céleste Praline aquella misma mañana no podía parecer otra cosa que una afrenta directa a la iglesia. Caroline Clairmont, que ha empezado otro de sus regímenes, estuvo particularmente hiriente y manifestó con voz estentórea a sus compañeras de la congregación que aquello era «extremadamente desagradable, ni más ni menos que una de esas historias que se cuentan de la decadencia romana, amigas mías, y que si esa mujer se figura que va a meterse el pueblo en el bolsillo como si fuera la reina de Saba… porque no hay más que ver cómo se pavonea con esa hija ilegítima suya como si… ¿y los bombones? pues no son nada del otro jueves y encima, amigas, carísimos…». La conclusión general a la que habían llegado las señoras era que «aquello», lo que fuera, no iba a durar. Dentro de quince días habría desaparecido del pueblo. Sin embargo, desde ayer se ha doblado el número de mis clientes, entre ellos muchas amiguitas de madame Clairmont. Entraban con un brillo en los ojos, pero con cierta vergüenza, diciéndose mutuamente que lo hacían por curiosidad, por nada más, que lo único que querían era ver aquello con sus propios ojos.

Yo sé cuáles son sus apetencias. Se trata de un don especial, un secreto profesional como el arte de la quiromántica que lee en la palma de la mano. Mi madre se habría reído de mí viendo cómo desperdiciaba mis facultades, pero yo no quería sondear más allá en sus vidas. No quiero conocer sus secretos ni sus pensamientos más íntimos. Tampoco sus miedos ni su gratitud. Con cariñoso desprecio ella habría dicho de mí que era una alquimista civilizada y que practicaba una magia de andar por casa cuando habría podido hacer maravillas. Pero a mí me gusta esta gente. Me encantan sus pequeñas e íntimas inquietudes. ¡Es tan fácil leer en sus ojos y en sus bocas! Ésta, con esa pizca de amargura, se deleitará con mis roscos de piel de naranja. Esta otra, con su sonrisa dulce, sabrá apreciar mis corazones de albaricoque, de interior blando. A esa chica de cabellos volanderos le gustarían los mendiants. Esta mujer alegre y vivaracha sabría saborear los brasiles de chocolate. Para Guillaume las florentinas, que se comerá en un plato en su pulcra casa de soltero. La apetencia de Narcisse por las trufas de chocolate doble demuestran que, debajo de su apariencia de pocos amigos, late un gran corazón. Esta noche Caroline Clairmont soñará con cenizas de toffee y se despertará irritada y famélica. Y para los niños… virutas de chocolate, botones blancos con fideos de todos colores, pain d’épices de bordes dorados, frutas de mazapán en sus nidos de papel rizado, caramelos duros de cacahuete, racimos, galletas, todo un surtido de múltiples formas en cajas de medio kilo… Vendo sueños, pequeños consuelos, dulces e inofensivas tentaciones que provocan toda una multitud de santos machacamientos entre avellanas y turrones…

¿Qué tiene de malo?

Por lo visto el curé Reynaud cree que algo de malo tendrá.

– ¡Ven aquí, Charly! ¡Ven!

La voz de Guillaume adquiere un tono cálido cuando habla con su perro, pero también un matiz de tristeza. Se compró el perro cuando murió su padre, según me ha contado. Ocurrió hace dieciocho años. Pero la vida de un perro es más corta que la de un hombre, dice, y por esto han envejecido los dos a un tiempo.

– Lo tiene aquí -me indica una protuberancia debajo de la barbilla de Charly, más o menos del tamaño de un huevo de gallina-. Va creciendo -hace una pausa durante la cual el perro se despereza sensualmente mientras mueve una pata y deja que su amo le rasque la barriga-. El veterinario dice que no hay nada que hacer.

He empezado a comprender esa mirada de pena y de cariño que veo en los ojos de Guillaume.

– Uno no sacrificaría a un anciano -me dice lleno de excitación- si todavía tuviera… -lucha por encontrar las palabras justas-… una cierta calidad de vida. Charly no sufre. De veras que no -asiento con la cabeza, consciente de que quiere convencerme-. Los medicamentos mantienen a raya la enfermedad.

«De momento.» He oído las palabras aunque no las haya pronunciado.

– Cuando llegue la hora, sé qué tengo que hacer -su mirada es dulce pero se ha llenado de pánico-. Sabré qué debo hacer. No tendré miedo.

Le vuelvo a llenar el tazón de chocolate sin decir palabra y espolvoreo la espuma con cacao en polvo, pero Guillaume está tan absorto en el perro que no se da cuenta siquiera. Charly sigue retozando panza arriba y mueve la cabeza de un lado a otro.

– M’sieur le Curé dice que los animales no tienen alma -dice Guillaume con voz suave-. Dice que yo debería librar de penas a Charly.

– Todo tiene alma -le respondo-. Eso me decía mi madre. Todo.

Guillaume asiente con la cabeza, solo en su círculo de miedos y pesares.

– ¿Qué haría yo sin él? -pregunta con la cabeza vuelta hacia el perro, lo que hace que me percate de que se ha olvidado de mi presencia-. ¿Qué haría yo sin ti?

Detrás del mostrador, cierro el puño obedeciendo a un impulso de ira silenciosa. Conozco esa mirada -miedo, remordimiento, avidez-, la conozco muy bien. Es la mirada que vi aquella noche en el rostro de mi madre el día que habló con el Hombre Negro. Estas palabras de Guillaume -«¿Qué haría yo sin ti?»- son las mismas que ella estuvo murmurando en mi oído a todo lo largo de aquella noche de dolor. Y cuando me miro en el espejo, la última cosa que hago al final de cada día o cuando me despierto con el creciente temor… o el conocimiento… o la certidumbre de que mi hija se me escapa, de que la pierdo, de que voy a perderla como no encuentre El Lugar… también es esa mirada la que veo en mis ojos.

Echo los brazos al cuello de Guillaume. Su cuerpo se tensa un momento porque no está acostumbrado al contacto con mujeres, pero en seguida se distiende. Noto todo el poder de esa tristeza suya que se escapa a borbotones de su cuerpo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Chocolat»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Chocolat» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Joanne Harris - Blackberry Wine
Joanne Harris
Joanne Harris - W Tańcu
Joanne Harris
Joanne Harris - Runas
Joanne Harris
Joanne Harris - Zapatos de caramelo
Joanne Harris
Joanne Harris - Jeżynowe Wino
Joanne Harris
Joanne Harris - Czekolada
Joanne Harris
Joanne Harris - Runemarks
Joanne Harris
Joanne Harris - Holy Fools
Joanne Harris
Joanne Harris - Sleep, Pale Sister
Joanne Harris
Joanne Sefton - Joanne Sefton Book 2
Joanne Sefton
Отзывы о книге «Chocolat»

Обсуждение, отзывы о книге «Chocolat» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x